La profesora melillense Rocío Llamas ha recibido el Premio Extraordinario de Doctorado de la UGR por su tesis ‘Un análisis institucional de la implantación de la Agenda 21 por los ayuntamientos españoles’.
En el año 2000, la profesora universitaria melillense de 34 años, Rocío Llamas, vicedecana de la Facultad de Ciencias Sociales de Melilla, comenzó su doctorado, tras finalizar Dirección y Administración de Empresas. Hace unas semanas la UGR le otorgó el Premio Extraordinario de Doctorado por su tesis ‘Un análisis institucional de la implantación de la Agenda 21 por los ayuntamientos españoles’. En esta entrevista, la profesora relata cómo fueron cinco años de investigación.
–¿Cómo se siente al conocer que le han concedido este premio?
–Estoy muy contenta porque es muy positivo que de todas las tesis de 2005 eligan la tuya. Premia y reconoce el trabajo de cinco años y también tiene en cuenta las publicaciones posteriores en base a la tesis que he realizado en revistas especializadas y participaciones en libros sobre el tema. Se valora una trayectoria investigadora.
–¿Es usted muy joven? ¿Cómo compaginó su labor como profesora universitaria con la elaboración de esta tesis?
–Pues como se puede, en el tiempo libre que te queda que es poco y ahora menos porque acabo de tener un bebé, pero me gusta mucho la docencia, lo que pasa es que lo tenemos que alternar con la investigación.
–¿Tenía dedicido dedicarse a la enseñanza cuando comenzó sus estudios universitarios?
–Al principio no lo tenía muy claro. Hice Administración y Dirección de Empresas y tampoco sabía qué estudiar, pero la elegí por las posibilidades laborales que tenía. Fue cuando empecé el doctorado cuando vi claro que la docencia me gusta, pero tienes que hacer también investigación. La verdad es que se podría separar porque hay profesores muy buenos, pero malos investigadores y, a la inversa, buenos investigadores que son malos profesores.
–Su tesis trata la Agenda 21 Local, ¿cuál es su definición?
–Es un programa que pueden implantar los Ayuntamientos para buscar el desarrollo sostenible, que no solo es medioambiental sino también social y económico. Hay que tener en cuenta los tres aspectos para el bienestar social. Surgió de una cumbre en Río de Janeiro en el 92, la Cumbre de la Tierra, y el capítulo 28 anima a las autoridades locales a implantar este programa porque son los que están más próximos a los ciudadanos y saben los problemas del día a día. Cada Ayuntamiento puede hacer un plan de acción en busca de la sostenibilidad que engloba a todas las áreas y hacer un plan estratético con el desarrollo sostenible como fin.
–¿Cómo fue la respuesta por parte de los Ayuntamientos a este programa? ¿Fueron muchos los que se sumaron a la iniciativa?
–Los que quisieron porque la adhesión a la Agenda 21 es voluntaria. Cuando hice la tesis eran más de 600 ayuntamientos los que habían firmado el programa y fue en ellos en los que basé mi tesis. Melilla no lo incluí porque se adhirió posteriormente. La investigación empírica la hice a nivel nacional y envié un extenso cuestionario a todos los ayuntamientos...
– ¿Cuántos contestaron?
–Tuve un buen índice de respuesta a pesar de ser un trabajo difícil de acometer. Empecé la tesis en el 2000 y son cuatro y cinco años de trabajo e investigación. Tuve que reenviar el cuestionario dos o tres veces para tener una respuesta que fuera suficiente para hacer el estudio. En lo que me centré fue en los aspectos del programa que los Ayuntamientos habían aplicado. Hice muchas llamadas y muchos correos electrónicos en esta fase de la tesis. En total contestaron 148 y consideré que era un número suficiente para ver los motivos por los que los Ayuntamientos implantaron la Agenda 21.
–¿Cuáles fueron esos motivos?
–Yo partí de la teoría institucional, que eran las presiones institucionales las que influían en que los Ayuntamientos quisieran implantar el programa, bien fuera por emular a otros ayuntamientos que habían tenido éxito, el que las personas que trabajan en el ayuntamiento compartan ciertos valores a favor del desarrollo sostenible, que cada vez hay más legislación sobre el medio ambiente, lo cual es una cuestión de imagen. Es un intento de legitimación, el Ayuntamiento busca el apoyo social de los grupos de interés con los que se relaciona, principalmente, ciudadanos, asociaciones de vecinos, organizaciones ecologistas, entre otros. Por otro lado, también influía la innovación, los Ayuntamiento más innovadores son los que implantaban la Agenda 21.
–¿Estos ayuntamientos innovadores se localizan en una determinada región geográfica o esto no influye?
–De los ayuntamientos que respondieron, la mayoría fueron de Cataluña, la Comunidad Valenciana, Andalucía, Casitlla La Mancha y Castilla León y en todos ellos el motivo por los que implantaron la Agenda 21 coincide en que buscaban la legitimidad, el apoyo social de esos grupos de interés.
–¿Y los ayuntamientos que implantaron el programa obtuvieron resultados?
–Todos los que la habían aplicado bien han conseguido mayor desarrollo sostenible y a la vez conseguían cambios organizativos positivos dentro del ayuntamiento.
–¿Qué opina sobre el caso de Melilla?
–No me gustaría opinar porque no sé qué han hecho de la Agenda 21. Hace unos años me llamaron como experta para una reunión sobre el tema, pero después ya no lo he seguido. Creo que una asociación local hizo una Agenda 21 para Melilla, pero en este asunto no puede haber división. El pilar básico del programa es la participación y la implicación y requiere de un trabajo de diagnóstico muy duro. En él hay que hacer un análisis en profundidad de todos los factores de crecimiento de la ciudad y definir las líneas estratégicas claves, pero no puede haber dos agendas.