Imbroda se proclamó “presidente de todos los melillenses sin distinción”.
El presidente de la Ciudad aprovechó su discurso de investidura para hacer una llamamiento a la fe en el futuro de Melilla y a la necesidad de aparcar divisionismos que puedan poner el riesgo el porvenir de nuestra tierra.
“Soy –dijo- el presidente de todos los melillenses, y lo soy por igual con independencia de cualquier condición social, política o religiosa de cada uno de ellos. Mi trabajo –añadió- irá encaminado totalmente a mejorar la vida de todos sin distinción, tal como he procurado hacer siempre”.
Por ello, parafraseándose a sí mismo a partir de su discurso anterior de investidura en 2007, Imbroda apeló por una Melilla que persevere “en los valores de respeto, de tolerancia, libertad, solidaridad e igualdad” y capaz de huir del “interesado mensaje fácil y victimista revestido de cualquiera de sus formas, agravios de oriente-occidente, medievales, históricos o religiosos radicales”.
“Los representantes públicos –prosiguió- no debemos trasladar a Melilla debates y conflictos ajenos a nosotros que pudieran ser embriones de situaciones perversas para esta ciudad”. “Sería aún peor y demostraría una gravísima irresponsabilidad que de forma partidista quisiéramos aprovecharlos para obtener unos cuantos votos”.
“Todos –sentenció- estoy seguro que queremos una Melilla en paz, de bienestar, progreso y libertad”.
Por ello, consideró “vital que asumamos como dogma que esta ciudad tiene futuro, siempre que desterremos cualquier concepto de división basada en planteamientos étnicos o religiosos. En caso contrario –aseveró-, no tendrá futuro como ciudad española y europea y, por lo tanto, como ciudad moderna, libre y de progreso. Es un riesgo –apostilló- que, además, se vería agravado por la endémica e injusta apetencia anexionista del vecino país”.
En tal sentido, se comprometió a “luchar” desde su nuevo Gobierno contra “esos intereses perversos”, convencido de que “la inmensa mayoría de la sociedad melillense apoya esta política, pues a pesar de haberse producido intentos en sentido contrario, estos han fracasado. Y también –añadió- estoy convencido de que es lo que le interesa y nos demanda España”.
En el mismo contexto, hizo un llamamiento “a todos los que tienen responsabilidades públicas para que entre todos procuremos llevar a Melilla por la senda de la estabilidad en todos los sentidos”.
Igualmente pidió a toda la ciudadanía que ejercite “profundamente el valor del patriotismo, con lo que ello implica de compromiso, generosidad y responsabilidad. Pertenecemos a una vieja nación, España, que aquí, en esta esquina, se engrandece con las distintas comunidades que la poblamos, de orígenes bereber, europeo, sefardí o hindú. Yo desearía que, cada día, para reconocernos, huyéramos de esa división conceptual y utilizáramos más el vocablo de ‘melillenses’ y, por supuesto, el de ‘españoles’. Es básico que nos esforcemos más en resaltar siempre lo que nos une sin distinción, que es nuestra condición de melillenses”
Política social y de cercanía a los ciudadanos
En su discurso, Imbroda renovó también su compromiso en pro de una política de “cercanía a los ciudadanos” y enumeró las medidas sociales que, a su juicio, han dado cuerpo a la misma “guía de actuación” durante sus anteriores mandatos electorales.
En tal sentido, se vanaglorió de haber logrado trasformar Melilla en beneficio de una ciudad “más moderna, hermosa y solidaria” y recordó las medidas de eminente carácter social que ha puesto en marcha, como la gratuidad de las matriculas universitarias; la extensión del salario mínimo de integración a todas las familias sin recursos; los billetes de barco baratos para jóvenes, mayores y parados; los microcréditos en ventajosas condiciones para familias, estudiantes y emprendedores; la cobertura total de los servicios de teleasistencia para personas dependientes; los 70.000 billetes de precio reducido en los aviones gracias al “denostado concurso de publicidad” con la compañía Air Nostrum; el incremento de las plazas en escuelas infantiles; la implantación pionera de la vacuna contra el cáncer de útero; y los cursos de formación para parados en general y jóvenes desempleados especialmente, retribuidos con becas de 450 y 600 euros, de los que dijo ya se han beneficiado 2.000 personas.
Ejemplos, señaló, de “la política de las personas”, que se han complementado con 200 millones en inversiones tendentes a trasformar la ciudad y crear empleo, sin perjuicio de una política de saneamiento económico que sitúa la carga financiera al día de hoy en un 8,81% -“de las más bajas de España”- y que ha permitido rebajar el capítulo de personal y el de gastos corrientes, así como el sueldo de los cargos de gobierno, cuya nómina, aseguró, “es menor en 2011 que en 2003”.
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