La repetición del juicio a la joven cuyo bebé fue hallado muerto en el baño de su casa en diciembre de 2012 comenzó ayer con un jurado popular que resolverá si la acusada es inocente o culpable de asesinato.
Tras dos horas en las que la Fiscalía y la abogada defensora estuvieron seleccionando al jurado popular, comenzó ayer la repetición del juicio contra la joven melillense Leila Escofet, quien dio a luz el 20 de diciembre de 2012 a un bebé de más de 3,6 kilos que fue hallado muerto cuatro días después en el domicilio familiar. La Fiscalía pide para la joven una condena por un delito de asesinato de 20 años de prisión, mientras que la abogada defensora solicita la absolución de su cliente por este delito.
La primera sesión del juicio estuvo protagonizada por la declaración de la acusada, quien aseguró desconocer su embarazo hasta que vio al bebé tras el parto. “Mi primer impulso fue ver si respiraba, pero no se movía ni respiraba ni lloraba”, aseguró ayer ante el jurado popular.
Escofet explicó que, después de comprobar que el bebé, una niña, había nacido muerto, lo envolvió en una toalla rosa y lo dejó en una estantería del cuarto de baño donde ocurrieron los hechos. Intentó levantarse para abrir el pestillo de la puerta y pedir socorro, pero cayó al suelo desmayada. La joven, que hoy cuenta con 22 años, dijo que lo único que recuerda después es despertarse tras la caída y escuchar a su madre “llorando y gritando: “Mi hija se me muere”.
El intenso interrogatorio no estuvo exento de emoción. La joven no pudo evitar emocionarse al recordar lo ocurrido y aseguró que, de haber sabido de antemano que estaba embarazada o bien hubiera abortado o bien hubiera dado en adopción a su hijo porque en aquel tiempo no podía hacerse cargo de él. Eso sí, puntualizó que en todo caso, se lo habría comunicado a su madre; “porque sabía que ella me iba a apoyar”, dijo.
Escofet insistió en que desconocía su embarazo porque al tener la primera falta en abril de 2012 se tomó “dos píldoras del día después” y al volver a menstruar creyó que había abortado. Desde entonces y durante todo el resto del embarazo, sus reglas fueron regulares hasta el momento del parto.
La noche del parto
La acusada reiteró que estaba convencida de su aborto, pues anteriormente había tenido otro, provocado, según declaró, por “una patada” que le propinó su entonces pareja sentimental y padre de la hija a la que dio a luz supuestamente muerta meses después. Desde estos sucesos, Escofet aseguró que tenía “mucho miedo” de decirle a su pareja que había vuelto a quedarse embarazada y se lo ocultó, incluso estando en el hospital tras dar a luz. En esos momentos, en diciembre de 2012, la joven y su novio habían dejado la relación, aunque estaban pensando en volver.
Ante la insistencia de la fiscal, la joven aseguró que estaba convencida de que no estaba embarazada y, por tanto, no notó los cambios que toda mujer experimenta al estar en ese estado. No tenía la barriga abultada ni sintió que el feto se moviera en su interior durante la gestión, recalcó.
El 19 de diciembre la joven comenzó a sentirse mal. Se acostó y al día siguiente vio que había manchado y creyó que era la menstruación. Escofet explicó al jurado popular que ella aqueja siempre fuertes dolores a causa de la menstruación, por lo que se tomó una pastilla y volvió a acostarse en la cama. “Cuando me sentí algo mejor, me levanté para darme una ducha de agua fría”, explicó. Añadió que esa misma tarde había quedado con su ex pareja para verse. Sin embargo, ese encuentro no se llegó a producir. Estando en el baño sintió unos “retorcijones” y cuando se levantó del inodoro vio que había un bebé. Inmediatamente lo cogió y comprobó que no vivía. Fue entonces cuando lo envolvió en la toalla y lo dejó en la estantería del baño. Escofet dijo no recordar cuánta sangre había en el suelo del aseo, a pesar de que el esfuerzo del parto le provocó un desgarro perineal.
“No entendía lo que pasaba”
La joven acusada recordó que en esos momentos no sabía qué es lo que había pasado y, por eso durante los cuatro días que estuvo ingresada en el Hospital Comarcal no comentó a nadie la existencia del bebé y que éste estaba en el cuarto de baño del domicilio familiar.
“No entendía lo que había pasado ni cómo había ocurrido. ¿Cómo podía decir que había dado a luz si no sabía cómo hacerlo? Pensé en hablarlo con mi madre, pero no me sentía capaz. No podía mirar a mi madre a la cara. Fue una mala decisión”, reconoció la joven.
La repetición del juicio contra Leila Escofet
El pasado mes de julio de 2014 el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Ceuta y Melilla (TSJA) ordenó la repetición del juicio a la joven Leila Escofet como única acusada. Tras el primer juicio, el jurado popular afirmó que tanto la joven, como su madre y su padrastro eran culpables de asesinato y fueron condenados a 17,5 y 15 años de prisión. Sin embargo, tras el recurso que los abogados defensores presentaron ante el TSJA, el tribunal halló diversos fallos de forma en el proceso judicial que desembocaron en la anulación del veredicto y la sentencia. El tribunal absolvió por completo a la madre y el padrastro de Leila Escofet, si bien ordenó que se repitiera el juicio en el caso de la joven.
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