En la Feria de Melilla 2023 también ha habido tiempo para disfrutar de “pequeñas catas” de vino moscatel de las Montilla de Córdoba y vino fino directamente procedente de la ciudad de Jerez de la mano del venenciador melillense Jesús Barroso. Un arte culinario de los tiempos griegos, la figura del venenciador es la de un profesional encargado en trasegar el vino de la venencia hacia el catavino con una destreza a una altura de 90 grados. Aunque parece un arte fácil de apreciar, el venenciador melillense ha contado a este medio el trasfondo de esta vocación milenaria. El Faro también tuvo la oportunidad de poder probar a venenciar un vino dulce en el recinto ferial, y que como bien dice Jesús Barroso “el vino dulce es tradición en Melilla”.
–¿Cuál es la figura de un venenciador?¿Cómo evoluciona el vino en el interior de la bota?
–La venencia es utilizada sobretodo para probar el vino que hay dentro claro está. Imagínate tú todo esto lleno porque lo que aquí es mucho fino y tiene un velo de flor. Con la venencia rompemos el velo de flor, lo introducimos dentro y cogemos el vino que hay en el interior, luego lo levantamos y entonces se saca para servirlo y se prueba el vino posteriormente.
Los vinos van evolucionando en las botas, y claro, la persona encargada que es el venenciador se lo tiene que dar al enólogo para que vaya mirando la evolución del vino. Puede pasar muchísimas cosas desde un fino que se te puede hacer el palo, el famoso palo cortado que antes se creía que el vino se fastidiaba y es que es una fermentación especial dentro.
–Durante toda la semana te hemos visto de caseta en caseta con la bota y la venencia, ¿Cuál ha sido tu papel durante las fiestas patronales en este recinto ferial?
–A la gente le encanta el cachondeíto de venir a verme y que le ponga en un vasito un poco de vino fino o dulce. Mi papel aquí ha sido la de representar esta profesión para mostrarle al público melillense cómo se producen los sabores de los diferentes vinos que ofrecemos sacados desde la bota.
La figura del venenciador es la de sacar el vino y romperlo en la altura para sacar todas esas burbujas que se pueden ver aquí. Entonces, todos los matices de este vino, la madera, el paso del tiempo en el interior de la bota pues se pueden saborear y observar al beber el vino moscatel o fino.
–¿Cómo es la técnica para sacar el vino con la venencia del interior de la bota?
–Pues esto no tiene mucha historia. Hay solamente una técnica para sacar el vino y es mediante la venencia. Se introduce y luego levantar el vaso a una altura que vaya rompiendo. Es una tradición que viene desde los griegos a nuestros tiempos y es fundamental aplicar la técnica correctamente. Su principal función es extraer el vino de la bota y que rompa la levadura del centro de la bota para ver la evolución del vino.
–¿Cómo es el material de la venencia?
–La venencia se compone de tres partes. El ganchillo para que no se escape la venencia porque si no es un follón luego. Antiguamente el recipiente era de plata, y ahora es de acero inoxidable entremezclado con pvc y plástico.
–¿Cuál ha sido el vino que más ha triunfado en la Feria de Melilla?
–He traído tanto vino fino como moscatel, este último ha sido el vino que más ha triunfado este año en la feria sin duda alguna. En Melilla hay una tradición que se llama el vino del pintao, una mezcla de vino dulce y vino fino que se produce una sensación de seco y dulce, algo muy típico para las fiestas taurinas aquí en la ciudad.
–¿Cuántos litros de vino pueden caber en la bota que llevas? ¿Tendrá algún truquillo para poder conservarlo en frío, no?
–Especialmente en esta bota que traigo para la Feria de Melilla caben, aproximadamente, 15 litros de vino. Lo vamos introduciendo poco a poco porque me traigo una nevera para seguir conservándolo. De todas formas, un pequeño secreto de un venenciador es que hay una corazada de acero inoxidable donde le añado agua e hielo para que el vino se conserve de la mejor manera posible. Dentro está la alegría y por fuera está lo que enfría la alegría. En este interior caben unos cinco quilos de hielo más el agua, más o menos.
–Aquí la gente no para de llegar y pedir, ¿eh? ¿Qué es lo más bonito de esta profesión?
– Ya te digo que aquí la gente le gusta mucho mucho el vino. Lo bueno que cuánto más pidan, más vacío se queda la bota y es más fácil luego transportarla.El vino da mucho juego y da mucha alegría, entonces el vino que tiene que yo pongo aquí, pues a todo el mundo le gusta el dulce, y al final ya entra siempre el corrillo pidiendo vinito. Lo que más me gusta de esta profesión es que todo el mundo se te acerca y te pide el vinito, charla contigo y al final todos disfrutamos porque también muestran interés por el tema del vino y eso me da una alegría increíble porque está teniendo mucha aceptación. Realmente, es un no parar porque me voy colocando por todas las casetas ya sea a la hora de la comida como en la cena, después de comer también gusta el vinito para acompañarlo con los postres. Además, lo bueno de esta profesión y su aceptación que hay gente que ya me está pidiendo citas para sus bodas y poder asistir como venenciador.
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