Melilla registra de nuevo un fallecimiento por Covid-19 y asciende ya a 94 el total de personas que han perdido la vida en la ciudad por esta enfermedad. Son cinco muertes en cuatro días.
Tampoco son buenos los datos de nuevos casos, pues hay 38 personas más con coronavirus, y asciende a 321 el total de ciudadanos con Covid-19 activo. No obstante, se han curado 31 personas.
En el hospital hay 19 enfermos hospitalizadas y dos de ellos están en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Es una persona menos en la UCI, pero puede deberse, aunque no se facilitan estos datos por las autoridades, al fallecimiento registrado en la jornada de ayer.
Además, se han realizado 469 pruebas de diagnóstico de coronavirus, según los datos facilitados por la Consejería de Políticas Sociales y el Ingesa sobre la jornada de ayer. De este total hay 289 test de antígenos y 180 PCR.
La medición de los niveles de SARS-CoV-2 en aguas residuales será una técnica “vital” para controlar la situación “si las cosas vuelven a torcerse” en la evolución de la pandemia y puede servir como un sistema de alerta temprana tanto para localizar casos aislados o brotes como para detectar nuevas variantes.
Así lo han concluido los redactores del estudio científico ‘Detección temprana de casos o brotes de infección por SARS-CoV-2 en residencias de mayores mediante seguimiento selectivo de aguas residuales’, publicado en la revista Clinical Microbiology and Infection, y que ha confirmado la eficacia de la técnica de muestreo y análisis de la presencia de covid en aguas residuales que ha puesto en marcha Global Omnium en colaboración con el CSIC y la Universitat de València.
El sistema permite esa detección temprana puesto que, si bien pasan una serie de días desde que una persona se infecta hasta que presenta algún síntoma que recomiende su aislamiento, durante ese lapso de tiempo la presencia del virus es detectable en las aguas residuales que genera esa persona, aunque no acabe desarrollando síntomas.
El estudio analiza un proyecto piloto realizado inicialmente en cinco residencias de la ciudad de Valencia, una técnica que en la actualidad monitoriza semanalmente la presencia de covid en las más de 400 residencias de personas mayores y dependientes de la Comunitat Valenciana, así como en las aguas residuales de los distritos de la capital.
Además, desde mayo de 2020, se está realizando en más de 100 ayuntamientos de toda España, donde se han recogido ya más de 25.000 muestras.
“Desde el inicio de la pandemia en abril de 2020, comenzamos a analizar el nivel de covid en aguas de los barrios de diferentes ciudades, pero entendimos que la información era más útil cuanto más íbamos aguas arriba", es decir cuanto más reducíamos el foco, "pasando de barrios a edificios”, ha explicado el responsable de Servicios de Global Omnium, Juan Francisco Maestre.
Ha añadido que, por ello, en octubre, se decidió centrar el análisis en las residencias y en diciembre se firmó un convenio de colaboración con la Generalitat para que la compañía se encargará de monitorizar los 400 centros residenciales semanalmente.
En este sentido, según el jefe de servicio de Microbiología del Departamento de Salud Clínico-Malvarrosa de Valencia, David Navarro, “el curso del virus en las aguas reproduce lo que pasa en las residencias a nivel epidemiológico", lo que "pone sobre alerta, permite ir a buscar a los contagiados y aislarlos para evitar brotes”.
Así, el proyecto piloto “se hizo en residencias porque la incidencia, incluso la incidencia silente, estaba siendo devastadora con población especialmente vulnerable”.
La técnica consiste en un análisis por PCR de una muestra de aguas residuales, como ha detallado el experto en Epidemiología en Global Omnium, Raimundo Seguí, quien ha explicado que, para que el método genere frutos “se tiene que haber comprobado si los residentes son autónomos y que la arqueta o la acometida no recoja aguas de ningún edificio cercano más”.
Posteriormente “se toma una muestra diaria en el centro, generalmente por la mañana, que es cuando los residentes se levantan y utilizan el baño, se analiza por PCR en el laboratorio y se obtiene el resultado en menos de ocho horas”.
“Es la técnica que, hasta la fecha, permite una respuesta más rápida con diferencia”, ha destacado Seguí, que ha repasado las ventajas de este método: “sirve para saber la tendencia de la curva o adelantarte, detecta casos asintomáticos que muchas veces no llegan ni a los centros de salud, y funciona como un sistema de alerta temprana especialmente útil en municipios pequeños sin apenas incidencia, además de permitir no malgastar recursos, que son limitados, y destinarlos allí donde son necesarios”.
Por su parte, la investigadora en el IATA-CSIC Gloria Sánchez ha manifestado que esta técnica “se ha demostrado como una buena herramienta complementaria a lo que se hace en clínica a la hora de prevenir el avance de la pandemia”.
En su opinión, “no solo es importante desde el punto de vista de la detección temprana, sino también en cuanto a la detección de las diferentes variantes”, ya que “en una única muestra de agua se pueden detectar las variantes que están circulando en ese momento”.
Los expertos han destacado el carácter pionero de esta iniciativa de medición de covid en aguas en la ciudad de Valencia y la Comunitat Valenciana.
Juan Francisco Maestre ha subrayado que Valencia fue la primera ciudad española en la que se dividió el territorio por barrios para ver cómo evolucionaba la pandemia, mientras que el epidemiólogo Raimundo Seguí ha recordado que el equipo está ultimando otro artículo científico con este trabajo por distritos, que ha tenido Valencia como “el lugar de España en el que más muestras se han recogido, con hasta 75 muestras a la semana”.
Para David Navarro, “de cara al futuro, mirar en las aguas nos dirá si las cosas empiezan a ir mal”, y así lo ha expresado también Maestre, quien ha resaltado la adaptabilidad de este tipo de análisis, que es susceptible de utilizarse en otros lugares, como centros de trabajo.
“El agua residual se va a convertir en el mecanismo para estudiar la salud de la población y, aunque siempre se ha utilizado para analizar los niveles de contaminación, ahora se utilizará como un indicador de salud pública”, ha indicado.
En esta línea, Seguí ha considerado que “la clave ahora es la detección de las variantes, porque cada una tiene sus particularidades”, y ha afirmado que este mismo análisis podría servir para “identificar y medir el consumo de medicamentos, las resistencias a los antibióticos, además de alertar sobre la propagación de otras enfermedades como el dengue, el VIH, la hepatitis o la gripe”.
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