Los escasos chubascos sólo provocaron un retraso de una hora en la procesión del Cautivo y el Rocío. El resto de procesiones se ajustaron por completo a sus horarios.
Melilla vivió ayer un esplendoroso Jueves Santo, a pesar de las amenazas de falta de portadores que a punto estuvieron de frustrar la salida de los titulares de la hermandad de Batería Jota. El viento, que sopló con rachas de relativa fuerza a primeras horas de la tarde, se aplacó notablemente a medida que llegó la noche y, por la Avenida, a partir de las nueve, el rosario de pasos procesionales se convirtió en un collage de distintos estilos cofrades, formas de entender la Semana Santa y distintas maneras también de expresarla públicamente. A su favor, un público numerosísimo, que agrupaba a centenares de melillenses al paso de las imágenes más populares de nuestra Semana de Pasión cristiana.
Entre ellas, la del Cautivo, como siempre, con el mayor número de penitentes tras su trono y en medio de una larguísima procesión, tanto por su altísimo número de participantes como por su extenso recorrido, esta vez variado por las obras del nuevo túnel de Alfonso XIII.
Una imagen que suscita ‘Vivas’ a su paso, saetas y momentos de gran exaltación gracias al esfuerzo de unos portadores que, varias veces, lo alzaron al cielo en una prueba más de su devoción.
Diversidad de estilos
Las procesiones del Jueves Santo estuvieron marcadas, no obstante, por el luto y la penitencia propios de las vísperas de la crucifixión de Cristo. Así, el paso del Cristo de la Paz o del Cristo Crucificado supuso el inicio de un recorrer de procesiones por la Avenida en el que cada Cofradía fue dejando su impronta y singular carácter.
Una demostración, la de ayer, de religiosidad popular que llevó hasta el centro de la ciudad a las conocidas como cofradías de barrio y que tuvo su contrapunto en la impresionante imagen del Cristo de la Paz.
Los melillenses aplaudieron el momento álgido de la liberación del preso, las saetas espontáneas a las imágenes, la alzada al cielo de los principales titulares de las distintas cofradías y los distintos momentos de encuentro entre las diversas imágenes.
Con el Jueves Santo se comprobó que aunque son muchos los que han aprovechado el puente para ausentarse de la ciudad, son muchos también los que se quedan y no dudan en salir a presenciar y arropar las distintas estaciones de penitencia.
Las distintas Cofradías cumplieron con su recorrido, la del Cautivo lo hizo con su treintena de portadores subsaharianos entre sus hombres de trono y la liberación de un preso a su paso.
La falta de portadores que sufrió la de Batería Jota, se logró suplir con la entrega y decisión del público concitado para presenciar la salida de la misma hermandad y que se dejó notar en la variopinta vestimenta de sus improvisados costaleros.
La circunstancia no impidió por tanto que Melilla viviera ayer un nuevo Jueves Santo esplendoroso, con mucho público en las calles para celebrar que prácticamente se han cumplido veintisiete años desde que todas las procesiones que hoy conocemos volvieran a realizar estación de penitencia por la carrera oficial o Avenida principal.
Novedades
No faltaron tampoco las novedades. La principal, el nuevo palio de la Virgen del Rocío, hermoso y traslucido. Una auténtica joya que ha sido posible gracias a lo recaudado por la propia Cofradía con su caseta de feria ‘El Capirote’, la aportación de su Hermano Mayor Honorífico, el Colegio de Abogados, y el convenio firmado para su adquisición con la Viceconsejería de Turismo de la Ciudad Autónoma.
Una filigrana con realces de oro y seda en la que aparecen bordados los escudos de la propia Cofradía y también de Melilla, así como el del Colegio de Abogados.
Retrasos en todas las hermandades
Aunque la Cofradía del Cautivo sí salió puntual, a las cuatro y cuarto de la tarde de su casa de Hermandad, su entrada en la carrera oficial se hizo más tarde de lo pevisto. Igual le pasó al Cristo de la Paz, que este año adelantó media hora su salida pero que finalmente lo hizo, como en los últimos veinticinco años, a las ocho y media de la tarde.
De tal modo, el Cristo Crucificado no anduvo por la Avenida hasta pasadas las nueve de la noche. Tras él, con el retraso ya marcado, entró el Cautivo, que finalmente liberó a un preso de la cárcel melillense una hora después de lo previsto.
La más tardía, aunque por motivos comprensibles dado sus problemas para reunir portadores suficientes con los que llevar sus tronos, la de Batería Jota, que no llegó a la Avenida hasta pasadas las once y media de la noche.
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