Cultura y Tradiciones

Felicidad desbordada entre los musulmanes melillenses al término del Ramadán

Son las ocho de la mañana y dos fieles entran en la Plaza Multifuncional de San Lorenzo con sus túnicas tradicionales y sus sandalias. Ya debe de haber más de 50 personas, es posible que incluso 100, y la mayor parte de los hombres visten igual. Se ve entre ellos a algunos niños que deben de andar entre los 12 y los 14 años. Todos se van descalzando y sentándose mirando en dirección al mar en la alfombra más cercana a él, que es de color azul. Es una alfombra gigante de más de 100 metros de largo.

Algunas personas mayores se sientan en sillas blancas y también lo hacen las mujeres, que se encuentran detrás en una zona exclusiva para ellas, a unos 50 metros de los hombres.

Poco a poco empieza a llegar más gente y comienzan los cánticos. En dos lados de la plaza –la parte más pegada a la carretera y la más próxima a la playa- hay un cartel que dice ‘Eid Mubarak’ que da la bienvenida a los fieles.

Detrás de la alfombra azul, hay una roja y otra amarilla. El goteo de gente es incesante y, a las 8:20 horas, ya debe de haber más de 500 personas mientras siguen los cánticos, dirigidos por ocho líderes espirituales que están sentados en unas sillas sobre una tarima en el centro de la plaza. Dos vehículos de la Policía Local están apostados en la carretera junto al Río de Oro. También hay una ambulancia en la plaza por si alguna persona tuviera algún problema.

Entre los hombres y las mujeres, hay dos largas mesas –una para cada sexo- con toda clase de viandas para después del rezo con pizzas, dulces típicos y de toda clase, empanadas y zumos, entre otros productos.

Un cuarto de hora más tarde, la alfombra azul está a rebosar de gente y comienza a ocurrir lo mismo con la siguiente.

Samir resalta que el Aid el Fitr es un día “muy importante” para ellos y que está “muy contento” después de un Ramadán “muy bonito, como siempre”, y especialmente por ver tanta gente, algo que no se podía hacer durante la pandemia. Además, según dice, “se ha pasado muy rápido y ni se ha notado".

Encontramos también allí al consejero de Medio Ambiente y Sostenibilidad, Hassan Mohatar, quien esperaba entre 6.000 y 7.000 personas se congregaran en la plaza, que, por otra parte, le parece “un sitio ideal” –mejor que cuando se hacía en el campo de fútbol de La Legión- para la comodidad de los ciudadanos a la hora de aparcar –con Isla Talleres y otras zonas alrededor-, además de que se han enviado autobuses y taxis a los barrios periféricos de la ciudad.

El consejero se ha mostrado satisfecho con el mes de Ramadán, un mes “de recogimiento, de pensar en la familia y de ayuno” en el que, además, se han realizado muchas actividades tanto por parte de las distintas consejerías como de la Comunidad Islámica de Melilla.

Dos minutos pasadas las nueve de la mañana, el recinto está lleno, los fieles se cuentan por miles y comienza el rezo, que dura alrededor de 15 minutos.

A su conclusión, la gente se acerca a las mesas a desayunar. Mohamed expresa su felicidad “por este gran día y terminar el ayuno”, además, celebrándolo con la familia y los amigos y, en general, con todos los musulmanes.

Pese a todo, este ciudadano considera que el Ramadán “no es simplemente dejar de comer”, sino que tiene que ver con “el comportamiento y los buenos tratos” y avisa de que, no por el hecho de que haya concluido el mes sagrado, puede la gente portarse mal, sino que “hay que seguir esos mismos pasos”.

Sara y Mohamed son otros dos ciudadanos que han expresado su satisfacción por el rezo y por todo el mes. En el caso de ella, “un poco duro por el trabajo, pero muy bien”. Para él, quien, por cierto, no esperaba tanto desayuno, “es un día muy esperado todo el año y que cada vez va mejor”. De manera similar opina Ilies, quien ha añadido que ahora toca la pascua y disfrutar con toda la familia.

Para Nur, el rezo colectivo ha sido “maravilloso”. A ella, que lo echaba de menos, porque el año pasado no pudo acudir, le encanta el ambiente familiar que se respira y todo eso le “llena el alma”, hasta el punto de que se levanta por la mañana “excitada, como en plan ‘quiero ir al rezo’”.

En cuanto al Ramadán en general, a ella le ha ido “súper bien” y se le ha pasado “volando”. En este sentido, Nur cree que, aunque se pueda pensar que va a costar, “es súper fácil”, sobre todo porque, si la gente pone sus intenciones, Dios la ayuda a superarse a sí misma. “A las personas con fe no nos cuesta nada y, cuando lo terminas, dices ‘ay, gracias a Dios lo he terminado, tengo mi recompensa y todo irá bien si Dios quiere’”, explica.

Y así, entre gente disfrutando de un desayuno que no ha tardado en desaparecer y con una traca de petardos, ha terminado un Ramadán que se ha sentido de una manera muy especial por los musulmanes melillenses.

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