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“Esperaremos hasta hoy, si el obispo no contesta, tomaremos otro camino”

Ultimátum de los fieles vetados por el vicario Roberto Rojo a las elecciones de la Congregación.

Ángel Gil y Carmen Martínez, los dos fieles católicos que han sido vetados por el vicario de Melilla, Roberto Rojo, para formar parte de la candidatura de la Hermana Mayor María Piedad Castellano a la Congregación de Nuestra Señora de la Virgen de la Victoria, han pedido ayuda al obispo de Málaga, Jesús Catalá.
Según explicaron a El Faro, van a esperar hasta hoy y si no consiguen que Monseñor les escuche, están dispuestos a tomar “otro camino”. En principio acudirán a sus superiores eclesiásticos.
Gil y Martínez enviaron un burofax de cuatro folios a la Diócesis de Málaga pidiendo explicaciones sobre el veto de Roberto Rojo a formar parte de la lista presentada por María Piedad Castellano a las elecciones del próximo 18 de este mes, en las que se elegirá nueva junta directiva de la Congregación de la patrona de Melilla.
En principio los dos fieles no han conseguido que el vicario les diga por qué les deja fuera de la candidatura. Según la versión de los afectados, el también arcipreste de la ciudad les aseguró que lo hacía porque ellos habían hecho mucho daño a la Iglesia, sin especificar qué tipo de daño.
Tanto Gil como Martínez creen que el vicario está siendo injusto con ellos y por eso esperan que les reciba Monseñor Catalá.

Respuesta de la Diócesis
Desde la Diócesis de Málaga se pusieron en contacto con Ángel Gil y luego le enviaron una escueta respuesta por escrito a sus cuatro folios de burofax, en la que le recordaron la fecha y la hora de la conversación telefónica mantenida el 27 de mayo a las 13:15 con Antonio Coronado, delegado de Hermandades y Cofradías.
“Prefiero que me digan que no tengo razón”, explica Gil, indignado y con temor a que sus exigencias duerman el sueño de los justos en un cajón.
Fue por eso que decidió enviar una carta certificada con acuse de recibo al obispo y es ésa respuesta la que esperarán hasta hoy. De lo contrario, insiste, acudirán a autoridades eclesiásticas superiores. “Mientras no me den respuesta, no voy a parar”, afirma Gil.
En su opinión, el veto del vicario es un “ataque al honor” y mucho se teme que no habrá solución para su problema antes de las elecciones de la Congregación de la patrona del próximo día 18.

Traslado del vicario
Gil asegura que ha escuchado rumores de un posible cambio de destino para el vicario de Melilla, Roberto Rojo. Sin embargo, eso no le contenta. “Aunque lo lleven a otro pueblo, no estamos saldados”, señala.
“Nosotros no queremos que el vicario nos pida perdón. Con que él firme la candidatura (a las elecciones de la Congregación de la patrona) nos damos por saldados, concluye el Ángel Gil.

 

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