“Es un canto a esa vecina que con bata y rulos te saluda todos los días cuando te encuentra”

Oscar Toribio Carballo, manchego de origen y melillense de corazón, es director y productor de cine y televisión con una trayectoria de más de 23 años desempeñan distintas funciones en el ámbito audiovisual. El corto El cacharrico ha obtenido numerosos premios y ha sido candidato a los Goya.

-Oscar háblenos de su experiencia profesional.

-En televisión he desarrollado en el ámbito de la realización televisiva, en retransmisiones culturales, deportivas, creación de contenido de entretenimiento para diversas cadenas de TV , Canal plus, canal Sur. Aragón TV, CMM, Teletoledo y TVM entre otros.

-En el 2017 creas tu propia productora Zalu Producciones.

-Sí, en Melilla, y es donde dirijo y produzco para la televisión documentales sobre la Semana Santa de Ciudad Real y he recreado diversas campañas publicitarias para turismo en la Junta de Castilla La Mancha, Andalucía o Melilla. He dirigido también una serie documental de nueve episodios, llamada Conozcámonos, un programa para niños Los peques de Melilla y la serie documental Integrados. Para la consejería de Melilla produje Hermanos de Annual y Relatos de Annual. Para el cine hice el cortometraje Perdidos que fue finalista en Notofilmfest (2021), La espera (2022) y en el 2023 El cacharrico actualmente en distribución con más de 80 selecciones y 30 premios, además de candidato a los Goya 2024.

-De “El cacharrico” quería hablar con usted porque ha sido candidato a los Goya como mejor cortometraje de ficción. Cómo surgió la inspiración para este cortometraje.

-Cuando murió mi abuelo, un día me quedé mirando a mi abuela y pensé que ella se quedaba ahora sin sexo. Esa fue la semilla de El Cacharrico, el quedarme pensando en estos abuelos que habían vivido en otra época tan distinta a las nuestra en materia de sexo. Trasladé la idea al guionista Salva Martos Cortés que se puso a escribir el cortometraje. Salva Martos es miembro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España y ha recibido muchos premios.

-Ha comentado en alguna ocasión que este cortometraje es un canto al sexo

-Efectivamente. Trato el tema del sexo como tabú. Angustias, (interpretada por Rosario Pardo), en el corto es una viuda de la tercera edad sumida en una vida triste y anodina y que echa de menos a su marido fallecido. Todo cambia cuando recibe un paquete misterioso y, al abrirlo, encuentra dentro un extraño objeto que nunca antes le han regalado. Angustias y sus amigas no saben qué es ese objeto, pero la curiosidad es muy fuerte.

-Una situación un tanto cómica…

-Una de las mujeres cree que es un minipimer con distintas velocidades pero resultará ser otra cosa muy distinta, algo que ellas nunca se hubieran atrevido a tener. Angustias con la ayuda de sus amigas intentará descubrir para qué sirve el “cacharrico”. Los espectadores pasan un buen rato viendo este cortometraje lleno de alegría y se acordarán de sus propias abuelas.

-Yo creo que todos hemos tenido una abuela o tal vez dos como Angustias. El cacharrico es también pues un canto a la vida...

-Es un canto a la vida, al sexo y a la amistad en un grupo de mujeres mayores que por fin logran ser como siempre desearon, Unas mujeres que en la tercera edad descubren que el sexo es salud y alegría.

-Un aparatito que viene pues a “cambiarles el mundo”.

-Sí porque el corto habla de una generación de mujeres que vivieron unos momentos en los que escondían sus deseos sexuales para satisfacer sin rechistar al marido y que experimentan con humor y curiosidad el despertar a un mundo moderno, donde el placer ya no debe ser motivo de culpa ni pecado.

-Tremendo, ver el placer como culpa o pecado. Cómo hemos cambiado… decía una canción de Presuntos Implicados.

-Estas mujeres se mueven en un mundo gris, aburrido y prosaico, donde, de repente empieza a brotar la gana y la ilusión gracias a la llegada de un aparatito cuya función tendrá que ser descubierta por un grupo muy peculiar de jubiladas. Es un corto que habla de que nunca es tarde para encontrar la libertad.

-Un homenaje a las ancianas…, esas señoras que te encuentras cuando paseas al perro, que todavía surcan los portales de las iglesias. Unas señoras que de algunos temas no saben, pero que al mismo tiempo son sabias muchas veces porque tienen experiencia.

-Sí, a esa señora mayor que te habla en el autobús mientras escuchas las música con los cascos puestos. Un canto a esa vecina que con bata y rulos te saluda todos los días cuando la encuentras en el ascensor. Es un recuerdo a tu abuela, esa que te regalaba dinero como si te estuviera pasando droga. Y sobre todo es un poema a la memoria emocional de nuestras mujeres mayores.

-Tratar el tema del sexo no es sencillo…

-Creo que he sabido tratar el tema de una forma muy elegante y sutil. Si bien el asunto central de la película es el sexo no hay en el corto nada burlesco o grotesco. He tratado sutilmente la inocencia que se tiene muchas veces. Con un costumbrismo muy cómico y cotidiano que nos lleva a conversaciones de mesa camilla llenas de verdad. Muestro en este corto un mundo que viaja de lo gris a lo multicolor gracias a la fuerza de unas mujeres que aún tienen mucho que contar.

-La protagonista lleva por nombre Angustias. Un nombre cargado de significado e interpretado magistralmente por Rosario Pardo.

-Ella se mete en la piel de esta anciana viuda, con vida anodina que recibe el cacharrico que le devuelve la ilusión. Rosario Pardo es una actriz que realiza todos los cortometrajes que puede como muestra de apoyo a los nuevos y jóvenes directores, y es además desde hace muchos años miembro de la Academia de las Artes escénicas de España.

-Es director e imagino que su mente no deja de trabajar para emprender nuevos proyectos. El haber sido candidato a los Goya le habrá dado también un “subidón” de autoestima. Qué lleva entre manos ahora...

-Actualmente estoy dirigiendo el documental “La ventana del Arte-Carlos Baeza”, que se rueda en Melilla donde se dará la visión que el profesor da a sus obras. Es un artista que trabaja minuciosamente y en su obra La Ciudad de las Cúpulas representa su visión melancólica de la ciudad soñada, fabricada con recuerdos.