La falta de aparcamiento y de más contenedores son dos de las principales demandas que hacen los vecinos del barrio del Príncipe de Asturias.
Es una zona de casas y bloques de pisos no muy altos. Cuenta con una fuente en el centro del barrio que sigue siendo muy usada por los vecinos y también por otros ciudadanos que van hasta allí para llenar sus garrafas. Y es un barrio en poco tiempo cambiará bastante con la apertura de un colegio y la construcción de casas nuevas.
Pero, ¿cómo es vivir en este barrio? Los vecinos aseguran que están bien.
Viven cerca del centro, hay farmacias y tiendas de barrio. También no hay muy lejos un supermercado más grande y un poco más arriba de sus hogares un centro de salud. Asimismo, hay colegios e institutos cerca.
Jalifa, que llevaba sus garrafas en el agua de la fuente, explicó a El Faro que se marchó del barrio hace ya 20 años. Pero tiene muy buenos recuerdos de él. Vuelve cada vez que necesita agua, pero también para recordar esos buenos tiempos.
Aún así todos los vecinos entrevistados por el periódico coinciden en que faltan aparcamientos. Nordin, el propietario de una de las tiendas del barrio, afirma que llega a aparcar en Cabrerizas, donde van sus hijos al colegio porque no encuentra nunca cerca de su tienda.
Vicente, un vecino de la zona, cree que hace falta ese aparcamiento que debe estar planificado por parte de la Administración.
Y Mohamed, otro vecino del barrio, dice que llega a aparcar en el Parque Hernández muchas veces porque se cansa de dar vueltas y no encontrar estacionamiento.
Pero también les preocupa el tema de las basuras. Mohamed subrayó que los contenedores por la noche están siempre desbordados. Se necesitan más porque los que hay son insuficientes para tantos vecinos. Además, se pregunta si no sería viable contar con otro tipo de contenedores, como pilas o de otros objetos.
Vicente también cree que es preciso aumentar el número de contenedores en el barrio. Subrayó que a diario se ven las bolsas de basura fuera y es que no hay espacio en los pocos contenedores que hay.
Por otro lado, la crisis también llegó a este barrio. Nordin, propietario de una tienda junto a la fuente lamenta cómo han ido cerrando negocios en la zona. Culpa a la crisis por la pandemia y apunta a que la gente finalmente no tiene tanto dinero para gastar y a que los precios de todo ha subido.
Subrayó que antes sus clientes se llevaban dos kilos de patatas, pero ahora cuesta el doble y solo se llevan las que necesitan, y algunos, solo para que las coman los niños de la casa. Son en estas tiendas de barrio, donde los vecinos compran de siempre, donde se ve si a la familia le van bien o no las cosas.
Por otro lado, Nordin hace una petición y es que se aumente la luz por las tardes y noches, sobre todo ahora en invierno, en la zona de fuente. Explicó que se ha producido varios robos, por ejemplo, de retrovisores y eso se evitaría poniendo más alumbrado público en esta área.
Mohamed indicó que no sabía cuánto cuesta una vivienda en su barrio, pero cree que subiría de los 200.000 euros. Eso sí, indicó que algo seguro era la falta de pisos o casas. Y es que dijo que todas las de su bloque y alrededor estaban ocupadas.
Para Vicente, otro de los vecinos del barrio, las casas tienen precios elevados, pero indicó que se trata de Melilla, una ciudad con pocas viviendas para la demanda que hay. Y añadió que lo seguro es que son más baratas que en el Paseo Marítimo.
Si se consulta con una web donde se anuncian casas a la venta, los precios varían bastante según el número de habitaciones. Un ejemplo es una casa mata con cinco dormitorios y cuatro baños que tiene un precio de 295.000 euros. En cambio, hay un piso de dos habitaciones por 145.000 euros con un total de 70 metros cuadrados y otro de cuatro dormitorios y 114 metros por 165.000 euros
El barrio del Príncipe cambiará de forma notable en los próximos años. El antiguo acuartelamiento de Gabriel de Morales ya va cogiendo forma de colegio de Infantil y Primaria y también el antiguo cuartel de Santiago está experimentando cambios porque acogerá en un futuro un gran número de viviendas. Sin duda, estas reformas cambiarán esta zona de la ciudad y la llenarán de vida.
El barrio ya es una zona de paso. Es la conexión entre las Palmeras y Cabrerizas con el centro. Es muy transitado, pero con un nuevo colegio de Infantil y Primaria, ese aumento del tránsito se notará.
Y precisamente esto es lo que les preocupa a los vecinos a los que entrevistó El Faro.
Reconocen las ventajas de dotar al barrio de más viviendas, que según algunos de ellos, se necesitan. Así lo indicaba Mohamed, que apuntó que todas las viviendas de su bloque y alrededor están ocupadas.
También valoró de forma muy positiva que haya un nuevo colegio en la zona. Afirmó que dará más vida a los negocios que hay en el barrio y es éstos sufren la crisis, como en otras zonas de la ciudad.
Sin embargo, se pregunta si se ha pensado ya en cómo se reordenará el tráfico. El barrio es zona de paso de barrios, como Las Palmeras y Cabrerizas al centro. Ya con la presencia de La Salle en el barrio se nota la hora de entrada y salida de los alumnos del colegio.
Este vecino ve como “un gran problema” la falta de aparcamiento. Dijo que con familias llevando a los niños al centro se precisaría de una zona donde estacionar y también para los docentes y el personal del centro.
Vicente, otro vecino con el que conversó El Faro, explicó que no sabe cómo se van a adaptar las inmediaciones del centro escolar nuevo para que haya estacionamientos. Pero cree que habrá “un colapso” en el barrio cuando abra sus puertas si no se cuenta con un plan bien diseñado.
Por otro lado, el barrio ya está sufriendo algunas reformas, como las nuevas aceras que se están instalando en la calle Ibáñez Marín.
La Consejería de Infraestructuras indicó a El Faro hace unos días que se prevé que esta obra termine a finales de febrero.
Pero varios vecinos de la zona, aunque no quería hablar a la cámara de Faro TV indicaron que no se estaban instalando de forma correcta esas aceras.
Explicaron que las losas se mueven en muchos de los tramos donde los trabajos han finalizado.
De hecho, Vicente, un vecino del barrio, aseveró que cuando llueve y se pisan las baldosas éstas se mueven y salta el agua acumulada. Solicitó a la consejería que revise bien los trabajos que por ahora se han realizado para evitar que el resto de la calle tenga estos mismos fallos.
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