El nuevo Presidente de la Ciudad ofreció ayer su primera rueda de prensa tras la publicación oficial en el BOE de su nombramiento. Lo hizo, sobre todo, para poner los puntos sobre las íes a los populares y advertirles que tienen dos vías a seguir, “la buena o la mala” porque, añadió, “no se va a tolerar ningún insulto ni desprecio” a la institución de la Presidencia de la Ciudad que ahora le toca a él encarnar.
De lo contrario, dijo en su mensaje al PP, “los servicios jurídicos de la Asamblea decidirán las acciones legales correspondientes”.
No precisó De Castro si entre los insultos encuadra la catalogación de “traidor” que le espetaron los populares por alinearse con CpM y PSOE y romper lo que el PP local consideraba un pacto cerrado con Ciudadanos-Madrid. Habrá que ver, en un futuro, a qué se refirió exactamente el nuevo Presidente porque, evidentemente, una cosa es la crítica política y otra el insulto o el desprecio a las instituciones del Estado. Aunque también es verdad que, una vez en el poder, algunos políticos entran especialmente en simbiosis con el cargo, hasta el punto de confundirse a sí mismos con la institución que representan y así confundir también cualquier crítica a su actitud o gestión con ataques a la esencia institucional y no a su forma de proceder. Ya lo vivimos en tiempos del alcalde socialista Gonzalo Hernández o con otros cargos públicos que igualmente acabaron hablando incluso usando el plural mayestático.
“Tanto el nuevo Presidente como sus socios deben abandonar ya el traje de diputados en la oposición sin más labor que la de fiscalizar al ya extinto Gobierno Imbroda. Si creen necesario encargar una auditoria externa que lo hagan, pero también que esperen sus conclusiones y trabajen entre tanto por la paz institucional aunque el PP se lo esté poniendo difícil”
El flamante Presidente enfatizó que para el diálogo tiene “las puertas abiertas” pero también que no permitirá los “obstáculos ni las actitudes predelictivas ni delictivas”.
Y es que, además de advertir, también acusó a miembros del anterior Gobierno de haber sustraído objetos de valor de la Ciudad Autónoma, de haber “robado con fuerza” el disco duro de las grabaciones de seguridad del ala de Presidencia, de haber borrado ordenadores, vaciado cajones y hasta de obstaculizar la apertura de dos cajas fuertes cuyas llaves, según detalló, se le acabaron facilitando una vez las requirió “a los responsables”.
Sin duda, De Castro se ha dado prisa en ejercer el máximo control porque, según explicó, tenía “sospechas de que se habían producido irregularidades muy serias junto antes” de su designación como primera autoridad local.
Y en ese contexto no sólo reconoció que empezó a actuar tras ser declarado presidente electo y cuando aún el anterior Gobierno estaba oficialmente en funciones, sino que informó de que ha pedido un informe al Jefe de la Policía Local para identificar a los responsables de las sustracciones y borrado de discos, con el fin de dar traslado a la Policía Nacional o a la Fiscalía y para que “paguen los responsables”. “Por esto –apostilló- el PP ya fue procesado en el caso Gürtel y parece que la historia se sigue repitiendo”.
Respecto del nuevo Gobierno, no adelantó en cambio nada concreto; solo dijo que será “más delgado, con menos grasa, más músculo y algún independiente”. Y es que hasta el pasado martes, reconoció, no ha empezado a hablar con sus socios más de cómo será su estructura aunque sin barajar ningún nombre.
Y así, conforme a lo que se preveía –es decir, que cada uno sabe lo que quiere pero que ahora toca negociarlo porque han llegado al poder sin capacidad previa para concretarlo- seguimos inmersos en la batalla política que tan enfrascados tiene a unos y otros y que aún no permite pasar página ante el hecho consumado del inicio de una nueva etapa que, por el bien de todos, requiere ya enterrar el hacha de guerra y reiniciarse con otro tono.
Si bien el único ideario conjunto del frente CpM-PSOE-Cs no ha sido otro que el de “levantar alfombras” y realizar, ante todo y sobre todo, una auditoria externa de la Ciudad Autónoma, hay muchas formas y estilos de hacer las cosas.
Lógicamente, más que necesario es imprescindible que los nuevos gestores sepan al dedillo la situación de nuestra principal institución. Ahora bien, de ahí a concentrar todas las energías con un ánimo persecutorio, va un trecho que De Castro y sus socios tendrán que resolver porque los retos de esta Ciudad son muchos y el tiempo pasa volando, más cuando es mucha la tarea por llevar a cabo.
Tanto el nuevo Presidente como sus socios deben abandonar ya el traje de diputados en la oposición sin más labor que la de fiscalizar al ya extinto Gobierno Imbroda. Si creen necesario encargar una auditoria externa que lo hagan, pero también que esperen sus conclusiones y trabajen entre tanto por la paz institucional porque ahora es su responsabilidad más que la de nadie.
El PP, desde luego, no se lo está poniendo fácil pero, al margen de batallas jurídicas en torno a su cuestionada investidura, ni todo se reduce a la torpeza de los fuegos artificiales de San Juan -que el Gobierno saliente ha sido incapaz de dejar debidamente cerrado tal cual le correspondía-, ni a los fuegos de artificio de una campaña electoral que ya debe terminarse porque históricamente lo que toca es pasar página.
Como dijo De Castro ayer, estamos en una nueva etapa. Que se note y sea realmente para mejor como prometió, ahora solo depende de él y sus aliados. Ya el PP no está en el Gobierno y lo prioritario no es la fijación contra los populares sino afrontar las responsabilidades que han asumido como nuevos gobernantes.
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