Garrafales aunque intrascendentes fallos en el recuento electoral

Los fallos del sistema del conteo electoral han sido clamorosos hasta el punto de que, una vez realizado el recuento definitivo, algunos partidos han ganado concejales y otros los han perdido. Las incidencias mayores han sucedido en Ibiza y en León, donde el PSOE ha pasado a ser primera fuerza en detrimento del PP, inicialmente partido ganador.

“En Melilla, los errores han tenido su propia enjundia pero, aunque llamativos, no modifican el reparto final de escaños en la Asamblea. Así que, a priori, todos contentos aunque CpM haya perdido la friolera de 379 votos que, por arte de birlibirloque, han ido a parar a Adelante Melilla”

Afortunadamente, sólo fueron errores de transmisión de datos que, aunque provocaron lógicos recelos en las candidaturas, acotaban su trascendencia a un reflejo erróneo de los resultados provisionales en la Web de Interior.

El Ministerio prescindió este año de Indra, la empresa que siempre se ha encargado de volcar los números de la noche electoral, y optó por la oferta mas barata de la UTE Scytl-Vector, principal responsable de los fallos.

Pero, como digo, no fueron más que en la traslación de datos, no en los recuentos ni en las actas de escrutinio de las distintas mesas electorales.

En Melilla, en cambio, los errores sí han tenido más enjundia pero, por capricho del destino, aunque muy llamativos, no modifican el reparto final de escaños en la Asamblea. Así que, a priori, parece que todos contentos, aunque CpM haya perdido la friolera de 379 votos que, por arte de birlibirloque, han ido a parar a Adelante Melilla, el nuevo partido de Amin Azmani, al que gracias al error su resultado real de 667 votos acaba engordado hasta un total de 1.039.

Y se preguntarán ustedes cómo ha sido posible. Pues la respuesta es tan fácil como tonto el fallo que lo hizo posible. En concreto, en la mesa 5-3-C, del CEIP ‘León Solá’, curiosamente en la que CpM obtiene más votos, se produjo el gran cambalache cuando al apuntar las cantidades, en lugar de hacerse en la casilla correspondiente a cada partido, las anotaciones bailan un renglón y empiezan a imputarse erróneamente. Así, los 379 votos de CpM pasaron a Adelante Melilla; los 8 de esta formación pasaron a Ciudadanos; los 2 que obtuvo la formación naranja se imputaron al PP; y los 44 de los populares se anotaron a UPyD.

Menos mal que en estas elecciones, a diferencia de las de hace cuatro años, esos 379 sufragios no resultan decisivos para otorgar ni quitar un diputado a nadie. Si no, la historia sería otra y a estas alturas ya estaríamos con un recurso electoral, más que lógico por demás.

Lo malo del error no es que el presidente de la mesa lo cometiese al levantar el acta –que es de humanos equivocarse-, sino que todos los interventores y apoderados de los distintos partidos lo asumieron como bueno. Sin duda, fue una jornada larga, tensa y difícil, con el Ramadán de por medio y el doble recuento por la celebración coincidente de las Europeas. Pero, aún así, no deja de ser un fallo enorme que, para la posteridad, reflejará en los resultados oficiales un número de votos por candidaturas distinto al que realmente emitieron los melillenses. Por fortuna, ahí estarán las hemerotecas con los números reales.

Lo sucedido con las autonómicas/municipales en Melilla, también pasó con las Europeas. En concreto, en seis de las mesas de nuestros colegios electorales, en este caso con especial perjuicio para el PP, al que se restaron 731 votos que acabaron repartidos entre otras candidaturas.

Evidentemente, lo ocurrido, tanto a nivel nacional como local, debería llevar a las autoridades a plantearse la forma de recuento, que en lo tocante al sistema que se emplea en las mesas evidencia un anacronismo impropio del siglo tecnológico en el que vivimos. Nos hemos quedado anclados en el procedimiento del inicio de la Democracia y ya, en plena era digital, más que caduco el sistema se revela arcaico y poco operativo, tal cual ha quedado demostrado.

Hace cuatro años, cuando CpM impugnó por tercera vez consecutiva los resultados electorales en Melilla, un error de tal calibre habría hecho correr ríos de tinta y posiblemente habría dado solidez a un recurso que, como los que presentó en 2011 y 2007, no prosperó

Esta vez, aunque los cepemistas presentaran hasta 13 denuncias durante la jornada electoral y acusaran a miembros de la Policía Local de incurrir en presuntos delitos electorales, amén de otras inculpaciones realizadas durante la campaña y ya por todos conocidas; el partido de Aberchán no cree que haya motivos para impugnar. Más bien parece que sus resultados históricos, con más de diez mil votos a su favor, les resultan más que suficientes para darse por satisfechos.

Y con esa satisfacción todos ganamos porque todo apunta a que, después de doce años, la constitución de una nueva Asamblea de Melilla sí se va a producir, conforme a la previsión legal, a los 20 días siguientes al de las votaciones, es decir el próximo 15 de junio.

Esperemos que no haya sorpresas que lo impidan durante el plazo para impugnaciones y recursos, que aún no se ha agotado.

Confiemos pues y sigamos con las quinielas sobre los posibles pactos que, como ven, andan en negociaciones de las que poco se sabe aunque, eso sí, en medio de un ruido atronador por la ambigüedad que generan las declaraciones públicas de unos y otros. Unos anuncios de intenciones que, según el día, varían, se matizan o incluso exhiben distintos criterios dentro de un mismo partido. Así que sigamos pues con la incertidumbre. Tampoco queda otra.