Su abuela interpretó en Melilla en 1921 el cuplé ‘El novio de la Muerte’, que dio lugar al himno de la Legión. Asiste al estreno de la obra homónima esta noche (21:00 horas) en el Teatro Kursaal.
Ayer se estrenó a las 21:00 horas en el Teatro Kursaal ‘El novio de la Muerte. Un cuplé hecho oración’, una obra incluida en los actos de conmemoración del XCVI aniversario de la fundación de la Legión. Esta noche, a la misma hora, volverá a representarse. Esta función también sirve para homenajear a la artista Lola Montes (1898-1983), quien en 1921 puso en pie al público de Melilla interpretando el cuplé que dio origen al himno legionario.
Fernando Pozueta, uno de sus nietos, ha venido a la ciudad para asistir a esta representación. Antes de hacerlo, visitó el plató de Faro TV, donde compartió recuerdos de su abuela y del éxito de su actuación en Melilla. Asimismo, agradeció al Tercio Gran Capitán de la Legión, a la Ciudad Autónoma, a la compañía teatral IV Recinto (la encargada de representar la obra) y al Centro Unesco (en especial a uno de sus integrantes, Juanjo Florensa), su trabajo para sacar adelante este espectáculo.
–Lola Montes, su abuela, llegó a Melilla poco después del Desastre de Annual. ¿Cómo fue ese estreno de ‘El novio de la Muerte’ en aquel momento tan duro?
–Ella venía de cantar ‘El novio de la Muerte’ en Málaga. Allí la escuchó la duquesa de la Victoria y le dijo: “Tienes que ir a Melilla”, precisamente por la situación que se estaba produciendo aquí. Vino en julio de 1921 y lo cantó. Vestía de enfermera y estaba preciosa. Ella tenía 23 años solamente y tuvo un éxito tremendo, porque la canción es realmente muy bonita. Me la imagino cantando con su fuerza, su energía. Era una persona y una artista extraordinaria. Eso cautivó a todo el mundo que la escuchó. Y fue muy significativo por la importancia histórica de lo que se estaba produciendo en Melilla.
–¿La actuación de Lola Montes elevó la moral de la población ante esa derrota militar?
–Sí. ‘El novio de la Muerte’ es una historia de amor. Habla de un legionario que pierde a su amor (ella había fallecido) y decide ir a buscarla. Y lo hace dando su vida en el cuerpo de la Legión. Mi abuela tenía esta historia muy dentro. Cuando éramos pequeños, no nos cantaba nanas, nos cantaba cuplés. Y ‘El novio de la Muerte’ lo conozco desde siempre. Nos lo cantaba de forma muy habitual y como una historia de amor preciosa. Lo vivía como la artista que llevaba dentro.
–Háblenos de esa historia del legionario que da pie a la canción. Su nombre era Baltasar Queija.
–Eso cuenta la leyenda. Los letristas de ‘El novio de la Muerte’ se inspiraron en su historia (cuando encontraron su cadáver en el campo de batalla, le hallaron en la camisa un retrato de su novia y un poema). Ellos justamente pensaron en mi abuela para interpretar el cuplé. Ella contaba que alguien en un momento dado pierde el amor de su vida y decide que quiere ir a reencontrarse con ella. Y no encuentra una forma mejor que hacerse caballero legionario y salir a dar su vida. De ahí el nombre de ‘El novio de la Muerte’. Como diciendo “aquí estoy, ven a buscarme, porque si vienes me encontraré con el amor de mi vida”. Es una canción maravillosa, todo el mundo vibra con ella. Y cantada por mi abuela, te puedes imaginar. No tenemos grabaciones, desafortunadamente pero he escuchado a la artista original.
–Ésa es la mejor grabación.
–Sí, y haberla escuchado tantas veces. Mi abuela quería mucho a Melilla. Cuando ella vino ya era una artista consagrada en el mundo del cuplé. Ya había visitado los mejores teatros de España, tenía previstas giras por Sudamérica y ella siempre contaba que Melilla tuvo un sentimiento especial, que fue el sitio donde más se emocionó cantando. Por dos razones: primero, por la acogida que tuvo. Hay que tener en cuenta que venía de un mundo de lujo, llegó en una época muy complicada y le llamó la atención lo bien que la recibieron, notó en primera persona otro tipo de vida que no había conocido como artista. Y, aparte, dijo que aquella noche fue mágica, seguramente la más mágica de su carrera. Por ello, yo también le tengo mucho cariño a Melilla. Lo que ella sintió nos lo transmitió a todos.
–¿Y ella volvió a Melilla tras el éxito de su actuación?
–Se sabe que a lo mejor estuvo incluso antes. Mi abuela se casa en 1927, en 1930 nace mi padre y a partir de ese momento mi abuela desaparece de la vida pública hasta 1976. En aquel momento hubo una carta donde se le atribuía el estreno de ‘El novio de la Muerte’ a otra persona que no era mi abuela y ahí ella se sintió con ganas de volverlo a decir. Entonces ella tenía 78 años. Nosotros, cuando éramos pequeños, no sabíamos que mi abuela era artista, ella nunca lo decía. Pensamos que debió de hacer algún tipo de promesa de no dejarse llevar por la vanidad, pasar como una persona más. Y estuvo desde 1931 a 1976 en el anonimato. Ahora, para mi familia es extraordinario poder rememorarla, homenajearla y tenerla presente. Por cierto, ‘El novio de la Muerte’ es el cuplé más cantado de la historia.
–¿Qué datos biográficos de su abuela ha aportado para la representación de la obra?
–Lo más importante, que ya se sabía, es que ella salió vestida de enfermera. Yo recuerdo esa foto, pero la perdimos, desafortunadamente. Mi abuela tenía una versión un poco distinta de ‘El novio de la Muerte’. Los legionarios, al adoptarla, le debieron de cambiar la letra. Ella la cantaba con mucha fortaleza, porque la vivía mucho. Y hay que destacar el momento que vivía la ciudad (lo de Annual), los bravos y la euforia cuando actuó.
–Aparte de Lola Montes, ¿que otros personajes históricos intervienen en esta obra?
–Sinceramente, no me he querido enterar mucho. Prefiero verlo en directo para mantener las emociones. Veré la obra y me dejaré inundar de ese cariño con el que la han preparado. Rememorar ese momento en Melilla va a ser grande. Yo creo que el concierto histórico de mi abuela fue aquí cantando ‘El novio de la Muerte’.
–La obra homenajea los 96 años de la fundación de la legión, un año antes de que ella actuara.
–En casa, por mi abuela, teníamos mucho sentimiento legionario, el ardor legionario. Nuestra abuela nos enseñó muchos valores de la Legión. Yo los llevo dentro y los reconozco como tales y desde siempre en mi casa se reconocieron como pilares importantes. Por ejemplo, el hecho de que una persona podía tener el pasado que tuviera, pero en cuanto entraba en la Legión ese pasado se olvidaba. Es el valor precioso de volver a empezar. Luego, todo lo que tiene que ver con el compañerismo, con el “a mí la Legión”. También el credo legionario... Todas esas cosas en mi casa se vivían mucho. Cuando mi abuela veía marchar a la Legión en los desfiles los sentía muy dentro, muy de cerca, aunque nunca decía nada. Ella nunca nos contó cuál fue su notoriedad.
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