Este año se cumple el 130 Aniversario del final de la Campaña de Melilla de 1893-1894, conocida como “Guerra de Margallo”. El conflicto dio comienzo con motivo de las obras de construcción del fuerte de la Purísima, a las que se oponían los fronterizos por su proximidad al cementerio musulmán de Sidi Guariach. Los principales combates tuvieron lugar entre los días 27 y 28 de octubre de 1893, culminando con la muerte del primer comandante general de Melilla, el general de brigada Juan García Margallo.
Restablecida la situación, tiene lugar una intensa labor diplomática que acaba con la firma de un tratado entre España y el Sultán de Marruecos en marzo de 1894.
Pero en esta ocasión no se trata de hablar de los acontecimientos bélicos acaecidos en esas fechas sino de un hecho singular en el mundo de la filatelia, como es la concesión de una franquicia postal militar al ejército en operaciones.
Durante la Guerra de Margallo, las tropas expedicionarias llegadas a Melilla alcanzan casi los 20.000 hombres. El envío de tal cantidad de mozos procedentes de todos los lugares de España, tuvo una gran repercusión social en todo el territorio nacional. El sentimiento patriótico es generalizado y por toda España se suceden actos de adhesión y apoyo a las tropas, con donativos y suscripciones populares.
Una de estas iniciativas fue la concesión, por parte del Gobierno, de una franquicia postal para su distribución gratuita y franqueo exclusivo del Ejército Expedicionario, algo muy poco corriente en la historia de la filatelia.
Por Real Decreto de 24 de octubre de 1893, se concedió franquicia particular a las tropas destacadas en Melilla, de forma que la correspondencia particular de los soldados no tuviera coste alguno, con la condición de que los sobres llevasen el sello oficial de la Comandancia General de Melilla o los de los respectivos Cuerpos Divisionarios.
La primera serie de la colección estaba compuesta por un solo sello de litografía tricolor. Este primer sello de1893 representa la corona y el escudo de España, orlado por dos banderas nacionales, y en su base dos leones entre los que aparece la palabra “MELILLA”; en el marco se inscriben los rótulos: “ESPAÑA-CORREOS”, “FRANQUICIA POSTAL”, “EJÉRCITO EXPEDICIONARIO”, y en las cuatro esquinas las cifras de la fecha de emisión: 1-8-9-3.
Una orden de 5 de diciembre refrenda la franquicia y autoriza la emisión de una segunda serie, igual que la anterior pero cambiando la fecha a 1894, que sería distribuida a partir de enero de ese año.
Simultáneamente, se realizan otras nuevas ediciones con sellos especiales dedicados a los distintos Cuerpos, Servicios, unidades del Ejército y buques de la Armada presentes en Melilla.
La variedad de unidades representadas en estos sellos da muestra de la gran movilización que se produjo a nivel nacional para afrontar las operaciones en Melilla, y suponen un homenaje y reconocimiento a todas las tropas que participaron en este conflicto.
Un primer grupo lo constituyen treinta sellos litografiados en unicolor, en cuyo pie figura un pequeño título con la nominación de cada unidad. La colección incluye veinte Regimientos de Infantería: África, San Fernando, Extremadura, Canarias, Mallorca, Toledo, Granada, Guipúzcoa, Álava, Soria, Luchana, Albuera, San Quintín, Pavía, Wad-Ras, Saboya, Constitución, Borbón, Infante y Asia; un Regimiento de Caballería: Dragones de Santiago; siete Batallones de Cazadores: Cataluña, Barcelona, Figueras, Segorbe, Tarifa, Cuba y Puerto Rico; así como otras unidades menores como el Batallón Disciplinario y la Sección de Tiradores Máuser.
Por otra parte, se representan siete buques de la Armada pertenecientes a la Escuadra de Operaciones, que tuvieron mayor participación en el transcurso de la campaña: los Cruceros “Alfonso XII”, “Reina Mercedes”, “Conde de Venadito”, “Isla de Cuba” e “Isla de Luzón”; la Fragata “Gerona”; y el Torpedero “Temerario”.
Otra plancha, con seis sellos litografiados bicolor, está dedicada a los Servicios de Estado Mayor, Administración Militar, Artillería, Ingenieros, Sanidad Militar y Guardia Civil.
También se incluyen en la serie cinco sellos ilustrados con imágenes de los fuertes exteriores construidos hasta entonces: San Lorenzo, Camellos, Cabrerizas Bajas, Rostrogordo y Cabrerizas Altas.
El procedimiento común contemplaba la recogida de la correspondencia por los carteros militares, que la llevaban a la oficina de Correos de Melilla, como estación de salida, desde donde se enviaba a Málaga. Hay que tener en cuenta que entonces Melilla pertenecía a la provincia de Málaga, por lo que toda la correspondencia debía pasar por la estación de Correos de la capital andaluza que, como estación receptora, aplicaba el matasellos correspondiente en el reverso del sobre y se encargaba de su distribución o envío a otras localidades.
En otros casos podía aplicarse sobre el sello un matasellos de la unidad militar correspondiente, que hacía las veces de estación de Correos de salida, y se enviaba directamente a Málaga a través de los buques de guerra o mercantes que realizaban los avituallamientos diarios.
Llanos Alcaraz, en su obra “La Campaña de Melilla de 1893-1894”, estima que la correspondencia que salió de Melilla entre octubre de 1893 y marzo de 1894 fue de más de 1.200.000 cartas.
En el Museo Histórico Militar de Melilla se dispone de una colección de esta franquicia postal militar, cedida en depósito por el Museo Municipal de Melilla y compuesta de 57 sellos dentados, con diferentes cromatismos, dedicados a las unidades, buques de guerra y Servicios que formaban el Cuerpo Expedicionario, así como a los fuertes exteriores reseñados anteriormente.
Para más información sobre este tema se puede consultar el libro “El correo militar en la guerra de Melilla 1893-1894” de Ángel Pelluz de la Granja, que se encuentra también disponible en la Biblioteca Militar del Centro de Historia y Cultura Militar de Melilla.
El Centro de Historia Militar invita a los melillenses a que visiten sus instalaciones para contemplar los fondos y puedan conocer algo más sobre la apasionante historia militar de nuestra ciudad.