Categorías: Sociedad

Flores y cariño inundan el cementerio

Decenas de personas adecentaban ayer las tumbas de sus difuntos en el cementerio de La Purísima. Hoy se celebra la festividad de Todos los Santos y muchos llevarán flores.

La escena se repite un año más. Decenas de personas acudían ayer al cementerio de La Purísima para preparar las tumbas de sus seres queridos. Cubo y trapo en mano se afanaban para que las sepulturas brillaran más que nunca. Desde el inicio de esta semana han sido muchos los que han optado por adelantarse a la festividad de hoy, Día de Todos los Santos, una escena que ayer se repetía.
A primera hora de la mañana, los más madrugadores llegaban a La Purísima para evitar las horas más calurosas y aprovechar la tranquilidad que se respira en este lugar, seguramente más que en ningún otro de nuestra ciudad. No obstante, el goteo fue constante. Los floristeros tanto de la puerta de entrada al cementerio como de la calle Castelar afirmaban que el ritmo de trabajo, como ocurre cada año, se había multiplicado respecto a otras épocas.
Una vez en el interior del camposanto, el trabajo es el rutinario. Flores de colores para los jarrones y agua y jabón para que el mármol sea más blanco y los nombres y mensajes tallados sobre la piedra, más fáciles de leer.
Para algunos de los que limpiaban las tumbas, estos días no son especiales. La tarea de llevar flores a sus difuntos es algo que hacen durante todo el año, independientemente de la fecha. Madres que recuerdan a sus hijos, nietos que acuden a visitar a sus abuelos o hijos que demuestran a sus padres que no los han olvidado. Un ritual que, más allá de lo estético, supone un encuentro entre los que siguen aquí y los que se marcharon.
Estos días las flores naturales le ganan la partida a las artificiales, seguramente para demostrar que hay algo especial en esta fecha.
La otra cara de esta fecha es la de los trabajadores del camposanto que se afanan también en lograr que La Purísima tenga su mejor cara. Para ellos estos días suponen una ruptura total con su rutina, la tranquilidad se sustituye por el bullicio y su labor se multiplica.
Hoy y mañana llegarán al cementerio los más rezagados para adornar las tumbas de sus difuntos. Algunos de los nichos y sepulturas seguirán siendo visitados a lo largo del año. Otros tendrán que esperar al próximo otoño para recibir el cariño de sus amigos y familiares.

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