¿Se imaginan un aula sin libros, donde los alumnos vayan por libre y desarrollen su creatividad cada uno a su ritmo?
Este es el concepto de educación que propone la asociación Garabatos, formada por un grupo de docentes y padres que creen en una educación diferente, alejada del encorsetamiento del sistema tradicional. Apuestan por "amplios espacios" donde los alumnos puedan estudiar jugando sin clases y sin notas.
María del Rosario Mizzi, presidenta de la entidad, cuenta a El Faro que su concepto de educación se centra en la denominada Educación Libre, un modelo pedagógico basado en el respeto, la confianza, el acompañamiento emocional y las consecuencias lógicas en sustitución del premio o del castigo externo, que comparte fundamentos, según Mizzi, con los métodos Montessori, originario de finales del siglo XIX, o Waldorf.
Respetando los ritmos
Con la llamada Educación Libre pretenden ofrecer un espacio en el que los niños puedan desarrollar su capacidades "experimentando" y no a fuerza de aprender conceptos teóricos, que "les pueden ayudar a aprobar exámenes, pero no a potenciar sus habilidades al ritmo que cada uno precise. Mizzi señala que en el sistema tradicional los alumnos aprenden lo mismo a la vez cuando "tal vez no todos están al mismo nivel". "Dos niños pueden tener la misma edad, pero su nivel de madurez puede ser distinto", explica y añade: "Hay que respetar los ritmos de los más pequeños".
Además, Mizzi defiende que la percepción que los niños tengan de la escuela influye en su trayectoria. Cree que relacionar el aprendizaje con la obligatoriedad de estar durante un número determinado de horas sentados y no al interés real les perjudica. "Desde la asociación hemos visitado la escuela Andolina de Educación Libre en Alicante y he visto cómo los niños eran felices. No querían que las clases acabasen". "En la educación tradicional siempre estamos pensando en el final del proceso educativo, ya sea hablando de la recta final, los últimos exámenes o las recuperaciones", explica.
Sin profesores
De acuerdo con la filosofía de la Educación Libre, los profesores se convierten, según Mizzi, en "acompañantes" que observan y realizan anotaciones para evaluar el comportamiento de los niños. "Se elimina el carácter directivo del profesor por lo que su función no será la de obligar a los alumnos a hacer determinadas actividades. La clave está en que aprendan de forma armónica y sean autocorrectivos", apunta.
Mizzi confía que con una Educación Libre los pequeños aprenden a partir de sus propias experiencias. "El acompañante puede por ejemplo, proponer que hagan un barquito, que posteriormente se introducirá en una parcela de agua. Obviamente ellos van a elegir el material con el que lo van a construir. Si uno lo hace de papel y lo introduce en el agua, verá como se deshace. Así el niño aprenderá de su propia experiencia o de la de los demás y sin un juicio autoritario exterior", dice.
No obstante, Mizzi, insiste en que la función del "acompañante" no será únicamente la de observar. "Si un niño hace algo mal, se le dirá y se explicará porque no debe repetirlo", informa.
Críticas al método
Al método de la Educación Libre no le faltan las críticas. Es común que muchos padres reprochen su carácter elitista. Las plazas son reducidas y el coste de las matrículas suelen ser elevadas. Todo contribuye a que estas instituciones no suelan reflejar la diversidad de la sociedad.
Algunos de los alumnos más famosos son el novelista Gabriel García Márquez, Jackie Kennedy, el dueño de Amazon, Jeff Bezos, y los fundadores de Google Sergey Brin y Larry Page.
Mizzi reconoce que estudiar en colegios o escuelas de Educación Libre puede costar 500 euros al mes. "Los materiales son caros y las clases son reducidas", justifica.
Consciente de la difícil situación económica de muchas familias en Melilla, Mizzi cree que el coste para las clases de infantil de Educación Libre en Melilla deberían ser en torno a 180 euros al mes.
Con 14 matriculados espera que el curso comience en el mes de septiembre. "Faltan una serie de trámites administrativos y contratar a las dos acompañantes", explica. Tras sondear posibles ubicaciones dieron con el parque que se encuentra en el Mercado del Buen Consejo. "En principio las clases serán al aire libre porque no tenemos aún un espacio físico interior", afirma.