La tasa de mortalidad infantil que registró Melilla en 2017 triplicó la media nacional (2,7%) registrando el penoso récord de casi 9 muertes por cada 1.000 nacidos vivos en el Hospital Comarcal. Con los números en la mano, sinceramente, podría parecer una temeridad dar a luz en esta ciudad.
Desde la Dirección Provincial del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa) se han dado prisa en aclarar que la mitad de los partos registrados en Melilla son de madres marroquíes que, según dicen, no han tenido un embarazo controlado y terminan teniendo complicaciones al parir.
Como si nos sirviera de alivio saber que la mayoría de bebés que mueren al nacer en nuestra ciudad no son hijos de españoles.
Las que hemos dado a luz en el Comarcal sabemos que el paritorio está colapsado; que sólo una sábana te separa de los gritos de la paciente de al lado; que puedes tardar una eternidad en entrar al quirófano para una cesárea.
Los médicos hacen lo que pueden y más. No dan más de sí. Están sobrepasados. Y en todos estos años la situación no ha mejorado.
En abril de 2018 fuimos noticia nacional a raíz de una cesárea letal en la que la que murió una madre de 35 años y su bebé salvó la vida, pero se llevó un corte en la cara con el bisturí.
En 2017 también nos ganamos titulares en Madrid tras la muerte de una mujer embarazada de seis meses y de su bebé tras ser dadas de alta en el Comarcal.
Una escucha estas cosas y se pregunta si de verdad esto es Europa. Con una tasa de natalidad del 15,82% en 2017, la más alta de España, nos hemos ganado además el triste mérito de liderar las estadísticas de mortalidad infantil con ese 8,94% de hace dos años.
No conocemos los números de 2018, pero sabemos que en 2017 se registró un retroceso en el índice de nacimientos en Melilla al bajar del 17,19% registrado en 2016.
Casi seguro que algo tuvo que ver la campaña para acabar con los pisos patera de embarazadas de Marruecos, que vienen a nuestra ciudad con la esperanza de parir aquí. ¿Sin ellas seguiremos teniendo una tasa de mortalidad infantil superior a la de China (8%) o casi a la altura de Kazajstán (9%), como publicó eldiario.es?
Vergüenza debería darnos a todos abanderar estas estadísticas. Son datos tan brutales que deberían hacer palidecer a los políticos que hemos tenido al frente de la sanidad en Melilla.
Llevamos años escuchando el rifirrafe entre Gobierno y oposición ante el retraso del inicio de las obras del nuevo hospital, pero no he visto ni una sola movilización tomando las calles como las protagonizadas por las 35 asociaciones integrantes de la Plataforma Granada por su Salud en Andalucía.
Y el hospital granadino Virgen de las Nieves está infinitamente mejor que el Comarcal. Pero el que calla, otorga. Así nos va.
Vamos camino de ser una ciudad muy completa. Tenemos de todo, pero especialmente, de lo malo. Vamos a la cabeza en tasa de paro; en caída de la renta per cápita y en delincuencia.
Tenemos servicios públicos de tercera: escuelas colapsadas; urgencias abarrotadas y fracaso y abandono escolar por la nubes.
Nuestros emprendedores bajan la persiana a diario porque venimos cargados de compras de la península y ni Cristo pasa a hacer la declaración en el control de Aduanas del puerto.
Aquí la gente no reacciona mientras los políticos se llevan los sueldazos a costa de nuestra miseria. Viven a cuerpo de rey y nadie les pide explicaciones por los nefastos resultados de su gestión.
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