Categorías: Sucesos y Seguridad

En total: 26 heridos leves y 11 familias desalojadas

No hubo víctimas mortales, tampoco heridos de gravedad, aunque un total de 26 personas tuvieron que ser atendidas por heridas leves y hasta once familias tuvieron que abandonar sus domicilios para ser realojadas en otro lugar tras el terremoto de ayer.

El Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa), informó de que el servicio de Urgencias del Hospital Comarcal de Melilla atendió hasta las 11:00 a 26 personas por heridas menores (traumatismos y cortes en su mayor parte). Todas fueron dadas de alta en poco tiempo.
Los atendidos presentaban también crisis de ansiedad y heridas cortantes, en algún caso producidas al recoger objetos de cristal o cerámica que cayeron al suelo en sus viviendas o por golpes que sufrieron al bajar escaleras, y en otras situaciones por la premura con que intentaban salir de sus casas tras el temblor.Desalojos
Ninguna vivienda se vino abajo a pesar de la intensidad del seísmo, si bien algunas fincas presentaban daños que aconsejaron el desalojo de sus propietarios o inquilinos. Hasta once familias se vieron en la necesidad de marchar su hogar por la recomendación de los técnicos, que decretaron la inseguridad que corrían.
Fue el caso de cinco familias en  calle General Primo de Rivera; otras cuatro en General Pinto, 20; una en San José, 10, y otra en General O’Donnell, 6. Se da la circunstancia de que esta última vivienda fue una de las más afectadas en el seísmo del jueves.Ya quedó afectado el jueves
Ese día, El Faro pudo acceder a su interior y comprobó que se había desprendido parte del falso techo del salón, donde en aquel momento se encontraban varios miembros de la familia, entre ellos niños que jugaban a la consola. Por fortuna, ninguno resultó herido, ni el jueves, ni ayer, pero tras el segundo seísmo las condiciones del inmueble empeoraron.
Ayer por la tarde, la inquilina de al lado atendía a El Faro y explicaba que sus vecinos se habían ido a un hotel. Su casa, aunque presentaba algunas grietas, no había sido afectada con la misma intensidad.
Se quejaba de que, además del susto que llevaba en el cuerpo, tenía que sobrellevarlo a oscuras, puesto que no había luz en el inmueble.

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