Entramos en julio sin fumata blanca

Finalmente no hubo fumata blanca tampoco ese fin de semana y comenzamos julio sin Gobierno de ningún tipo en la Ciudad Autónoma, ni en funciones ni de otro cariz por, ya saben, la prolongada falta de nuevos nombramientos tras el cese de los anteriores consejeros y viceconsejeros decretada por el nuevo Presidente hace ya 13 días.

A los portavoces de Eduardo de Castro el asunto no les preocupa. Consideran que la Administración está funcionando correctamente y que, aunque no haya ni consejeros ni viceconsejeros, Gobierno sí hay. Es difícil de entender porque Gobierno, está claro, sigue sin haber. Aún así, para sus colaboradores y afines, con el Presidente es por ahora suficiente para firmar lo que se precise y, por ello, con su figura es como uno y trino, encarnándose tanto a sí mismo como al resto de diputados o grupos políticos que le designaron para el principal puesto de nuestra Ciudad Autónoma.

La verdad es sin embargo menos metafísica. Por no tener, De Castro no tiene nombrados siquiera ni a los vicepresidentes primero y segundo de su futuro Ejecutivo. No tiene, de hecho, quien le supla para el caso de que alguna circunstancia lo hiciera necesario. Encarna todo el poder por sí solo y así se mantiene desde el pasado 19 de junio.

Los plazos previstos y anunciados para normalizar la situación han quedado de tal modo superados y desmentidos por la innegable realidad. Lo único que hasta ahora se ha hecho público es la estructura que tendrá el futuro Gobierno, que a priori parece rebajar a 16 el número de cargos respecto de los 20 que conformaban el anterior Ejecutivo de Juan José Imbroda, pero que en realidad maquilla el engranaje suprimiendo áreas como la de Seguridad Ciudadana que, lógicamente, no van a extinguirse por mucho que no se incluyan en el nuevo esquema.

De hecho, más allá de la supresión formal de la citada Consejería que, en realidad, persiste pero bajo la dirección directa del propio Presidente, la nueva estructura fusiona las antiguas áreas de Hacienda y Economía, combina el resto de las ya existentes de forma distinta, y suprime, o al menos no las menciona, otras como las de Sanidad y Consumo y Contratación que, lógicamente, extinguirse tampoco se pueden extinguir por mucho que no se haga mención expresa a las mismas.

Es más, Sanidad interior es una de las competencias transferidas por el Estado a consecuencia de nuestra conversión en Ciudad Autónoma y su pesoadministrativo no es sólo evidente en su dotación material y de oficinas, sino también por su ámbito de actuación en importantes cuestiones como, por ejemplo, la gestión sanitaria de la celebración de la fiesta del sacrificio islámico, Aid el Kebir o Pascua del Borrego que, como saben, tanta polémica ha desatado en los últimos años.

Como el organigrama del tripartito se entregó a la Prensa en medio de la inauguración del Mercado Renacentista casi como si fueran prospectos de un espectáculo, pues no se facilitó ni el marco ni el momento para acompañarlo de las necesarias explicaciones y aclarar los interrogantes que pudieran plantearse. No obstante, supongo que la primera autoridad local, en aras a la transparencia debida y que tanto se ha comprometido en respetar y fomentar, habrá previsto comparecer formalmente para comentar debidamente a la ciudadanía qué le ha llevado a aprobar este organigrama, qué va a pasar con las áreas que no aparecen y cómo se va a proceder en los trámites a partir de ahora. Hay que tener en cuenta que además de los nombramientos debe firmar los decretos con la descripción exacta de competencias de los nuevos cargos.

Más allá de los aspectos comentados, la nueva estructura revela una apuesta por una mayor intervención o dedicación política en Bienestar Social, al dotarla de una segunda Viceconsejería (de modo que serán tres los cargos políticos que se destinarán a dirigirla). También crea, a modo aparente de cajón de sastre, una Consejería nueva de amplio espectro que parece definir un área transversal de intervención ciudadana, en la que se incluyen desde los barrios o distritos a la participación ciudadana, los festejos y las políticas específicas para jóvenes y mayores.

Un futuro Gobierno además que, según lo adelantado, asegura la entrada de al menos cuatro independientes, puesto que los 12 diputados de CpM y PSOE no dan para cubrir los 16 puestos, a no ser que haya cargos que asuman más de un área, lo que a priori parece improbable pero no imposible.

En todo caso, antes de seguir interpretando o planteando lógicos interrogantes, lo conveniente es que De Castro asuma con tiempo y forma la explicación que merecemos los ciudadanos sobre el nuevo organigrama propuesto. También sería aconsejable que cuando menos procediera a nombrar ya a sus vicepresidentes primero y segundo. El resto de cargos ya veremos cuándo llegarán. Cuanto más tarde, más demostrativo será de que las negociaciones en el seno del tripartito no están siendo tan fáciles como pretenden hacernos creer, ni tampoco tan sólida la imagen de seguridad y unidad en la que tanto se insiste.

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