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El delegado confía en que esta nueva entrada por la valla no suponga una vuelta a la crisis del 2014
–Hace poco más de una semana 209 inmigrantes lograron entrar en la ciudad tras saltar la valla. Hacía mucho tiempo que no se producía una llegada tan masiva. ¿Puede suponer esto una vuelta a la situación que se vivió en 2014?
–Espero que esto no suponga una vuelta atrás. Lo que tengo claro es que la inmigración no va a acabar nunca, se podrá regular un poco, pero no terminar.
Cuando hablamos de inmigración siempre decimos que es como gestionar el agua, si evitas que salga por un lado sale por otro. Pero lo que tenemos que hacer es intentar que el agua no salga de los tubos. Eso se conseguirá con una regulación. Nosotros hemos tenido un goteo de los migrantes que entran en dobles fondos. También hemos tenido un aumento de pateras en diciembre y nos consta que las autoridades marroquíes consiguen evitar que lleguen muchas pateras a Melilla a lo largo del año. Estamos estudiando lo ocurrido y haciendo una puesta en común con la Guardia Civil para ver qué medidas adoptar para que este salto de 209 sea algo puntual y no una rutina como en 2014.
–En los últimos tiempos la mayoría de los saltos se estaban produciendo en Ceuta. ¿Es posible que allí se estén adoptando medidas y los inmigrantes estén cambiando su ruta?
–Creo que sí, pero es una percepción. No tengo una información clara de cómo se están moviendo ahora los flujos. Hablamos de que las mafias son las que los controlan y vemos como cambian las rutas.
–Habla de mafias, pero, ¿cómo se está trabajando para acabar con ellas?
–Hemos desmantelado en Melilla algunas pequeñas redes, fundamentalmente de gente que metía en dobles fondos. Hemos detenido a supuestos delincuentes que manejan parte de esta inmigración clandestina. Pero evidentemente soy de los que defiende que las mafias no sólo están aquí, también están en el origen, en los países de tránsito y en los de destino.
Para mí también son mafias las personas que luego someten a esclavitud a los migrantes que logran entrar; me refiero al top manta, muy poca gente se preocupa de ellos. Muchos se preocupan de antes de la entrada, pero después no se habla.
–Hace unos meses Estrasburgo condenó a España por una ‘devolución en caliente’ o rechazo en frontera, como ustedes prefieren llamarlo, de un migrante. ¿Cambia esto la forma de actuar?
–Hasta ahora no ha cambiado nada. Estoy convencido de que se habrá hecho el recurso pertinente. Pero al margen de esto, yo creo que el planteamiento no es ese; estamos gastando muchos esfuerzos en plantear una cosa sobre si pueden entrar o no, cuando el problema es que no deben llegar a esa situación. Se llama la atención en un sentido para no llamarla en el otro. Si no se puede hacer el rechazo en frontera, qué sentido tiene la valla. Si cada vez que alguien quiera tocar en la valla tenemos que abrir la puerta, qué sentido tiene. Las personas tenemos que pasar por los puestos fronterizos y para pedir asilo. Además, son muy pocos los subsaharianos que han pedido protección internacional. Tenemos que tener claro que la entrada por la valla es una pequeña parte del problema, la mayor parte está en que el inmigrante salga de su país sin tener un destino cierto. La solución a eso la tiene que poner la Unión Europea (UE) con los países de origen.
–Entiendo entonces que está en total desacuerdo con lo que se ha dicho desde infinitos organismos, es decir, que España no respeta los derechos humanos.
–Por supuesto que estoy en desacuerdo. Cuando hay un éxodo de ciudadanos perseguidos como son los sirios, inmediatamente se ha puesto una oficina de asilo. Se ha dado a miles de ciudadanos sirios, fundamentalmente, protección internacional. Se ha hecho el expediente y la inmensa mayoría se ha resuelto. Pero de la misma manera que España cumple con sus obligaciones en materia de derechos humanos, también tiene la obligación de defender la frontera e impedir el paso de forma irregular en algunas ocasiones de forma violenta, como los saltos a la valla. No concibo que tenga uno que entrar a la fuerza por un lugar no habilitado.
–Lo cierto es que lo tienen difícil para entrar de otra forma. Imagino que si pudieran elegir no lo harían así.
–A lo mejor no tienen que entrar así. Quizás tienen que pedir asilo antes. Pero es que además no lo piden, no piden asilo. Por tanto es un inmigrante de tipo económico. Evidentemente tienen derecho a mejorar su vida, pero hay unos cauces. Insisto en que tiene que haber una política común. Si no se considera el problema como de todos hemos fracasado.
–Pero es precisamente un tribunal europeo el que está diciendo que ha condenado a España por los rechazos en frontera.
–Bueno, hay pronunciamientos de todo tipo.
–Lo cierto es que en este asunto la mayoría de los pronunciamientos han sido contrarios a esta forma de actuar.
–Hubo un auto aquí en un juzgado de Melilla diciendo que los rechazos en frontera habían sido sujetos a derechos. Lo que me gustaría es que desapareciera la valla, que no quisieran entrar a la fuerza, que documentalmente se les permitiera llegar. Pero ahora bien, ¿está Europa capacitada para hacer una política migratoria de puertas abiertas o entramos en controversia cuando se defienden dos cosas? Porque también hablamos de la necesidad de que haya un control exhaustivo para garantizar la seguridad.
–Hablaba antes de la oficina de asilo. ¿Sigue habiendo entradas a diario de ciudadanos sirios?
–En los últimos datos que he visto hay un pequeño aumento respecto al 2016, aunque son menos que en 2014 y 2015. Y en cuanto a la entrada de subsaharianos, también ha habido un pequeño aumento. Pero para este Gobierno el tema de la protección internacional ha sido importante y hemos sido exquisitos. Estoy absolutamente convencido de que era bueno y necesario abrir una oficina de asilo. Pero no podemos ser responsables de las peticiones de asilo en terceros países. España hace lo que tiene que hacer y mucho más.
–Las competencias en menores son de la Ciudad, pero es un asunto en el que la Delegación también tiene un papel importante, entre otras cosas, porque acceden por la frontera. ¿Qué se puede hacer para conseguir un mayor control y evitar tantas entradas?
–Todos los problemas que afectan a la ciudad me afectan. Los menores entran de muchas maneras. La entrada más importante se ha producido en los caos que se producían en Beni Enzar. De hecho muchos de los cierres que se han producido ha sido porque había grupos de menores con sus mochilas preparados para entrar. Es cierto que se ha producido un incremento, algunos rayan la mayoría de edad. La entrada de la gran mayoría es para hacer lo que ellos llaman riski, pero también es verdad que muchos de los que la Guardia Civil encuentra en el puerto son adultos. No sólo es un tema de difícil gestión, sino que también crea un problema subjetivo de cuando se les ve por la calle. La inmensa mayoría no son delincuentes. Hay una parte importante que sí se quiere integrar. En cualquier caso es un problema de difícil gestión, en el que todos tenemos que poner de nuestra parte, pero también tienen que poner de su parte las familias. Hemos visto familias que no aparecen, pero que en el momento que se produce una desgracia sí vemos que están y es una pena. Hay menores que sí se han integrado en Melilla, pero hay otros que quieren estar en la calle. Es un problema que no tiene una única solución y habrá que tomar diferentes medidas para encontrarla. Habrá que plantear mejoras en los controles fronterizos, pero también es verdad que algunos llegan con sus padres. También estamos intentando que no entren por donde hay aglomeraciones.
–El puerto es uno de los puntos estratégicos en este asunto.
–La Autoridad Portuaria ha planteado una mejora de las infraestructuras para dificultar el acceso, esto será importante, porque quizás así no quieran venir y se quedan en el puerto de Beni Enzar. Pero a diario hay una gran presión.
–Desde la oposición se aboga por que sea el Estado quien se ocupe de la gestión de los menores. ¿Qué le parece esta opción?
–La solución no es esa. No sé cuál será, pero no es esa y la oposición lo único que ha hecho hasta el momento ha sido criticar. Nunca plantea nada constructivo y esto no deja de ser demagogia.
–Lleva seis años en la Delegación del Gobierno y desde luego ha tenido que enfrentarse a gestiones complicadas. ¿No se cansa uno de este puesto? ¿Seguirá hasta el final de la legislatura?
–Me he sentido siempre apoyado por el Gobierno de España, sobre todo con Interior y Vicepresidencia que son los ministerios con los que más trabajo. Siempre me he sentido respaldado. Estaré aquí mientras tenga fuerza y el Gobierno siga confiando en mí. No voy a eludir la toma de decisiones ni la responsabilidad, aunque a veces sean incomprendidas.
–Habla del apoyo de los ministerios. El exministro del Interior vino en muchas ocasiones a la ciudad. ¿Veremos a Juan Ignacio Zoido en Melilla?
–Espero que sí, más pronto que tarde, por supuesto que sí. Aunque está informado de todo.
Los inmigrantes de Chafarinas devueltos: “El tema de los peñones es muy sensible”
El 26 de diciembre fueron trasladados a Melilla 27 inmigrantes que habían llegado la noche de antes a Chafarinas. Unos días después los subsaharianos fueron entregados a las Fuerzas de Seguridad marroquíes. El delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, asegura que se actuó con “absoluta normalidad”. Advierte, eso sí, de que se trata de un asunto complejo. “De forma resumida y responsable diría que no podemos permitir que las mafias abran más puertas en el campo con el tema de la inmigración y el tema de las islas y los peñones es muy sensible”, asevera El Barkani, que insiste en que en este procedimiento no se produjo ninguna irregularidad.