El líder de Coalición por Melilla, Mustafa Aberchán, envió ayer un mensaje alto y claro al Gobierno de la ciudad: no va a dar su brazo a torcer, porque está convencido de que lleva la razón y de que el veto a la entrada de borregos marroquíes en Melilla obedece a una interpretación viciada de las leyes.
En el otro lado de la balanza tenemos a las autoridades locales ceñidas a transmitir que existe una alerta sanitaria decretada tras detectarse un brote de fiebre aftosa en Marruecos, que impide que entren borregos vivos a Melilla si proceden del país vecino.
Aberchán no se ha dado por vencido, pero está dispuesto a hablar sobre el tema, como sugirió el viernes el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda. Eso sí, la manifestación del sábado sigue en pie. Y ésta era la única condición que ponía el jefe del Ejecutivo local para sentarse a abordar el tema: que no haya protesta.
A estas alturas los melillenses nos hemos dado cuenta de que la polémica en torno a la prohibición de entrada de borregos marroquíes en Melilla para la Fiesta del Sacrificio está enquistada. Cada una de las partes se ha enrocado en sus argumentos, olvidando que para negociar hay que estar dispuesto a ceder. Ni todo para un lado, ni todo para el otro. Si ambos caminan hacia el centro, lo más probable y casi seguro es que se encuentren.
Pero Aberchán juega sus cartas. Sabe que la prohibición afecta a la comunidad musulmana y, aunque estamos hablando de la aplicación en Melilla de una ley sanitaria, él ha detectado un resquicio legal por el que podría permitirse la entrada de corderos vivos en la ciudad. También sabe que el Pacto Intercultural es un punto débil del Ejecutivo. Tanto es así, que hasta el propio líder de PPL, Ignacio Velázquez, se plantó en Melilla para defender que el tema de los borregos hay que debatirlo en una mesa sanitaria y no intercultural.
Hay que ver qué poco nos gusta ser europeos cuando nos afecta alguna de las leyes de la Unión. Lo ideal es que nos levantáramos siendo europeos y nos acostáramos sin renunciar a ello.
Para algunas cosas sacamos pecho defendiendo que somos la frontera sur de Europa, pero para otras, no estamos en la Unión Aduanera y mire usted por dónde, hay dos artículos de una ley que permitirían la entrada de animales vivos en Melilla pese al brote de fiebre aftosa en Marruecos.
El tema tiene visos de haber tocado en hueso. Para la manifestación del sábado quedan dos días.
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