El Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) fue ayer noticia por un hecho totalmente diferente a lo habitual. En un segundo plano quedaron temas como la entrada de migrantes o refugiados o las condiciones de vida en su interior. Todo este debate quedó a un lado en favor de un canto a la vida, a la diversidad y a las diferentes culturas.
La situación migratoria de nuestra ciudad ha cambiado tanto que, la baja ocupación que mantiene el centro desde hace meses permitió que tras años sin poder celebrarse, se llevara a cabo la VIII edición de la Semana Multicultural. El CETI se convirtió en una fiesta: bailes, pases de modelos, teatro, entregas de premios... Cualquier cosa para demostrar que, más allá de las penurias que pasa la gente que termina residiendo en estas inhalaciones, son más que unas cifras.
La procedencia, la etnia o las costumbres se compartieron. Los sirios aplaudieron las actuaciones de los subsaharianos, mientras que estos últimos vitorearon el pase de moda de los primeros.
Mención especial para el director del centro, Carlos Montero, al que más de un residente agradeció su labor. En uno de los momentos, el responsable del CETI subió al escenario para compartir con los residentes un baile africano.
Además, Montero se encargó de entregar los premios por esta semana llena de actividades. El director intercambió abrazos que denotaban afecto con más de una de las personas que viven en estas instalaciones.
En definitiva, ayer fue el día para que refugiados y migrantes se olvidaran del porqué tuvieron que irse de sus países y sus casas para buscar un futuro en tierras europeas y disfrutaran de estar vivos y ser como son.
Hay que destacar que la situación de este centro para extranjeros es ahora casi insólita comparada con el panorama que viene mostrando desde hace unos años. Medio millar de residentes es una cifra muy pequeña en comparación con los más de 2.000 que hubo en 2014 o con los 1.700 de noviembre del pasado año.
Sólo el tiempo dirá si el cambio de los flujos migratorios que ha hecho que la llegada de ciudadanos de otros países decaiga se mantiene. De momento, los responsables del CETI ya se están curando en salud para evitar el estado de saturación.
Se ha llegado a un punto en que, incluso, es posible mantener unidas a las familias en el interior del centro, una medida que antes no podía realizarse por la alta cantidad de personas que vivían en el interior. Es deseable que la situación se mantenga y que, como viene ocurriendo en los últimos meses, el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes sea realmente un lugar de paso para los extranjeros.
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