Todos conocemos las razones históricas, administrativas, sentimentales, culturales y geográficas que nos han unido y nos unen a los melillenses y ceutíes con Andalucía desde siempre. A Melilla, concretamente, desde que D. Pedro de Estopiñan se vino desde Medina Sidonia (provincia de Cádiz) a poner la bandera de España en nuestro suelo. Nuestra tradicional conexión marítima con el resto de España ha sido Málaga, antes que con Almería o Motril, gracias al ‘melillero’ de la compañía Trasmediterránea que con mejores o peores barcos, precios asequibles y mejores horarios nos permitían salir de Melilla cuando queríamos o necesitábamos ir a la Península. Curioso cuando poco es que los precios actuales de la ‘Trasme’ sean más baratos y con mejores barcos que los de la línea subvencionada con el histórico ‘mejor’ contrato marítimo. Y siempre nos han acogido con los brazos abiertos, aunque la ola del ‘melillero’ les fastidie un poco en la playa cuando está entrando en el puerto. Por cierto, su presidente D. Carlos Rubio es nacido en Melilla por si no lo sabían. Nunca encontraremos un mejor aliado para pedirle mejoras en los servicios a los que vamos desde Melilla a Málaga.
Quizás a los que tenemos sangre andaluza –y parte de aragonesa, en mi caso– nos cuesta menos trabajo sentirnos tan andaluces como los gaditanos, los malagueños o los almerienses, aunque hayamos nacido en Melilla y nos sintamos melillenses, antes que nada. Los que hemos compartido gran parte de nuestra vida entre ambas orillas, al menos en mi caso, tenemos el corazón ‘partío’ en estos momentos: me da mucha pena la situación en la que se encuentra Melilla y me da mucha alegría y envidia el ‘milagro’ andaluz. El mérito o la culpa no es solo de los políticos –que también– sino de la gente que sabe sobreponerse a situaciones adversas y sacar lo mejor de sí mismos en los peores momentos si se les da oportunidad y algo de libertad para desarrollar su talento. No es nuestro caso, en mi opinión.
Me ha sorprendido –y mucho– que el presidente de nuestra Ciudad haya acudido a la toma de posesión del Sr. Moreno Bonilla reelegido presidente de la Junta de Andalucía. No porque Melilla –al igual que Ceuta– hayan estado representadas en el acto –hecho que aplaudo– sino porque su actitud hacia el propio Juanma Moreno –con el que le une una ‘cierta’ amistad, según él– y con la Junta de Andalucía eran muy distintas a lo que manifiesta ahora por mucho que le guste escaparse a Sevilla cada vez que puede. Recuerdo que en la primera reunión que la nueva Junta Directiva de la CEME tuvimos con él, hace ya dos años, le pedí que instase formalmente la reactivación de la Comisión paritaria del Acuerdo Marco firmado entre la Junta de Andalucía y la Ciudad Autónoma de Melilla –no entre el PP de Andalucía y el PP de Melilla, por mucho que le moleste– y me contestó que eso era ‘papel mojado’ (sic) y que no valía para nada. Craso error que ahora pretende enmendar diciendo que “con Andalucía hay unos lazos muy estrechos que hay que cuidar” e invitando al presidente de la Junta de Andalucía a acompañarle el Día de Melilla en la entrega de la Medalla de Oro –póstuma, por desgracia– a Javier Imbroda, otro melillense que se sentía también andaluz por los cuatro costados. Habrá que ver la cara de su hermano Juan José si es el que recibe la medalla de manos del alcalde actual que ni siquiera se opuso a cambiar el nombre del pabellón deportivo cuando lo propuso CpM. Menos mal que, por ahora, han abandonado esa intención y espero que para siempre.
Las posibilidades de cooperación que nos brindaron desde Andalucía en materia de turismo, sanidad, educación, cultura, medioambiente, protección civil, servicios sociales nos hubieran venido y nos vendrían muy bien en estos momentos. Ni qué decir del apoyo de la agencia Extenda y la de Innovación y Desarrollo (IDEA) –hoy fusionadas en la Agencia Pública Empresarial para la Transformación y el Desarrollo Económico de Andalucía (TRADE)– o de su oficina de representación en Bruselas. El despegue económico de Málaga capital –que a la vista de todos está– no ha sido fruto de la casualidad sino del consenso y un trabajo continuado durante años del Plan Estratégico como bien nos explicó su alcalde D. Francisco de la Torre en la jornada inaugural del nuestro. La reactivación económica de Andalucía en estos últimos años, a pesar de la pandemia, con cifras macroeconómicas espectaculares en cuanto a incremento de exportaciones, de creación de empleo y de nº de autónomos y un crecimiento del PIB superior a la media de España pone de manifiesto que una buena gestión de los recursos y una agilización de la ‘burrocracia’ facilita el desarrollo de la actividad empresarial que, a fin de cuentas, es la que genera riqueza y empleo. Ya me hubiese gustado que Melilla en estos momentos fuera una parte más de Andalucía como estaba previsto en los momentos previos a la constitución de esa Comunidad Autónoma antes que el PSOE nos dejara fuera de ella para no perder la presidencia preautonómica.
Pero, por desgracia, no veo que haya posibilidad de dar marcha atrás ahora que muchos reclaman una mayor autonomía o que nos juntemos Ceuta y Melilla en una sola comunidad. ¿Y para qué? Seguiremos teniendo dos diputados y cuatro senadores que por mucho que se esfuercen –los anteriores, los actuales y los próximos– ‘ni pinchan ni cortan’ en las decisiones que se toman en las Cortes Generales, aunque la mayoría la ostente su partido. Y si no la tienen, ni te cuento… Y no hablemos del ‘peso’ que tienen nuestros respectivos alcaldes –que no son más que eso por mucho que les inviten con el resto de los presidentes de CCAA a reuniones o actos institucionales– frente al Gobierno de la Nación a la hora de exigir solución a los problemas que nos afectan a ambas ciudades. Ni de la mala gestión del actual Gobierno en general –salvo honrosas excepciones– que se viene manifestando día a día en uno u otro tema de gran importancia para esta ciudad. Yo estoy convencido que formando parte de Andalucía –siempre respetando nuestras especifidades fiscales como se pretende exigir para la entrada en la Unión Aduanera– tendríamos más oportunidades de sacar adelante el proyecto que necesita Melilla. Yo, que soy un gran defensor de la familia, Andalucía sería como nuestra hermana mayor que cuida de sus hermanos pequeños y más débiles. A unos les parecerá bien y a otros no, pero cada cual tiene su opinión y ésta es la mía.
A ver si por fin los políticos –locales y nacionales– se ponen de acuerdo y trabajan por el futuro de nuestra ciudad y no se miran tanto el ombligo pensando solamente en las próximas elecciones y no en el largo plazo. Ansioso estoy por conocer lo que nos depara el Plan Integral prometido por el Gobierno de Sánchez para enderezar el rumbo de nuestra economía, acabar con la desigualdad social y conseguir asegurar el futuro de nuestra Melilla. De entrada, con que nos arreglasen el problema del transporte de personas y mercancías ya me daría por satisfecho. Sería un buen comienzo.
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