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“Están sufriendo mis hijas, que no tienen culpa de nada”

Rachida Soussi es una melillense que vive en una habitación de un hostal con sus tres hijas pequeñas. Demanda más atención de Servicios Sociales y un trabajo.

Sin trabajo y subsistiendo gracias a la ayuda que Cáritas le presta, Rachida Soussi sobrevive con sus tres hijas menores de siete, ocho y doce años en una habitación de dos por cuatro metros sin cocina. Está completamente desesperada porque llevan viviendo en este lugar desde enero y no hay forma de conseguir ni un trabajo ni otro lugar en el que poder vivir las tres. Soussi demanda más ayuda a los Servicios Sociales, pues afirma que no la están atendiendo lo suficiente y que no puede continuar en esta situación.  
Esta mujer se separó de su marido porque sufría malos tratos, según indicó a El Faro. Así, le denunció en varias ocasiones aportando los partes de lesiones que tanto ella como sus hijas habían sufrido. Sin embargo, en el juicio oral que se celebró hace unos meses se le absolvió de este posible delito de violencia de género.
Ahora están en trámites de divorcio y explicó que cuando se encuentra con el padre de sus hijas en la calle le insulta. No recibe ningún tipo de pensión por su parte para las niñas, pues no tiene trabajo, o eso le dijo a ella.  
Soussi indicó que desde hace dos años no encuentra empleo y que hasta entonces había estado en diferentes empresas, como limpiadora general y camarera auxiliar. Por ello, hizo este llamamiento en El Faro por si algún lector le podía echar una mano para encontrar un empleo que le permita tener una nómina y así buscar un lugar mejor en el que vivir con sus hijas.
El hostal en el que se encuentran desde el mes de enero “tiene mala fama”, según indicó, pues está situado sobre un bar, en las cercanías de la Comisaría de la Policía Local, y por la noche se escuchan las peleas entre “los borrachos” que rondan la zona. Incluso ha sido insultada por hombres que pasaban por allí y que la confundían con una prostituta.
En el mismo pasillo en el que vive ella hay otras personas y se escuchan gritos, el baño común siempre está sucio y la nevera que también comparten está sucia y rota. Soussi pidió una nevera pequeña en Servicios Sociales para poder guardar su comida dentro de su habitación, pero se la han negado. Así, cada vez que abre un cartón de leche o cualquier otro alimento que necesite refrigeración acaba tirándolo, pues no tiene dónde conservarlo y en esa habitación tan pequeña hace mucho calor.
Sus hijas comparten cama y ella duerme en el suelo con otra de ellas en un pequeño colchón, sobre el que ayer, las dos niñas menores estaban haciendo sus deberes y viendo los dibujos.
“Es un espacio muy pequeño para las cuatro”, indicó. Y aunque Soussi agradece la ayuda que les está prestando Cáritas, que paga este hospedaje, demanda a los Servicios Sociales más atención para que puedan salir de este lugar en el que no quiere criar a sus hijas como se debe, afirmó.
No obstante, esta madre desesperada aseguró que cuentan con el servicio del comedor público, pero que allí tan sólo reciben un plato de comida al mediodía de lunes a viernes, y que el desayuno y la cena  y los fines de semana tiene que arreglar comida para ella y sus hijas. Asimismo, comentó que le dan varios cartones de leche para el fin de semana, pero que es insuficiente para las tres niñas.
Cuando tiene que cocinar, lo hace sobre una hornilla eléctrica y les da miedo por si algún día se prende fuego, ya que los enchufes tampoco están muy bien.
Soussi explicó a El Faro que lleva varios días sin probar bocado porque no puede más con esta situación en la que están viviendo. Cuenta con tan sólo 32 años y están completamente desesperada porque tampoco tiene ayuda de su familia.
Hace dos meses que comenzó un tratamiento especial para calmar su grado de ansiedad, que incluso le llevó a rociarse con gasolina en las dependencias de Servicios Sociales y a amenazar con prenderse fuego. Así, Soussi indicó que gracias a la actuación de un hombre de seguridad no lo hizo, pues la asistente social que la estaba atendiendo no la hacía caso.
De esta forma, apuntó que tanto ella como sus hijas tienen la nacionalidad española y todos los papeles en regla y que no entiende cómo no pueden ofrecerle otra solución a su problema. Explicó que en Servicios Sociales se han olvidado de su caso y que incluso en la Viceconsejería de la Mujer lo único que le dijeron era que tenía que espabilar y conseguir un empleo.
“Están sufriendo mis hijas, que no tienen la culpa nada y también estoy sufriendo yo”, comentó. Soussi aseguró que tan sólo pide algo de ayuda para salir de este lugar en el que no puede vivir más tiempo y un trabajo con el poder mantener a sus hijas de forma digna. Ha entregado muchos curriculum por toda la ciudad, pero no ha tenido suerte hasta el momento.
Ella no ve la solución a esta situación que están viviendo las cuatro y afirmó que, sino cambia ya todo esto, empezará una huelga de hambre indefinida hasta que salgan de este lugar, a pesar de que esto tenga consecuencias graves sobre su salud. Así, reconoció que están sufriendo tanto que teme que también decidan llevarse a sus hijas de su lado y le retiren la custodia.
Así, espera que a través de esta demanda en El Faro, alguien pueda ayudarla ofreciéndole algún trabajo o un lugar mejor en el que vivir, para no tener que lavar a mano en la bañera toda la ropa, apurar la ayuda económica que recibe hasta el último céntimo para comprar los libros de sus hijas, el calzado o los uniformes que llevan estas tres niñas en el colegio.

Cáritas indica que en el hostal en el que vive Soussi hay otras familias

Desde Cáritas se indicó que esta mujer y su familia estaban recibiendo la ayuda de alquiler que se facilita desde esta entidad y que depende del convenio que se firma con la Consejería de Bienestar Social y Sanidad.
Están acogidos dentro de los programas de atención a personas con riesgo de exclusión social y que viven en situación de necesidad.
De esta forma, se destacó que conocen al propietario del hostal en el que ahora están viviendo esta madre con sus pequeñas y que en él viven otras familias como la de Soussi con esta misma ayuda que facilita Cáritas gracias a Bienestar Social.
Por otro lado, se destacó que se trata de una casa en la que hay varias habitaciones que se alquilan, pero en las que no hay prostitución.
Caritas insistió en que son muchas las familias que demandan esta ayuda y que se están acogiendo a estos programas.
Además, se destacó desde Cáritas que Sousa recibe una ayuda de comedor para ella y sus hijas por parte de la Consejería de Bienestar Social.

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