El vicepresidente del Tribunal Supremo, Ángel Juanes, subrayó ayer que la sentencia del Tribunal de Estrasburgo contra España en el conocido como ‘caso Atutxa’ no se refiere al fondo de la condena por desobediencia.
Ángel Juanes, en declaraciones a los periodistas, manifestó su “respeto más absoluto” a la decisión de la Corte europea, que el martes condenó a España por privar al expresidente del Parlamento vasco Juan María Atutxa de defenderse en una vista antes de ser condenado a inhabilitación por el Supremo por no ilegalizar en 2003 al grupo parlamentario Sozialista Abertzaleak.
“Gustará más o menos, eso es otra cuestión distinta”, comentó sobre la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos con sede en Estrasburgo (Francia).
“Ha revocado la resolución basándose no en el fondo del asunto”, ya que “no ha entrado a determinar si hubo o no desobediencia, no ha discutido si efectivamente hubo o no desobediencia”, indicó.
Juanes añadió que el tribunal europeo simplemente ha considerado que a Atutxa “no se le escuchó”, por lo que hubo una “vulneración de un derecho fundamental, a un proceso justo”.
“Por la vía de no haberle oído, no porque no existiera desobediencia”, reiteró.
Por ello, el vicepresidente del Supremo señaló que “esta doctrina no sirve para extrapolar” a otros casos.
El Tribunal de Estrasburgo ha otorgado una indemnización de un euro a cada demandante, además de Atutxa a los exmiembros de la mesa del Parlamento Kontxi Bilbao y Gorka Knörr, por daños morales como habían reclamado y a 600 euros por gastos y honorarios.
Los jueces europeos no entraron en el fondo de la condena a 18 meses de inhabilitación y 18.000 euros de multa por un delito de desobediencia, sino en la cuestión de que los tres demandantes no fueron escuchados en una vista por el Supremo.
España tiene tres meses de plazo para solicitar que la Corte europea vuela a examinar el caso.
El vicepresidente del Supremo ha hecho estas declaraciones antes participar en las XXIV Jornadas de Derecho ‘Enrique Ruiz-Vadillo’, organizadas por la UNED en Melilla.
El vicepresidente del Tribunal Supremo, Ángel Juanes, ofreció ayer en Melilla una ponencia sobre la imparcialidad judicial, enmarcada en las Jornadas de Derecho Enrique Ruiz-Vadillo. Juanes comenzó su intervención diferenciando entre los conceptos de independencia e imparcialidad. Apuntó que en el primero hay un aspecto político y se refiere a la separación de poderes. Sin embargo, el segundo está relacionado con el propio proceso, en relación a que el juez sea imparcial sin más influencia que la meramente jurídica. En este sentido, indicó que los jueces tienen libertad de expresión y pueden opinar, pero el problema surge cuando las manifestaciones sobre un proceso que está sub judice, porque pueden suponer una falta de imparcialidad. Señaló que la apariencia de imparcialidad es tan importante, como el hecho de que ésta sea real. Durante el turno de preguntas se vivió uno de los momentos tensos de la ponencia, al preguntar a Juanes por su opinión sobre la política de nombramientos de jueces, haciendo referencia en concreto al caso del juez Espejel. El vicepresidente del Supremo prefirió no pronunciarse al respecto e indicó que en su ponencia hizo referencia en todo momento a la necesidad de que se busque la excelencia.
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