Francisco Díaz (Melilla, 1960) ha sido durante casi siete años el secretario general de UGT-Melilla. Recientemente ha sido sustituido por Javier Valenzuela. Con motivo de su despedida, El Faro charla con él sobre este tiempo y sus ideas para el futuro.
-¿Qué balance hace de su mandato de estos casi siete años?
-Una organización se mide por su afiliación y por los resultados electorales. Durante este tiempo, hemos ido cada año subiendo nuestro porcentaje de delegados. La afiliación ha ido subiendo salvo en los años 2020 y 2021, debido a la pandemia, porque tuvimos a casi todos los trabajadores en un estado de ERTE, pero ya se ha recuperado y todo esto y seguimos creciendo. La organización ha ido bien. Ha habido estabilidad política, ha habido propuestas a la Ciudad y al Gobierno central en cuanto a la situación económica y a todo lo que se ha venido generando, como el problema que segumos teniendo con la frontera. Por lo tanto, nosotros siempre hemos aportado, aparte de la defensa de los trabajadores de la ciudad, nuestra idea para el bien común y lo que entendíamos que económicamente Melilla necesitaba y aún necesita. Ha sido un mandato fructífero, en el cual el comité regional ha ido marcando las políticas anuales que el sindicato debía llevar y la ejecutiva ha hecho lo que el comité nos mandataba. Ha habido estabilidad y, en definitiva, el mandato ha sido positivo.
-¿Cuál considera que ha sido su mayor acierto?
-Cuando entré, quería tres cosas: estabilidad en la organización, mantener los resultados electorales –que hemos mejorado-, y afiliación, donde seguimos creciendo.
-¿Qué cree que le ha quedado pendiente?
-El Gobierno de la Ciudad, tanto este como el anterior, no ha dado el papel que tienen que tener a los sindicatos y a los empresarios. Todas las autonomías tienen recogidos los reglamentos de participación de los agentes sociales. Aquí no se ha podido conseguir. Se ha llegado a acuerdos. Con el anterior Gobierno llegamos a un acuerdo de mínimos, pero no es lo que nosotros queríamos. Nosotros queríamos un papel activo dentro de lo que pensamos que deben ser unas relaciones entre un Gobierno –el que sea- y los agentes sociales empresariales y sindicales. No se ha conseguido desgraciadamente. Llevamos muchos años tras ello y no hemos podido. Espero que los gobiernos que entren tengan esto en cuenta y que lo regulen. Ceuta tiene recogido el reglamento de aportaciones para el Consejo Económico y Social, pero nosotros no.
-¿Le apetece profundizar en los motivos del abandono del puesto?
-Es una cuestión personal que no tiene nada que ver con el aspecto sindical.
-¿Cuáles son sus próximos proyectos?
-Quedarme en el sindicato y aportar a los compañeros lo que necesiten. Yo llevo 33 años en el sindicato. He pasado por todos los cargos y hasta el día que me jubile seguiré en él si es lo que deciden los compañeros (que me han manifestado que quieren que siga). A nivel personal, tomar otro rumbo de vida, estar más tranquilo y tomarme la vida de otra forma. Quiero viajar dentro de mis posibilidades y conocer cosas. También me gustaría dedicarle más tiempo a la lectura, sobre todo a otro tipo de lectura alejada de la política y de la materia sindical. Evidentemente, también espero dedicar más tiempo a mi familia.
-¿Qué opinión tiene de su sustituto, Javier Valenzuela?
-He trabajado con Javier muchísimos años. Nos conocemos a la perfección. Sabemos cómo somos y las perspectivas que tengo son de que mejore mi actuación. Yo, hacia él y hacia toda la organización, lealtad, lealtad y lealtad. Le deseo la mayor de las suertes y de aciertos posibles, porque todo eso irá a favor de la clase trabajadora de la ciudad.
-Nicolás Redondo, histórico líder del sindicato entre 191976 y 1994, murió la semana pasada. ¿Qué tiene que decir sobre su figura?
-¿Qué decir? Ha sido el alma sindical de este país al inicio de la democracia. Se rebeló contra las condiciones que se estaban intentando imponer por parte de la patronal en esos momentos. El Gobierno intentaba de una forma desequilibrada tirar hacia la parte macroeconómica. Hicimos una huelga general y fue un éxito y, por lo tanto, para nosotros fue un referente. No sólo un referente sindical, sino también de honestidad y una persona sindical estupenda, maravillosa. Yo lo conocí siendo secretario general de la UGT. Yo empezaba en esos momentos y era otra forma de sindicalismo, pero para nosotros ha sido una pérdida grande.
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