Enredos electorales y denuncias preocupantes

La Campaña Electoral, que pareció entrar en un impasse tras su conflictivo inicio del fin de semana pasado, con la agresión del presidente de la Ciudad y principal candidato por el PP al 22-M., Juan José Imbroda, retomó ayer su más polémica actualidad, con nuevas denuncias por parte del PP contra CpM por usar, dijo su principal dirigente, “técnicas mafiosas con las que amedrentar e intimidar” a los votantes, y hacer uso también de los imanes (como se sabe en Melilla marroquíes en todos los casos) para clamar contra el voto “a los infieles” o, lo que es lo mismo, a los no musulmanes.
La polémica, sin embargo, no se agotó ahí. Por su parte, Aberchán exhibió ante los medios en rueda de prensa una sentencia del Supremo, que al igual que una anterior de la Audiencia Provincial de Málaga en Melilla, le da la razón frente a la querella por injurias que en 2006 le presentó Juan José Imbroda, por las acusaciones que el cepemista vertió contra la primera autoridad local en un Pleno tendente a variar las condiciones del contrato con la empresa Tratagua, por entonces concesionaria del tratamiento de aguas residuales en nuestra ciudad.
Aberchán acusó a Imbroda de tener un interés personal en el asunto por su anterior condición de ‘socio’ de la misma empresa, extremo que el presidente de la Ciudad negó y que, según Aberchán, ha quedado documentado como cierto en la sentencia a su favor, motivo por el que sus declaraciones se admiten por el Tribunal Supremo como admisibles en el marco del acalorado debate político en el que se sucedieron.
Por último, y para redondear el día de noticias difíciles y escabrosas, trascendió que la Policía Local ha denunciado a Mustafa Aberchán ante el Juzgado de Instrucción, la Inspección de Trabajo y la Consejería de Fomento, por una obra ilegal, al parecer en su nueva casa próxima a la urbanización Iberpuerto, en la que tenía empleados a trabajadores ilegales.
Aberchán, que por la mañana, en su rueda de prensa, no dijo nada al respecto de este polémico suceso en su nueva casa, al cierre de esta Redacción tampoco había ofrecido su versión a nuestro Diario, por lo que nos limitamos a difundir lo que en principio trasmitió la Cadena Ser y colgó en su página web, y a la postre pudo ser confirmado por ‘El Faro’: es decir, que efectivamente la Policía Local había denunciado  por “ilegales” las obras en la casa del líder de CpM, después de que un trabajador ilegal que obraba en la misma casa cayera de una altura de seis metros y sufriera fracturas en el húmero que exigieron de la intervención del 061.
La maraña, como podrán comprobar, no puede ser más espesa y exige de mucha más depuración para llegar a conclusiones definitivas. Por lo pronto, ante la ausencia de una versión por parte de Aberchán sobre lo sucedido en la obra de su casa –‘El Faro’ lo llamó repetidamente y sólo contestó una vez para decir que estaba reunido- resulta arriesgado confirmar hasta qué punto los trabajadores ilegales obraban con su conocimiento. Un extremo este que no deja de ser relevante puesto que la responsabilidad no es la misma si quien contrata a un ilegal es el propio Aberchán o un contratista de obras que opta por ahorrarse seguros sociales y echa mano de trabajadores ilegales para realizar la obra.
Arrojar luz, con los mimbres que teníamos ayer y sin posibilidad de contar con la versión del denunciado, es decir, del líder de CpM, no es nada fácil. No obstante, partimos de un hecho indiscutible, y es que la Policía Local ha denunciado lo que considera una obra ilegal con trabajadores ilegales, que incluso dormían dentro de la obra y contaban allí mismo con útiles para poder hacerse la comida.
El suceso no es un asunto privado desde el punto y hora que hay trabajadores ilegales de por medio en una obra en la propiedad de un líder político que actualmente ya es diputado de el Asamblea de Melilla, que fue incluso presidente de la Ciudad y que aspira a gobernarnos. Lo lógico es que Aberchán diese una explicación, puesto de que lo contrario la denuncia de la Policía Local, basada en el testimonio del trabajador ilegal que sufrió el accidente laboral, deja en muy mal lugar al cepemista.
Y como esto último, lo anterior, dado que Aberchán ayer mostró la sentencia a su favor y en contra de la querella de Imbroda, pero no la entregó a los medios (es verdad que tampoco se le pidió expresamente), de modo que ante a dificultad para poder acceder a él y solicitarla a posteriori, no es posible determinar hasta que punto el dictamen se refiere únicamente a los límites de la libertad de expresión y en qué medida da por probadas las acusaciones contra Imbroda, respecto de su supuesto interés personal con la empresa Tratagua.
Por último, las denuncias de Imbroda contra CpM suponen una repetición de acusaciones recurrentes, sin necesidad de que estemos en campaña electoral, pero que efectivamente cobrarían más fuerza si estuvieran respaldadas por alguna actuación en el mismo sentido de los cuerpos y fuerzas de seguridad.
Y digo esto porque aunque esté constatado que CpM mezcla indebidamente política y religión o explota el hecho identitario musulmán en su beneficio electoral, en estos días de campaña es especialmente necesario que cualquier denuncia esté debidamente documentada.
Traducir tanto conflicto al público en general, como ven, no es fácil. Nuestro interés, pese al sambenito fácil de quienes nos desacreditan por sistema en nuestro trabajo periodístico, no es otro que el de poner coherencia en tantos dimes y diretes contrapuestos que, finalmente, construyen un guión de afirmaciones y desmentidos difícil de desenredar.