Cultura y Tradiciones

“Era la única chica de mi clase y he tenido que luchar mucho ”

Yo estudié la carrera de Dirección de Escena y Dramaturgia Escuela de Arte Dramático de Málaga. Es una de las ramas que ofrecen, tienen Interpretación, Interpretación Musical y Dirección. La verdad, es que lo tenía bastante claro, hice la selectividad y me metí con 18 años en la carrera. Es cierto que es una carrera que suele ser para gente que viene ya de interpretación, u otras especialidades del teatro.

Era la más peque de mi clase. Había otra chica, pero lo dejó a la mitad, así que básicamente siempre he sido la más pequeña y la única chica de la clase.

–¿Desde cuando tenía claro que quería dedicarse al mundo del teatro?

–Mi madre dice que siempre he tenido mucha imaginación y que cuando era pequeña lloraba porque no sabía leer, entonces, algo que siempre he tenido ahí era que me encantaba leer las historias… Siempre cuenta que sacaba los cajones del armario, los vaciaba y me ponía a remar como si fiera en un barco. El teatro ha sido una manera de canalizar esa imaginación.

–¿Quiénes son sus referentes?

–Como directoras teatrales me gusta mucho Helena Pimienta y Angélica Liddell, y sigo desde que tengo uso de razón a una compañía belga que se llama Need Company, que hace teatro contemporáneo de creación y la verdad es que me gusta mucho la línea que lleva cada uno.

Otro de mis referentes es Carlos Rico. Fue un compañero de clase que se convirtió en mi maestro, enseñándome más que muchos de ellos. Con él fundé mi Compañía en 2004 que se llaman ‘Alejarlos’. Murió en 2010, pero cada día lo tengo presente.

–¿Cómo es el trabajo diario de una directora teatral?

–Cuando se está en la dirección es una posición muy solitaria y de mucha responsabilidad, porque al fin y al cabo todas las decisiones las tomas tú, y siempre intentas tomar la mejor porque después van a afectar a muchas personas. En cuanto a la escenografía, vestuario, texto al final siempre acabo llevándolo todo yo. Entonces, resulta un poco estresante en ese aspecto porque tienes que tomar muchas decisiones y esperar a que todo quede como quieres que quede

–¿Cree que se reconoce más a los hombres en esta profesión o crees que es ahora cuando las directoras están cobrando más peso en la sociedad?

–Es cierto que hay muchísimas mujeres que llevan muchos años en la dirección, como Angélica Liddell, que por ejemplo yo ya la estudié en clase y sigue ahí. Pero también es verdad que tampoco hay tantas respecto a todos los hombres que hay. Como en el resto de las profesiones no se les ha dado el papel ni el reconocimiento que se merecen.

Creo que como que ya hemos puesto pie en pared, diciendo que estamos ya un poco hartas. Yo era la única chica de mi clase y lo he tenido que luchar mucho. No se me ha tenido nunca en cuenta tanto por mujer como por joven. De hecho, cuando iba a presentar mi proyecto final de carrera, mi propio tutor me pidió disculpas porque no había tomado las decisiones acertadas en cuanto a mí con respecto a mis compañeros. Ellos tuvieron muchos más privilegios que yo.

Por ejemplo, a la hora de elegir teatro para exponer a mi me querían mandar a un pueblo en Estepona mientras que mis compañeros estrenaban en el Cervantes, o en la Sala Falla de Málaga… Entonces es como que yo siempre estaba en el último lugar. Mi proyecto final de carrera fue ‘8 mujeres’, y con ello salía por algún lado esa frustración y esa forma de reclamar el lugar que también nos merecemos.

–El sector artístico siempre tiene fama de ser mucho más exigente para las mujeres. ¿Lo has notado como directora?

–Por la parte de la gestión, absolutamente exigente. Los puestos de dirección y de gestión en los teatros están ocupados por hombres, con los que también tienes que negociar.También parece que tienes que demostrar más. Porque por lo que hablábamos antes, históricamente los directores, como Albert Boadella o Pou, todos tienen ya su hombre hecho y nadie los va a cuestionar. Siendo mujer se nota ese cuestionamiento de género totalmente.

–¿Cree que es un referente para otras mujeres?

–Recientemente a una de las actrices de mi obra ‘Sala de espera’, May Melero, le han dado un premio por luchar por la igualdad de género en Vejer, en Cádiz. Me llamó para contármelo y me dijo: “este premio también es tuyo”. Me hizo mucha ilusión porque cuando me dio la noticia lo viví como si fuera mío. Hemos estado las dos codo con codo en esto y las dos percibimos ese machismo que hay en la sociedad. Me alegró mucho que se lo dieran, y luego sus palabras.

–¿Qué mensaje daría a las mujeres en el 8M?

– Que lo luchen, que hagan lo que hemos estado haciendo todos estos años atrás, y que sigamos visibilizando los problemas que nos afectan, que todavía son muchos. Hay que seguir luchando porque creo que todavía queda mucho que hacer en cuanto a concienciación y abrir los ojos a todos aquellos que no los quieren abrir.

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