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“Estoy ilusionado y ójala me dejen trabajar mucho tiempo, será señal de que lo estoy haciendo bien”

El nuevo director del Centro Penitenciario accede al cargo después de casi cinco años como subdirector de Tratamiento. Es una etapa nueva en su vida, en la que cuenta con el apoyo de su familia y la colaboración de una plantilla “tremendamente profesional”. Pilar Ortega / melilla
Francisco Rebollo se hará cargo desde hoy de la Dirección del Centro Penitenciario de Melilla después de que la secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, le nombrara para este cargo. A él accede después de llevar casi cinco años desempeñando la función de subdirector de Tratamiento, con la ilusión de quien afronta una nueva actividad y con la confianza y el propósito de poder desarrollar un buen trabajo, si las circunstancias políticas le dejan.
Cuenta además con el apoyo de su familia, para él elemento importante, que no dudó en animarle y aconsejarle que “tirara para delante”.
Nacido en Campillos, un pueblo de Málaga, se licenció en Psicología, profesión que ha ejercido tanto en Málaga como en Badajoz, y es funcionario de Instituciones Penitenciarias desde enero de 2005.
–¿Cómo se enteró del nombramiento?
–Fue a través de una llamada telefónica. Me llamó la Dirección Provincial y me dijo que contaba conmigo para el nombramiento, para sustituir a Emilio. Y aunque estamos en un momento de cambio político, creo que por ética profesional debía aceptar el puesto.
Además, es a lo que yo aspiraba.  Siempre, desde que empece mi carrera como psicólogo, he intentado formarme en diversos cursos. Precisamente el año pasado hice uno de Formación de Directivo, que fue en Madrid durante un mes y que supuso un desembolso por parte de la Administración. Este hecho, yo creo, que ya indica mi predisposición a aceptar y creo que cuando te dicen que cuentan contigo, por conciencia y ética profesional tienes que decir que sí. Por otro lado, llevo casi cinco años como subdirector de Tratamiento y parece un paso lógico.
–¿Ha contado con el apoyo de la familia?
–Desde luego. Mi mujer me dijo que sí, que lo que hiciera falta, que tirara para adelante, que si yo lo veía bien... Para mí el apoyo de ella es importante ya que estamos los dos solos aquí en Melilla, con nuestros dos hijos pequeños y su apoyo me ha ayudado para que yo diera este paso.
Mi familia de Málaga también está contenta con mi nombramiento, aunque ellos, por aquello de los nietos, me dijeron que si el cargo va a suponer que van a seguir viendo a los niños como hasta ahora, es decir poco, qué para que cogía el cargo –risas–
–¿Lleva ya algún tiempo en Melilla, no?
–Si, cinco años. Uno de mis hijos nació aquí, me he comprado una casa y quiero seguir viviendo en Melilla... Me siento muy cómodo porque se vive muy bien, todo está al alcance, especialmente cuando se trata de educar a los hijos. Pueden practicar todo tipo de actividades extraescolares porque están todas muy cerca.
–¿Y cómo afronta el cargo?
–Motivado e ilusionado. Estoy  muy contento, pero lo afronto con  un poco de cautela por las nuevas responsabilidades y sobre todo por la incertidumbre del puesto debido a la situación política actual, con las elecciones a la vuelta de la esquina. Sin embargo, estoy  ilusionado y ójala me dejen trabajar mucho tiempo, lo que significará que lo estoy haciendo bien.
–Imagino que trae proyectos y cambios para esta nueva etapa.
–Sí, tengo algunas en mente, pero no quiero precipitarme; quiero ver todo, cómo funciona, hacerme con el puesto antes de emprender cambios. Evidentemente no es lo mismo ser director que subdirector de Tratamiento.
–Y de su sustituto, ¿por qué es de su competencia ese nombramiento?
–De entrada quiero decir que cuento con un equipo muy bueno, muy cohesionado, un equipo directivo donde nos llevamos todos muy bien y que va a seguir siendo el mismo; cuento con ello. Llevamos ya mucho tiempo trabajando juntos y por ejemplo, con el subdirector de Seguridad coincido trabajando los últimos cuatro años; nos conocemos perfectamente y creo que debo contar con él.
Respecto a mi sustituto, decir primero que es un área que considero muy importante. En principio cuento que podría ser un jurista del centro, pero de momento no lo tengo claro porque quiero exponerle unas condiciones, el método de trabajo y esperar a ver cual es su respuesta. En caso de que sea negativa, hay más pretendientes que valoraría entonces.
–¿Su relación con el resto de la plantilla también es buena?
–Sí y la conozco bien, tanto a los funcionarios de oficina como de interior o de gestión de pena. Son todos grandes profesionales y esto también ha influido en mi decisión de aceptar el puesto de director.
–Y del anterior director, Emilio Navas, que no se desvincula del Centro Penitenciario porque va a seguir trabajando aquí, ¿qué opina?
–De Emilio yo solo puedo hablar cosas buenas. Vine aquí muy verde y aprendí muchas cosas de él. Creo que ha hecho un trabajo excepcional y todo lo que tengo que decir de Emilio es positivo. Hombre, alguna cosa yo la hubiera hecho de otra manera y hemos podido tener algún encontronazo, pero como en todas las relaciones. Ahora mismo trabajaremos los dos codo con codo porque quedan muchos papeles y asuntos que terminar, pero luego, veremos dónde me puede ser útil y posiblemente le encomendaré una serie de tareas dentro del organismo autónomo.  
–¿Cómo ha sido el trabajo en estos cinco años que lleva en el Centro?
–Hasta ahora he desempeñado la tarea de subdirector de Tratamiento. Nosotros trabajamos siempre pensando en el interno, con tres áreas básicas de actuación. Primero los programas específicos de tratamiento, que van dirigidos al interno que tiene un déficit determinado y ha cometido un delito. Para ellos hemos puesto un programa en funcionamiento y va muy bien. También hay otros para maltrato en el ámbito doméstico, programa para internos extranjero, para reinserción de jóvenes. Todos inciden en las necesidades o carencias que ha llevado al individuo a cometer el delito.
La segunda área sería los hábitos laborales, que es muy importante. Este año hemos programado once cursos, cinco todavía desarrollándose. Los hacemos en colaboración con las administraciones y por ejemplo estamos muy contentos con el apoyo de la Ciudad Autónoma y del Ministerio de Educación, y gracias a ello hemos llevado a cabo tres. Los cinco que todavía están en marcha dependen de la Ciudad y del Fondo Social Europeo, y éstos, junto a los anteriores, supone que casi cien internos van a terminar el año con un título de Formación Profesional, es decir casi 33% de la población interna.
La tercera línea sería la enseñanza. Abarcamos desde la alfabetización hasta el acceso a la Universidad para mayores de 25 años, e incluso, si alguno quiere estudiar una carrera se lo podemos gestionar.  
También hemos impulsado mucho las salidas programadas al exterior, para que el interno se sienta como parte de la sociedad.
–La relación del centro con las Administraciones parece estrecha ¿Va a seguir siendo así?
–Ese es mi deseo. El Centro tiene como objetivo la reinserción del interno, pero sabemos que no puede andar solo en esa reinserción, sino que necesita de las instituciones de la ciudad. Nosotros, gracias a Dios, estamos teniendo mucha colaboración con ONGs, con la Ciudad, con el Ministerio de Educación...; y la verdad es que me gustaría que siguiera esa colaboración. A ver si la situación económica también lo permite y así poder fomentar las salidas programadas o  la colaboración de cursos en el exterior como el reciente que hemos tenido de restaurante-bar en La Muralla, patrocinado por la Fundación la Caixa.
–De todos los proyectos en los que se ha participado, ¿cuál es el que más le ha gustado o al que le tiene un cariño más especial?
–Me gustó mucho el de sacar adelante la liga Fútbol Sala, de que el centro participara en esa liga. Era un equipo formado por internos en segundo grado de tratamiento. Se aprobaba la salida programada por la Junta de Tratamiento y luego por Madrid para poder jugar fuera de estas paredes. Y eso para mí era un reto. Los primeros dos o tres años nos implicamos mucho tanto un educador como yo, y la verdad es que estamos muy orgullosos de ese tema. El proyecto ha seguido y hemos conseguido ser campeones de liga y subcampeones y me siento muy orgulloso.
También destacaría el proyecto del modulo de respeto, que se creó en agosto del año pasado. Ha sido difícil ponerlo en práctica debido a la infraestructura del centro, porque tenemos tres módulos y es complicado dividir y separar a los internos.
Este módulo se creó con mucha ilusión y sigue funcionando. Es un programa terapéutico que también hemos puesto en el módulo de mujeres y  que consiste en que cada interno se autogestione. Se forman grupos de internos y cada uno de ellos forma parte de comisiones –la de conflictos, acogidas, etc– y la verdad es que funciona bastante bien y tenemos muchas solicitudes de internos que quieren participar en él.
Se va a seguir desarrollando y  nuestra intención es poner en marcha una especie de seudoprograma, algo así como un programa de iniciación, para el módulo de penados.
–Por esas salidas que dice que se hacen con internos al exterior y la colaboración y el apoyo que recibe de las instituciones ¿se puede decir que el centro está insertado en la sociedad?
–Sí, creo que sí. Participamos en muchos concursos que organiza la Ciudad Autónoma. Además, tenemos la liberación del preso, que celebramos en Semana Santa y que no es igual a la que se realiza en otros puntos de España. Aquí tenemos la suerte de contar tanto con el Voluntariado Cristiano como con la Cofradía de El Cautivo, que son quienes subvencionan las necesidades de estos internos. Han conseguido pisos para los internos, contando la colaboración de la Ciudad Autónoma; se les ayuda a buscar trabajo, se les hace un seguimiento y no se les abandona sin más.
Creo que esta es la línea y en ella vamos a seguir trabajando, porque aquí, de lo que se trata es de la reinserción del interno.

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