–¿Qué ofrece Ciudadanos a los melillenses?
–Para empezar, lo que vamos a ofrecer es trabajo, de verdad, y exponer los problemas de la ciudad como son. Vengo de la sociedad civil; no soy político profesional ni voy a serlo en mi vida. Soy médico, y un médico que está en medio de la sociedad, que escucha los problemas y que es un ciudadano más. Quizás por desafección, la clase política se aleja de la sociedad en general y no se entera realmente de cuáles son los problemas. Y luego no son capaces, por diferentes razones y estructuras de partido, supongo, de decir las cosas como son. Como ciudadano de a pie, tengo la sensación de que durante todos estos años los dirigentes que nos han representado tanto en el Congreso como en el Senado no han elevado la voz lo suficiente en Madrid para que se atiendan los problemas de esta ciudad. Si no, no se entiende la parálisis y el no avance, durante treinta años, en un montón de aspectos.
–En ese sentido, ¿puede aportar Cs un punto de vista diferente?
–Por supuesto. Nunca hay que olvidar que el origen de Ciudadanos es una plataforma de la sociedad civil; venimos de la sociedad civil y somos sociedad civil. Por tanto, creo que estamos más próximos a la gente que la clase política tradicional. Uno de los lemas de Ciudadanos es que todos seamos ciudadanos libres e iguales, pero de verdad. Es decir, que todos tengamos los mismos derechos en cualquier parte del territorio nacional. Ahora mismo Melilla está en la cola, somos un eslabón muy débil.
–¿Qué es lo que más le preocupa de la situación actual de la ciudad?
–Hablaría de cuatro pilares fundamentales, como son sanidad, educación, frontera y economía.
"No soy político profesional ni voy a serlo en mi vida; soy un médico que está en la sociedad y escucha"
–Empecemos por la sanidad, un asunto que vive en primera persona...
–Efectivamente, como médico, estoy en la trinchera todos los días. Recientemente, Médicos del Mundo hizo público un estidio que decía que la sanidad en Melilla estaba mal e infrafinanciada. Al día siguiente, salió el Ingesa diciendo que no, que eso ya se ha superado. Yo realmente alucino; y alucino porque el director provincial del Ingesa hasta hace nada era nefrólogo y creo que ha palpado los problemas igual que yo. Cuando ellos estaban en la oposición decían que había muchísimos problemas; cuando están en el Gobierno, dicen que ya se ha superado. En nueve meses y sin hacer prácticamente nada. Creo que no vamos por el buen camino porque para reconducir situaciones hay que empezar por reconocer los errores. Y cuando se reconoce el error, se puede empezar a poner remedio. Si negamos la realidad, no vamos a avanzar.
–En numerosas ocasiones, su partido ha puesto el acento en la cuestión de la educación, y no solo en Melilla...
–Así es, porque la educación atañe a nivel nacional. Abogamos por un pacto nacional que no dure una legislatura, sino que sea de gran consenso y que se pueda mantener cuatro o cinco legislaturas. Lo que no puede ser es que cada cuatro años tengamos la iluminación de un grupo político para deshacer lo que hizo el otro: ni los alumnos ni los profesionales de la docencia pueden seguir así. No vamos bien y estamos a la cola de Europa. No sé si es que se han planteado criar un país de ignorantes para manejarlos mejor; a veces me lo planteo.
–La frontera vuelve a estar en el centro del debate político. ¿Por dónde pasa su futuro?
–A nadie se le escapa que la frontera de Melilla, en vez de ser una fuente de bonanza, es una fuente de problemas. Necesitamos otro tipo de frontera, una inteligente que deje pasar lo bueno y que deje al otro lado lo que no es tan bueno. Además, se le añade el matiz del cierre unilateral de Marruecos, ante el que ni un Gobierno ni el otro han hecho nada, al menos como ciudadanos de a pie no percibimos nada... Parece que hay reuniones, que hay buena intención... pero no, no lo creo: Marruecos ha cerrado unilateralmente esa parte, estará tejiendo sus infraestructuras al otro lado para seguir cerrando y, si es posible, ahogarnos. Tenemos que reinventar la economía de esta ciudad; lo llevamos diciendo mucho tiempo. Si no, nos vamos a encontrar con un problema.
"En la oposición decían que había muchísimos problemas; en el Gobierno, que ya se han superado. Alucino"
–¿Qué propone Cs para la economía de la ciudad?
–Se pueden hacer cosas. Y no olvidamos que hay algo que hizo mucho daño a Melilla: el fin del servicio militar. Lo que pasa es que no se notó en su momento por el auge de la construcción y no se notó esa falta de ingresos. Pero al llegar la crisis económica nos hemos dado cuenta de que ese puede ser uno de los aspectos que ha hecho daño a la economía de la ciudad. ¿Por qué no plantearse, por ejemplo, traer la Escuela de Suboficiales, que no la quieren en Cataluña? Podría ser una buena idea... O una escuela de tropa, como la que hay en Cáceres y en algún sitio más. ¿Por qué no? Puede ser una buena idea. Pero sobre todo hay que intentar entrar también en la industria de transformación, en el manejo de materias primas que no requieren mucho suelo y podrían crear empleo y riqueza para la ciudad. Tenemos que intentar que Melilla sea competitiva. Marruecos nos está comiendo el terreno y no se está haciendo absolutamente nada. Tendremos que mejorar las condiciones para que vengan las empresas y creen riqueza aquí.
–¿Es Melilla una de las grandes olvidadas?
–Sí, sin duda. Cuando ha venido algún dirigente político de peso nacional, dudo mucho que se le haya dicho cómo está la situación. Tengo mis dudas. Quizás por miedo, porque piensa que le van a mover la silla... Yo, si tengo la oportunidad, no me voy a callar. Y si me mueven la silla, me da igual, porque tengo mi silla por oposición en el hospital, en mi consulta.
–¿Cuál es su principal carta de presentación?
–Soy una persona normal, de la sociedad civil, que quiere ejercer una acción política durante un tiempo determinado. Quiero tener esa oportunidad para hacerlo por mi ciudad y por mi país. Nada más; es así de sencillo, no requiere grandes alharacas.
"No puede ser que cada cuatro años tengamos la iluminación de unos para deshacer lo que hizo el otro"
–Y en los tiempos que corren, ¿cómo trata de convencer a los muchos indecisos que aún no tienen claro a quién votar?
–Si quieren un resultado diferente, habrá que hacer cosas diferentes. Así de sencillo y así de rotundo. Si hacemos siempre lo mismo, obtendremos siempre resultados iguales o similares y no podremos cambiar el rumbo.
–En una época en la que están descartadas las mayorías absolutas, ¿qué papel juega Cs?
–Tendremos que ver cómo queda el tablero el día 28, porque, como bien apuntaba antes, hay muchísimos indecisos. Quizás ese porcentaje tan alto, gente que no sabe a quién votar o al menos no lo dice, puede que decante la balanza. Y, a lo mejor, al último CIS de Tezanos le pasa como al que se hizo un mes antes de las elecciones andaluzas, al que después se le dio la vuelta como una tortilla. No sé si porque Tezanos no lo hizo bien o porque realmente la gente viró el rumbo. Tenemos que esperar a ver los resultados del domingo y, después, hacer todo lo necesario para que este país permanezca unido. Si el país se fragmenta, vamos a empezar a perder muy pronto los eslabones más débiles.
–Si de las urnas sale un Gobierno de centro-derecha con tres partidos, ¿qué límites pone Ciudadanos a la entrada de Vox?
–La verdad es que no nos planteamos ese escenario; lo que quremos es ganar. Y si no ganamos, tenemos que darle estabilidad a este país; hacer todo lo posible para que no se rompa, por no darle oportunidad a la gente que quiere romperlo y destruirlo de que lo haga. En Andalucía, el pacto es con el PP, Vox simplemente permitió esa investidura. En un momento dado, llegado ese escenario, Vox tendrá que elegir si quiere nuevas elecciones o apoyar un bloque constitucionalista sin fisuras.
"Si tengo oportunidad, no me voy a callar. Y si me mueven, me da igual, porque tengo mi silla por oposición"
–¿Qué tiene que decir del voto por correo, asunto candente en esta ciudad?
–Llama la atención que, frente al dos y pico por ciento de la media nacional en el voto por correo, aquí sea de casi un siete por ciento. Llama muchísimo la atención que sea un porcentaje tan alto y cómo se gestiona. Si cuando deposito la papeleta en la urna me exigen la documentación, creo que no sería malo ni coercitivo en absoluto que tenga que presentar mi documentación cuando entrego mi voto por correo. No pasa nada, no hay nada que ocultar, ¿no? Lo que se presta a suspicacias, y más aún con los antecedentes que tenemos en esta ciudad, con algún juicio que ya se ha resuelto, es llegar con tacos de votos por correo. No da buena imagen de limpieza democrática, por muy limpio que sea después.
–¿Cómo observa el 28-A?
–Veo que las espadas están en todo lo alto y que hay mucha volatilidad. Pero lo veo también con esperanza y pienso que, después de treinta años, se puede efectuar el cambio en esta ciudad. Pienso que puede haber un cambio y pienso que lo vamos a liderar nosotros. Tengo muchas ganas, así que si los melillenses me dan la oportunidad, estupendo; y si no, tampoco pasa nada, a otra cosa.
"A lo mejor, al último CIS de Tezanos le pasa como al que se hizo un mes antes de las elecciones andaluzas"
–En esta recta final hacia el domingo, ¿qué mensaje recordaría a los melillenses?
–No soy político profesional. No lo soy ni quiero serlo, estoy aquí de paso, que es lo que demanda el ciudadano. Habría que limitar los mandatos; la política no puede ser una profesión, me niego. Me niego. Y hay que acabar con los aforamientos, con los privilegios... todo eso es fundamental. Eso es lo que más me mueve.
"Hay que acabar con los aforamientos, con los privilegios... es fundamental. Eso es lo que más me mueve"
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