Política

Robles, director territorial de Ingesa: "No es cómodo en este sillón, hay que estar alerta y facilitar los servicios a las personas"

Francisco Robles dejará pronto el cargo de director territorial del Ingesa tras seis años al frente de esta cartera. Reconoce que es muy complicado defender en Madrid, sobre todo con los responsables de Hacienda, un incremento de la plantilla de profesionales para la Atención Primaria y el hospital porque estos centran su atención en la población censada. Asimismo, apuesta por una remodelación interna del Ingesa. En cuanto a su paso por esta Dirección Territorial, asevera que no ha sido un cargo cómodo porque siempre ha estado dando vueltas a cómo mejorar los servicios para que fueran más accesibles para los melillenses, así como contar con mejores recursos para los profesionales.

Recibe a El Faro en su despacho repleto de documentos que ordena y clasifica para que cuando llegue su sucesor se pueda hacer un traspaso de la información pormenorizada. A la persona que ocupe el sillón del Ingesa en Melilla le recomienda que los pacientes sean la prioridad. Y plantea que ya se debe pensar en qué se va a hacer con el Hospital Comarcal. Apuesta por un centro sociosanitario.

–¿Fue complicado pasar de la Administración local a la nacional? Me refiero a este tema porque los sindicatos critican mucho la gran estructura del Ingesa en Madrid, donde aseguran que trabajan decenas de personas para dos ciudades y el Centro de Nacional de Dosimetría.

–No, porque al ser funcionario público de la Administración General del Estado no me eran extrañas ni su estructura ni sus dinámicas. En cuanto a la estructura del Ingesa, las afirmaciones de forma generalizada siempre caen en el exceso, aunque es cierto que al proceder de la remodelación que supuso la desaparición del Insalud, la plantilla del Ingesa necesita, al igual que gran parte de su normativa, una actualización muy profunda. De hecho, el recientemente aprobado Plan Director de Recursos Humanos es un paso adelante en tal sentido, pero debería de ser una tarea inaplazable y perentoria el adecuar todo la normativa heredada del Insalud a la realidad de Ceuta y Melilla.

–¿Qué proyecto ha sido más complicado de defender ante Madrid?

–Sin ser el único, sin duda el relacionado con el personal necesario para Melilla. Esta ciudad tiene peculiaridades de diversa índole, sólo conociéndola bien, se pueden comprender sus necesidades. Por eso, cuando había que defenderlas ante la propia Dirección o sobre todo ante el Ministerio de Hacienda, aparentemente desproporcionadas para los 73.000 usuarios del Ingesa o, incluso, para los 86.000 habitantes de Melilla, la lejanía, en muchos casos no sólo física, era un gran obstáculo para ello.

Afortunadamente, la convicción y solvencia de nuestros informes, el apoyo firme de nuestra Dirección y, en último término, el apoyo político desde Melilla, han logrado que actualmente estemos en una dinámica, espero que imparable, de lograr la necesaria dotación de recursos para dar respuesta a la población de derecho y a la de hecho, en las condiciones de calidad exigibles en el siglo XXI en el que estamos.

–¿Su experiencia en el mundo sanitario le ha servido en este cargo? ¿Cree es preciso tener esta vinculación con este ámbito para liderar la Dirección Territorial del Ingesa?

–Con respecto a la primera cuestión, por supuesto, claro que sí. El haber tenido, desde mi puesto de trabajo en Salud Pública, contacto con el sistema sanitario público y, sobre todo, con sus profesionales, no sólo me permitió llegar con un cierto conocimiento de su funcionamiento, también hizo posible dirigirme a ellos de forma más cercana e, incluso, personal en muchos casos. Si a ello se le une experiencia y formación en gestión y un buen equipo, tenemos las bases para intentar alcanzar los objetivos que te fijes.

No debo tardar más en dar mi agradecimiento y reconocimiento a todo el personal del Área Sanitaria, sanitarios y no sanitarios, por su dedicación y colaboración. Sería injusto no incluir al gran equipo de profesionales del equipo directivo, con su gerente Pedro Villarroel a la cabeza, que durante más de seis años han apoyado lealmente, desde la entrega incondicional, una idea y un modelo de sanidad pública en Melilla. En cuanto a la segunda cuestión, no lo considero imprescindible. Es más importante el equipo de sanitarios y que la persona sea un buen gestor, con una buena formación en gestión sanitaria.

–¿Qué consejos le daría a su sucesor en este cargo?

–En el plano laboral, sobre todo, que se rodee de un buen equipo de profesionales, que delegue y que trabaje en equipo, ya que en Ingesa hay profesionales de gran valía y talla profesional que, sin duda, le van a dar apoyo.

En el plano personal, que tenga cercanía con las personas, tanto usuarios como trabajadores, y que haga del trato humanitario a los pacientes una regla irrenunciable. Siempre que tenga ocasión, yo así lo he hecho, que se lo recuerde a los profesionales.

–La gestión del área sanitaria, como la educación, ha sido un ámbito muy criticado desde la oposición y los sindicatos, ¿cómo ha vivido esas críticas?

–Con la tranquilidad y normalidad que da el saber que los cargos públicos estamos sujetos a ellas. La verdad es que el entrenamiento de mi época de Deportes me ha servido para asimilarlas, sin más preocupación que las mismas tuvieran alguna base o razón. Eso sí, me preocupaba y siempre, junto a mis colaboradores, me hacía ante ellos la siguiente reflexión: no me importa lo que digan si no es cierto, sí me preocupa que sea verdad y que no estemos en su resolución.

–La silla que ha ocupado, ¿se volvió incómoda en algún momento de la gestión? Quizás durante los casos de muerte de pacientes que han trascendido a la opinión pública o con otros aspectos, como cuando se iba a anunciar el reinicio de las obras del hospital y finalmente se paralizó por otra denuncia en los juzgados de la dirección facultativa del proyecto.

–Sin querer ser trascendente, lo cierto es que este cargo es el del máximo responsable de los servicios sanitarios de la ciudad, o sea, estamos hablando de salud y enfermedad, y de incapacidad, de sufrimiento y de muerte, en una población de más 86.000 personas. Por ello, no es posible estar cómodo en ese sillón, siempre se debe de estar alerta y con un solo pensamiento, compartido con todos mis colaboradores: cómo hacerle más fácil el acceso a los servicios a las personas y cómo conseguir más y mejores recursos para esos servicios.

Por supuesto que esa alerta o tensión, en mi opinión necesarias, se vuelve dolorosa, incluso angustiosa, ante casos como las muertes ocurridas, en especial las infantiles. Pero en este tipo de cargos debes de entrar sabiendo que ello ocurrirá antes o después, porque la salud y la enfermedad, y con ellas la vida y la muerte, están en el escenario diario de nuestra actividad. En esto se nota mi condición de sanitario, sin que ello suponga, al contrario, conformismo con ello. Menos trascendente, aunque también muy duros, en el plano personal, fueron los momentos vividos en el galimatías jurídico, administrativo de la obra del nuevo hospital, pero fue una enorme satisfacción ver que la obra reanudó actividad en noviembre pasado.

–Se marcha sin poder ver el reinicio de la obra del hospital, ¿es una espina clavada?

–Como decía antes, la obra yo la doy por reiniciada desde que, en noviembre pasado, la fase I se puso en marcha. A los hechos me remito. Sólo hay que pasar por la parcela del nuevo hospital para ver la gran transformación sufrida: se ve la obra y su importancia.

Desde septiembre de 2013 que se paró la obra, han sido ingentes las actuaciones de toda índole, que se han hecho para lograr su situación actual: resuelto el contrato con la adjudicataria que era una Unión Temporal de Empresas (UTE), despejado el panorama judicial, mejorado el proyecto final con una dotación económica realista (triplica el inicial y ésta fue la verdadera razón de lo ocurrido, según los profesionales), y la encomienda a dos empresas públicas (Isdefe y Tragsa) como garantía de que no van a existir más sobresaltos. Debo hacer mención aquí del personal de la Dirección del Ingesa, sobre todo, de los departamentos jurídicos, contratación y supervisión de obras, que han trabajado bien y duro para lograr la esperanzadora realidad actual.

Se preguntará cómo queda el tema. Nos hemos quedado a un acto administrativo: el acuerdo de encomienda a Tragsa por el Consejo de Ministros. El nuevo proyecto, mejor porque está actualizado y porque se han corregido errores o carencias del inicial, comprende importantes mejoras funcionales. Espero que el nuevo Gobierno, tras los análisis básicos comprensibles, impulse sin demora la continuidad de la obra, y que sea una realidad en 36 meses. Melilla y sus ciudadanos necesitan esa infraestructura.

–No está en sus manos y no se ha querido mojar mucho cuando le hemos preguntado al respecto, pero ¿qué cree que debe ser el hospital comarcal cuando se habilite el nuevo?

–Como melillense creo que no deberíamos permitir que esa infraestructura pública se perdiese para el uso de los ciudadanos. Como gestor público, respecto a los usos, me atrevo a decir que ante el panorama actual, está claro que el uso sociosanitario debería de primar, sin ser exclusivo, ya que su superficie permite compaginar otros usos, incluida la actividad sanitaria privada. Y un consejo, aún se está a tiempo, para formar un equipo de profesionales reputados, para elaborar un proyecto de futuro para este edificio.

–¿Teme que alguno de los proyectos que ya estaban encauzados, como la construcción del nuevo centro de salud en el mercado de Colón, queden paralizados por parte del PSOE?

–No lo creo ni lo espero, porque una cosa es estar en la oposición y otra con las responsabilidades de Gobierno y la premura de atender a la ciudadanía. La zona norte necesita un nuevo centro, mayor y moderno, y la cesión del mercado de Colón por la Ciudad es una oportunidad que no se debe desaprovechar. Sí comprendo que deba existir un período de estudio y análisis de nuestras soluciones propuestas a los problemas de la sanidad pública de Melilla, pero mi convicción en que son las mejores posibles, y ello me anima a pensar que seguirán adelante.

–¿Qué reto le gustaría haber alcanzado en esta etapa política?

–A pesar de que dejaré el cargo con el futuro del expediente del hospital aclarado y bien dotado, tras todas vicisitudes vividas, y durante más de seis años, está claro que me hubiera gustado estar presente en la inauguración del nuevo hospital, y que ello hubiera sido por un alto cargo del Gobierno al que he apoyado con mi trabajo.

–¿Cuál cree que ha sido el logro más destacado de su gestión?

–En esta etapa, sin duda, el desbloqueo y mejora del proyecto del nuevo hospital. De mi gestión directa, y a pesar de que no puedo dejar de citar temas, como el de las bombas de insulina, las pruebas electroneurofisiológicas, la consulta de alergias, el aumento de plantilla, las guardias de presencia física y un largo etcétera. Sin dudas me quedo con haber logrado que, mediante la mejora y ampliación de la cartera de servicios de nuestro área sanitaria, cada vez menos melillenses deban de desplazarse fuera de Melilla con motivo de su enfermedad, aunque aún siguen siendo muchos, demasiados.

–¿Cree posible que los especialistas que aterrizan en Melilla opten algún día por desarrollar aquí sus carreras?

–Sin duda, y en este período, a pesar de la difícil situación que vivimos, hemos logrado atraer con medidas de la Gerencia apoyadas por mí ante la Dirección para su culminación, a especialistas que en otras regiones de España nos envidian. Así podría citarse el caso de Pediatría, Endocrinología, la familia de Medicina Interna y sus especialidades, Oftalmología y un largo etcétera. Se debe y se puede continuar en esta línea. Pero, para ello, además del nuevo hospital, hay que establecer normas y formas de trabajo que lo hagan atractivo, así como una adecuada retribución económica. En este ámbito será muy importante potenciar la formación, la docencia y la investigación. En este objetivo puede servir el documento del Contrato de Gestión 2018, que crea la unidad FDI, uniendo los recursos existentes. Ingesa, para ello, deja el germen de unos grupos de trabajo, entre los que se halla el de ‘Captación y fidelización’, cuya continuidad debería ser promovida con carácter prioritario. En este punto, el que Melilla entre en el grupo de regiones de difícil desempeño, con las bonificaciones que ello traerá para los profesionales, debe de ser objetivo irrenunciable.

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