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Eucaristía, la humilde ‘servidora’ de los más necesitados de Melilla

Decenas de personas asistieron ayer al homenaje que la Ciudad ha brindado a esta religiosa de María Inmaculada que trabajó de forma incansable por los pobres sin distinción de cultura o religión.

Era una mujer pequeña de sonrisa infinita y tenía un corazón más grande que el centro en el que trabajaba. Durante años luchó por los más desfavorecidos de Melilla y consoló a centenares de personas que demandaban la ayuda de las hermanas de María Inmaculada, las religiosas que están en el Monte María Cristina. Todo el mundo que llegó a conocer a Eucaristía, llegó a amarla y a admirar sus ganas de ayudar a la gente y su energía. Era una mujer vital que dejó este mundo hace unos pocos meses. Pero la gente aún la siente aquí. Por eso, decenas de personas asistieron ayer al homenaje que la Ciudad le ha brindado a esta religiosa. La calle en la que se encuentra el Centro de María Inmaculada ahora se llama ‘Hermana Eucaristía’, y además, cuenta con un retrato de esta mujer que hizo tanto por las personas que menos tenían.
La encargada de hablar de Eucaristía fue la directora provincial de las hermanas de María Inmaculada, Ana María. Ella apenas pudo más que pronunciar palabras de agradecimiento porque no esperaban que tanta gente asistieran a este acto en el que se reconoce el amor que los melillenses sentían por esta religiosa.
Ana María aseguró que Eucaristía se entregó a los melillenses de forma desinteresada. Hizo un trabajo en silencio, callado y desde la más absoluta humildad. Afirmó que nunca creyó que estuviera haciendo algo extraordinario, sino que era su responsabilidad ayudar a las personas más necesitadas.
También resaltó que se conmovía con cada una de las historias que llegaban con cada persona que tocaba la puerta del centro. No podía más que repartir su amor, su consuelo y su simpatía con todos los ciudadanos.
“No tenía nada propio. Era desprendida”, destacó la hermana Ana María. Y es cierto que era así. La directora del Centro de María Inmaculada, Mercedes Moraleda, aseguró a El Faro que una vez recibió una llamada de Eucaristía pidiéndole permiso para darle su cama a una familia que no tenía donde acomodar a los niños. Ella aseguraba que podía dormir en cualquier lado, pero que no permitiría que esa familia siguiera sin un colchón y sin una cama. Y como esta anécdota, otras mil más que reflejan la solidaridad y el gran corazón que tenía Eucaristía.

Dar la vida
La hermana Ana María resaltó que una de las enseñanzas del Evangelio es que hay que dar a la gente todo aquello que se recibe de forma gratuita. Aseguró que esto fue lo que hizo Eucaristía. Esta religiosa entregó su vida, un don que recibió gratis, a los más necesitados de Melilla.
“Eucaristía se dio a todos por igual”, apuntó la directora provincial de las hermanas de María Inmaculada.
La hermana Ana María insistió en que no había palabras  para agradecer a todas las personas que estaban en este acto el amor que estaban demostrando hacia Eucaristía. Ciudadanos de todas la religiones y culturas, representantes de las asociaciones culturales y religiosas de la ciudad y un gran número de políticos locales respaldaron este homenaje.

Más seguros
El presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, también ofreció un breve discurso sobre la labor de Eucaristía en Melilla. Destacó que fue “una persona santa” porque trabajó a cambio de nada para todos los ciudadanos, sin importarle su condición social, su cultura o religión.
Imbroda afirmó que cuando conoció a esta religiosa le sorprendió mucho tanto su humildad como sus ganas de trabajar por los más desfavorecidos.
El presidente de la Ciudad resaltó que la labor de Eucaristía partía de la solidaridad más pura. Señaló que gracias a este trabajo y al que aún hoy desarrollan otras hermanas de la congregación de María Inmaculada los melillenses se pueden sentir más seguros y tranquilos, pues saben que hay personas que velan por ellos.
Imbroda comentó que en estos tiempos en los que hay una crisis de valores “importante”, el trabajo de personas como Eucaristía se valora aún más. Aseveró que esta religiosa estará siempre en la mente de los melillenses. No sólo forma parte de una congregación, sino de Melilla, apuntó.
Compasiva, humilde, trabajadora, sencilla, desprendida, solidaria y vital son las características que definen a una mujer que Melilla no olvidará nunca, menos ahora que una calle cuenta con su nombre y con su imagen para engalanar todo un barrio.

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