España está entre los países que se oponen a organizar patrullas navales contra la inmigración.
La reunión de los ministros de Exteriores y Defensa de los Estados miembros de la Unión Europea descartó ayer el uso militar en la vigilancia antipateras del Mediterráneo. No obstante, la UE acordó estudiar nuevas opciones para luchar contra las mafias que trafican con personas y productos a través del Mediterráneo, aprovechando la inestable situación en Libia.
La UE recibió ayer con escepticismo la propuesta italiana para desplegar una operación naval en la zona, similar a la Operación Atlanta autorizada en 2008 para luchar contra la piratería somalí.
Antes de que se supiera la decisión que adoptaría Europa, el secretario de Estado de Exteriores de España, Gonzalo de Benito, aseguró a la prensa que España no veía necesario el despliegue de una misión naval europea para controlar el flujo de inmigrantes irregulares.
“Nosotros no vemos que haya una situación equiparable a la que puede haber habido con la operación similar frente a Somalia”, señaló De Benito.
Ideas sobre cómo actuar
Los ministros de Asuntos Exteriores del bloque, reunidos en Bruselas, encargaron ayer a la jefa de la diplomacia comunitaria, Catherine Ashton, la elaboración de un informe con ideas para actuar en el Mediterráneo de forma más amplia, reconociendo que la actual situación tiene implicaciones de seguridad.
Ése fue el mensaje que la ministra italiana, Emma Bonino, transmitió a sus colegas europeos para defender la organización de una operación militar europeoa de patrulla en aguas mediterráneas.
Según Bonino, la situación de desgobierno que vive Libia ha hecho que en la frontera sur de la UE el problema ya no sea sólo de inmigración irregular, sino también de una potencial amenaza criminal e incluso terrorista.
La ministra italiana apuntó a las sospechas que apuntan que entre las personas que llegan al país norteafricano para tratar de acceder a la UE no sólo hay inmigrantes sino también “yihadistas” y miembros de Al Qaeda.
Esa preocupación por la situación en Libia fue respaldada por los Veintiocho, que en un documento aprobado ayer subrayaron su inquietud por el deterioro institucional y de seguridad que vive ese país y por sus consecuencias para la UE.
España está en contra: “Es caro y complejo”
La idea italiana de desplegar una misión naval inspirada en la que la UE tiene en el Índico para combatir la piratería fue recibida ayer en Bruselas con frialdad.
“No todo el mundo está convencido de que sea la mejor manera de reaccionar”, explicó una fuente comunitaria.
Para países como España, la situación en el Mediterráneo no es “equiparable” a la que existía frente a las costas de Somalia, según explicó ayer el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Gonzalo de Benito.
El Gobierno español considera que la nueva misión del Mediterráneo sería una operación “compleja” y que requeriría “muchos recursos”.
Otras fuentes diplomáticas apuntaron a la lentitud con la que habitualmente se despliegan este tipo de misiones como uno de los grandes obstáculos.
El Servicio Europeo de Acción Exterior se encargará ahora de plantear posibilidades concretas de actuación a los Veintiocho y de tratar de ofrecer una respuesta más global al problema, en la que se unan los distintos esfuerzos que la UE está llevando a cabo con los países del norte de África.
Melilla no está entre los focos de radicalización yihadista, según un estudio
La Ciudad de Melilla no ha sido incluida entre los focos de radicalización yihadista que se han detectado en España en los últimos cinco años, según un estudio estudio presentado ayer por el investigador principal en esta materia del Real Instituto Elcano, Fernando Reinares.
El estudio revela que la Comunidad de Madrid, Cataluña y la Comunidad Valenciana son, por este orden, los principales focos de radicalización en España, si bien Reinares advierte de que, en los últimos años, se ha detectado una creciente importancia de Ceuta y Cataluña, donde el escenario se ha triplicado frente a la estabilidad en la que ha entrado Madrid.
El estudio de Reinares ahonda en el cuándo, dónde y cómo se radicalizaron los 78 yihadistas condenados por terrorismo y los seis suicidas de Leganés (el séptimo ya había sido condenado), entre 1996 y 2012.
El experto destaca que este fenómeno es “autóctono”, es decir, que casi la totalidad de estas personas se convirtieron en yihadistas en España, en procesos que se desarrollaron siempre en áreas metropolitanas que coinciden con sus lugares de residencia, sin viajar a otros países.
Además, apunta que casi la totalidad de estos terroristas iniciaron su radicalización cuando tenían menos de 30 años en un momento histórico que toma como referencia, en los años noventa, las guerras de Argelia, Bosnia y Chechenia y, ya desde 2001, los atentados del 11-S y las guerras de Irak y Afganistán.
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