También se describieron los incidentes aéreos y marítimos que se registraron en Melilla.
La Asociación de Estudios Melillenses analizó ayer las líneas de defensa que construyó España en el Protectorado oriental en Marruecos. El objetivo era proteger esta zona en el caso de que Francia invadiera todos estos terrenos. Aunque finalmente no se llegó a esta situación al no entrar España en la Segunda Guerra Mundial como aliado de Alemania. El encargado de realizar la conferencia sobre este tema fue Santiago Domínguez.
Este experto en historia se remontó hasta el año 1938, cuando España decidió establecer esta línea de defensa en el Protectorado en Marruecos. No sólo se dotó a la zona de una serie de tropas determinadas de soldados, sino que se construyeron fortificaciones y búnkeres por la zona que va desde el río Muluya hasta Melilla. Domínguez explicó a El Faro que en la actualidad todavía son visibles algunas de estas líneas de defensa, aunque la mayoría se han perdido por la expansión de las ciudades.
Otras de las ideas que destacó en su charla fueron los incidentes aéreos, navales y “casi terrestres” que se produjeron durante la Segunda Guerra Mundial en terrenos del Protectorado español en Marruecos y en Melilla.
Uno de estos fue el caso de un submarino alemán que fue bombardeado por los ingleses en una zona cercana al Mar de Alborán. El capitán decidió llegar hasta tierra para salvar a la tripulación. Encallaron el submarino en una zona cercana a Tres Forcas. Y una vez que llegaron allí continuaron los bombardeos por parte de los Aliados. Esto provocó que España presentara en Londres una queja formal al ser atacada una zona española.
Anécdotas
Pero fueron muchas las anécdotas que surgieron en aquellos años en Melilla, una ciudad que acogía varios consulados, como son el inglés, el francés, el italiano, el alemán y el noruego. Incluso había subdelegaciones de los consulados de América Latina. Fueron los aspectos menos visibles de la Segunda Guerra Mundial, pero hubo muchas luchas clandestinas y enfrentamientos entre los servicios secretos de estos países en la ciudad.
Entre las curiosidades de aquellos años, Domínguez destacó que los jefes de los servicios secretos inglés y alemán eran casi socios comerciales. También señaló el caso del jefe francés de los servicios secretos en Melilla que se dedicaba al contrabando de productos con la parte francesa del Protectorado en Marruecos.