Aunque todo hacía suponer que el Pleno Ordinario de ayer, el último de este mandato antes de celebrarse las elecciones autonómicas, sería tranquilo y sin mayor importancia, la realidad fue otra muy distinta y por diversos motivos. Como lamentablemente viene siendo habitual, una nueva expulsión de un diputado, en esta ocasión el portavoz y líder del Grupo Socialista, Dionisio Muñoz, que se estrena en estas lides.
El motivo, no atender a las llamadas de atención del presidente y todo por una discusión sobre empleo.
Pero mientras esto se desarrollaba en el interior del Palacio de la Asamblea, en el exterior, el protagonismo venía de la mano de uno de los miles de melillenses que se encuentran en paro y que ya no saben cómo afrontar esta situación.
La medida que adoptó en ningún caso puede admitirse; no es el mejor camino para solventar un problema, pero ante la desesperación uno pierde los papeles y toma por caminos equivocados que, afortunadamente, en esta ocasión acabaron felizmente.
Quizá sería hora de que los políticos aprendieran a mirar en la dirección adecuada.
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