“Vamos a asistir a un ejercicio con fuego real”, explica el brigada Bauzán a los periodistas presentes en las maniobras.
Distintas unidades de regulares procedentes de la Comandancia General de Melilla (Comgemel) se encuentran en la base Álvarez de Sotomayor, en la provincia de Almería, donde llegaron el pasado día 14. De camino al campo de tiro, el terreno es abrupto y escarpado, pero los vehículos que acercan a los observadores de las maniobras están perfectamente equipados ante esas situaciones. La polvareda levantada al circular en un automóvil descubierto se impregna en el cuerpo y acaba convirtiéndose en algo habitual a lo que uno se acostumbra enseguida. “¿A qué sabe la arena?”, pregunta el soldado Felices, sonriente. “Os acabaréis haciendo a la idea”, añade. Mientras, el grupo enfila una cuesta de vértigo que no es problema para unos vehículos perfectamente preparados para ese reto. Ya nos encontramos cerca del puesto de observación. En la maniobra con fuego real participan carros de combate, automóviles provistos de ametralladora y soldados de infantería con fusiles. Los carros de combate disparan sobre objetivos fijos ubicados en una loma a cientos de metros de su posición. Los suboficiales que acompañan a los periodistas les recomiendan tomar imágenes de los fusileros que participarán en la operación. Se aproximan las 18:00 horas y la luz natural empieza a escasear. “Así podréis fotografiarlos de cerca y con algo de luz”, aconseja el brigada Bauzán. Con pinturas de camuflaje, los soldados atienden a las indicaciones de quien manda la sección. Rápidamente, montan en un camión y se desplazan a ocupar sus posiciones. Los periodistas alcanzamos el puesto de observación. Desde allí se contempla el espectáculo del fuego real, con los carros de combate batiendo los objetivos fijos que tienen en el punto de mira. La visión de los disparos y su trayectoria, con su estela luminosa y mortífera, resulta espectacular. Sobre todo, cuando dan en el blanco. Disparos de mortero efectuados en otro ejercicio simultáneo se escuchan a lo lejos. Mientras tanto, desde el puesto de observación, el brigada Marcos explica a El Faro la acción que están empezando a presenciar. El suboficial indica que el objetivo es “tomar una posición” y, para ello es necesario “batirla antes con fuego de artillería”. El motivo: “Es una posición bien defendida y tienen esa ventaja”. Para “equilibrar” las fuerzas, es esencial atacarla de lejos, lo que se lleva a cabo primero con la artillería y después con los vehículos dotados de ametralladora. Sin embargo, esas acciones no son suficientes. “Los ataques por aire no bastan para ocupar esa posición”, continúa el brigada Marcos, quien añade que “hay que tomarla desde tierra, y de eso se ocupan los fusileros”. La visibilidad ya es muy escasa. En la posición se levantan unas siluetas como las que se ven en cualquier campo de tiro de las fuerzas de seguridad. Son el 'enemigo', los 'defensores' de esa posición. Los fusileros alcanzan el lugar y disparan por turnos contra las siluetas. Bingo. Mientras, en el ejercicio paralelo, los carros de combate ya han conseguido que los objetivos que tenían como blanco sean sólo un recuerdo. Ejercicio individual El teniente coronel Valverde espera a los periodistas en una tienda rodeado de jefes, oficiales, suboficiales y soldados que participan en las maniobras. “Nos encontramos en el puesto de mando del ejercicio del grupo de alfas”. Esto significa, añade “que se agrupan en compañías para hacer un adiestramiento”. Ese adiestramiento que ahora efectúan de forma individual, se llevará a cabo de modo conjunto el jueves. Valverde subraya que el grupo de Regulares de Melilla es la autoridad encargada de coordinar. “Somos más de 700 personas en el ejercicio”, señala el teniente coronel. “Todos, menos la parte de helicópteros, que son unas 50 personas, pertenecemos a la Comandancia General de Melilla”. La divisa que distingue a un teniente coronel son las dos estrellas de ocho puntas que Valverde luce en su uniforme de combate. El ejercicio con fuego real que la prensa acaba de presenciar ha sido llevado a cabo por la Primera Compañía del Tabor de Alhucemas. Un tabor, aclara Valverde, es la denominación que se da en Regulares a los batallones. Pero todavía quedan muchas unidades por entrar en acción. Por ello, Valverde anima a los periodistas a que “cada uno conozca la idiosincrasia de las unidades”. Desde las de Ingenieros a las de Caballería, pasando por las de Logística. Queda mucho que presenciar en estas maniobras.
Bienvenidos al campo de tiro
Es cerca de la media tarde en el campo de tiro de la base Álvarez de Sotomayor. El sol todavía luce en este rincón árido de Almería, pero la temperatura ya empieza a descender. De pasar calor en Almería capital, ahora se hace necesario usar ropa de abrigo para protegerse del frío. El Faro acaba de incorporarse a las maniobras que en esta base están llevando a cabo unidades de Regulares de la Comandancia General de Melilla (Congemel). El martes sólo hubo tiempo para asistir a un ejercicio con fuego real en el que participaron unidades de artillería e infantería. Pero antes, había que levantar el campamento. Suboficiales y soldados ayudan a los periodistas a levantar las tiendas individuales donde se van a alojar durante tres noches. El Ejército facilita sacos de dormir y esterillas a los reporteros. La noche se avecina gélida y toda precaución es poca. Empieza a soplar el aire y es necesario darse prisa en fijar las tiendas. “Pásame los vientos”, dice un soldado. Se refiere a los clavos con los que se ajustan las tiendas al suelo. Un martillo, o incluso una piedra, sirve para ajustarlas al suelo. Una maraña de cuerdas sujeta cada una de las tiendas. De noche será complicado no tropezar en alguna. Mientras, comienza el ‘espectáculo’. Varios helicópteros empiezan a aterrizar a pocos centenares de metros del campamento. Uno de ellos es un Boeing-CH 47 Chinook, de gran utilidad en tareas de aerotransporte. “Ahí cabe uno de los vehículos en los que hemos llegado hasta aquí”, explica un soldado. Aunque está lejos, la monumental polvareda que levanta el Chinook alcanza las tiendas. Tragar polvo va a ser una constante todos estos días. “Te acabarás acostumbrando”, manifiestan a El Faro los militares. Ahora le toca el turno de aterrizaje a otro helicóptero. Este es un Cougar, otro de los más utilizados por nuestras Fuerzas Armadas. El teniente coronel Valverde reúne a oficiales, suboficiales y periodistas. Pronto va a comenzar un ejercicio con fuego real en uno de los páramos desiertos de la región. Es la hora de subirse a los todoterrenos que nos trasladarán a una distancia prudencial de la zona de tiro. Dentro de pocos minutos comenzará un nuevo espectáculo, sin duda mucho más intenso que el aterrizaje de los helicópteros.
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