El investigador Ramón Gutiérrez ofreció ayer una conferencia sobre las batallas navales que se desarrollaron en el Pacífico.
El investigador Ramón Gutiérrez ofreció ayer una conferencia en la Asociación de Estudios Melillenses (AEM) sobre las batallas navales más importantes que se produjeron en el Pacífico entre los americanos y los japoneses durante la II Guerra Mundial. Explicó a El Faro que fue en estos enfrentamientos donde se dejó la lucha del cuerpo a cuerpo para utilizar otro tipo de armas que nacieron de las investigaciones de los físicos y de los matemáticos. Aseguró que los americanos, con el uso de radares y de los cálculos de sus científicos consiguieron anticiparse a los movimientos de los japoneses.
Gutiérrez indicó que fue en 1942 cuando se produjeron las primeras batallas de la historia con portaaviones. Los primeros en utilizar este tipo de barcos fueron los americanos y los japoneses. Con la entrada en la guerra de estos grandes buques, la estrategia de los dos bandos enfrentados cambió de forma radical. Estos barcos estaban provistos de una tecnología que hizo que ‘los samuráis’ y ‘los artilleros’, como apuntó el investigador, pasaran a un segundo plano. La batalla física quedó relegada por la inteligencia y de los avances científicos de físicos, químicos y matemáticos.
El tiempo y la geografía
Otro de los aspectos que destacó en esta conferencia fue la influencia de las condiciones meteorológicas del Pacífico en el desarrollo de las batallas. Uno de los ejemplos de lo importante que era conocer cómo era la clima en esta parte del mundo fue el caso de un buque japonés que se escapó de los americanos gracias a una gran tormenta. Los vientos aliseos provocaron una tempestad de tal magnitud que el barco nipón se escondió tras la cortina de agua que caía del cielo.
Una de las ventajas, además del desarrollo tecnológico, de estas batallas navales en el Pacífico fue el desarrollo de mapas geográficos de la zona. Gran parte del mundo desconocía las islas y la geografía de esta zona de la Tierra. A través de los enfrentamientos entre americanos y japoneses, los científicos fueron detallando todos los islotes que hay en la parte superior de Australia y al este de Indonesia.
Las Islas de Nueva Guinea fueron esos territorios de los que no se tenía apenas conocimiento en los años 40, según apuntó Gutiérrez. Aseguró que en aquellos tiempos caer en estas islas por algún accidente implicaba para los soldados coger enfermedades, como la malaria. El clima de esta zona no era el adecuado para los americanos. Todavía hoy estas islas tienen fama de ser peligrosas para los turistas debido al alto nivel de delincuencia y las enfermedades tropicales, aseveró.
Además de tener una proyección, en esta conferencia se contó con las maquetas de los aviones que participaron en la II Guerra Mundial. Estas réplicas fueron cedidas por la Asociación de Modelismo ‘El Caminante’, que cuenta con un gran número de piezas. De esta forma, los socios de Estudios Melillenses no sólo descubrieron cómo eran las batallas navales entre los portaaviones de los japoneses y los americanos, sino que pudieron observar las insignias y los elementos de los aviones que participaron en esta guerra a través de estas maquetas.
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