NADIE ponía en duda durante la campaña electoral la victoria del PP en Melilla y así ha ocurrido, que los populares han ganado. Sin embargo, continúa esperando una respuesta la principal incógnita.
¿Ha ganado el partido de Imbroda por mayoría absoluta? El diputado número 13, que dibuja dos escenarios políticos totalmente diferentes en Melilla para los próximos cuatro años, estuvo bailando durante toda la noche. Primero lo disputaron los populares con el PSOE, luego lo perdieron a favor de CpM y cuando el recuento de los votos llegaba a casi al 90%, el escaño era para Ciudadanos.
Los melillenses hablamos el domingo, pero aún no se ha dicho la última palabra. Tiene que pronunciarse la Junta Electoral de Zona sobre las cientos de impugnaciones que se presentaron durante el recuento de las papeletas, según informó la Delegación del Gobierno. Hasta el miércoles no podremos saber cuál es el panorama político definitivo que nos aguarda durante los próximos cuatro años.
También hay que escuchar a los melillenses que residen en el extranjero, cuyo voto en esta ocasión puede ser determinante. Su participación e influencia ha sido anecdótica en otros comicios, pero esta vez no es posible pasar por alto su opinión.
En consecuencia, aún queda algo por decir antes de que los responsables de los distintos partidos que han obtenido representación en la Asamblea se sienten a hablar y, sobre todo, para saber sobre qué tienen que hablar. Hay formaciones cuyos candidatos han asegurado a lo largo de toda la campaña que, en caso de que su victoria no fuera por mayoría absoluta, no pactarían con el ganador para dar estabilidad al Gobierno. Lo repitieron anoche, cuando aún no estaba claro si el PP había ganado con trece diputados o no. Sin embargo, si algo que han dejado patente los melilleneses en estas votaciones es que nuestros diputados van a tener que dialogar más que en la pasada ‘legislatura’. Y para que este diálogo llegue a alguna parte, deberán empezar por cambiar las formas con las que se vienen dirigiendo unos a otros. La campaña electoral se ha convertido en un perfecto manual de qué no se debe hacer a partir de ahora para intentar llegar a pactos, cerrar acuerdos puntuales o sumar fuerzas que afiancen la postura de Melilla de cara al exterior.
Las votaciones llegaron a su fin ayer a las ocho de la tarde con el cierre del último colegio electoral. Sin embargo, estos comicios aún no han concluido a pesar de que con al 89,92% del escrutinio y a 425 papeletas de la mayoría absoluta el candidato del PP, Juan José Imbroda, diera anoche casi por perdido ese diputado 13 que le permitiría gobernar en solitario sin tener que dirigir la palabra al resto de formaciones políticas. Sin embargo, como es lógico, anunció que esperará hasta el final de recuento y a que la Junta Electoral de Zona resuelva en primera instancia sobre los numerosos hechos sometidos a su juicio.
Más cauteloso, el líder del principal partido de la oposición, el cepemista Mustafa Aberchán, se debatía anoche entre hablar o guardar silencio. No tomó una decisión hasta pasadas las 2:30 de la madrugada.
Aberchán habló sobre la necesidad de hablar y criticó la criticable falta de limpieza en las elecciones. Sabe desde anoche que CpM ha ganado peso, no por el nuevo diputado logrado sino por los tres ha perdido el PP si se confirman los datos provisionales.
Quién no quiso y finalmente no habló anoche fue Julio Liarte, al que le costó digerir que durante la próxima legislatura tendrá que ir solo a la Asamblea. Tomó la palabra en su lugar Ignacio Velázquez, que demostró un carácter que sólo tienen los políticos de raza para saber encarar la situación cuando vienen mal dadas. El presidente de PPL asumió en solitario todas la culpas, las suyas y las de todos los candidatos que no dieron la cara.
Sí compareció ante la prensa la cabeza de lista del PSOE. La candidatura de Gloria Rojas suma un diputado, lo que no justificaría su poco entusiamo tras el empuje obtenido por los socialistas, salvo porque sus previsiones apuntaban un avance mayor.
En cambio, si hay un candidato que anoche podía mostrarse satisfecho ése era Eduardo de Castro. El líder de Ciudadanos en Melilla entra en la Asamblea con dos diputados y su apoyo puede resultar clave para dar estabilidad a un hipotético Gobierno del PP. Sin embargo, antes de sentarse a hablar con Imbroda, De Castro pone como condición ‘sine qua non’ que los populares firmen el pacto anticorrupción.
La conclusión, si se confirman los resultados al 90% y el PP no alcanza la mayoría absoluta, es que el partido de Imbroda no podrá continuar gobernando en solitario. Necesitará entenderse con al menos una fuerza política para cerrar un pacto global o llegar acuerdos puntuales indistintamente con alguno de los partidos a lo largo de toda la ‘legislatura’. Si el PP no suma el diputado número 13, se abrirá en Melilla una nueva etapa presidida por el diálogo y la negociación.
La última palabra la tiene la Junta Electoral de Zona, que hasta el miércoles, como marca la ley, no llevará a cabo el escrutinio definitivo.
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