El ciclo de conferencias sobre la vida y obra del ingeniero militar melillense Pedro Martín Zermeño regresa hoy a las 18:00 horas al Hospital del Rey, y lo hace con la charla de Juan Miguel Muñoz Corbalán, profesor de la Universidad de Barcelona, sobre el tema “Los ingenieros Juan & Pedro Martín Zermeño. De paso por Barcelona”. La presencia de Muñoz en la ciudad autónoma tiene que ver con el ciclo de conferencias organizado por la asociación Melilla Ciudad Monumental que contiene tanto visitas guiadas, como teatro y varias ponencias.
El destacado especialista conversó brevemente con El Faro acerca de este tópico y aseguró que en Melilla "hay sitio de sobra para poner un busto o algún monumento conmemorativo” en honor a Pedro, y añadió que debería haber una institución pública o privada que decida financiarlo.
Ambos Zermeño, recordó Muñoz, fueron de los más importantes ingenieros militares de sus generaciones y llegaron a plasmar su trabajo en varios lugares regidos por la monarquía española, entre ellos Cataluña.
Si algún ciudadano de Melilla realiza una visita a ese territorio y desea ver alguna obra realizada por Pedro o su padre, “debería ser consciente de que la idea de convertir las famosas Ramblas en un paseo más o menos recto”, fue un proyecto del más joven de los dos, dijo el experto.
En algún momento, ese espacio dejó de tener un sentido defensivo y se convirtió en un área de recreo luego de que se amplió la urbe. “Pedro lo que hizo fue crear una vía de paseo desde el puerto hasta la zona de Canaletas”.
Las labores de ambos también pueden verse en el barrio de la Barceloneta, mientras que el hijo diseñó la Linterna del Puerto de Barcelona.
Juan y Pedro dejaron notables huellas en la zona catalana, sobre todo en proyectos de construcción estratégica. En el caso del Castillo de San Fernando, en Figueras, fue Juan quien hizo las proyecciones básicas, mientras que su sucesor estuvo trabajando a un nivel más detallado.
“No se trata de que uno hubiera hecho más que el otro, ni que haya sido superior, sino que cada uno dentro de su categoría profesional hizo lo máximo que podía”, sentenció Muñoz.
El padre se formó mediante la experiencia sobre el terreno y quiso que su descendiente tuviera una formación académica, y “esa fue la principal diferencia entre los dos, pero ambos tuvieron una preparación muy buena”.
Por otro lado, insistió en que la realidad social y cultural sugiere que en Melilla se conoce poco sobre los Zermeño, y destacó que es importante la promoción de actividades como la que se efectuará en la tarde y que la gente vaya.
A pesar de ello, dijo que a lo largo de los años se ha dado cuenta de que la asistencia suele ser muy baja, algo que “es una pena porque aquí en Melilla todo está muy cerca y la gente puede acudir. Esperemos que haya respuesta para este tipo de conferencias”.
Por último, sobre el estado actual de la ciudad manifestó verla muy triste, puesto que “hay cantidad de comercios cerrados, lugares que quería ver que no están abiertos”.