Nos acercamos hasta la casa de Maribel Pintos, Hermana de la Cofradía de la Soledad, y una ferviente seguidora de la Semana Santa para que nos hable acerca del protocolo en la vestimenta y, cómo no, de la gran protagonista, la mantilla. Con olor a incienso, Maribel Pintos nos recibe en su hogar, cálido, tranquilo, con unas maravillosas vistas al Parque Hernández. En unos segundos, nos sentimos en nuestra casa.
Con modestia, Maribel Pintos afirma “saber poco de protocolo”, aunque lo cierto es que Maribel Pintos se ha encargado de estudiar e investigar el arte de la mantilla, ya que nuestra entrevistada se considera una “enamorada” de esta prenda: “Es difícil investigar sobre la mantilla porque se encuentra poca bibliografía y, por otra parte, a las personas que saben les cuesta enseñar. Siento pena porque creo que debemos fomentar entre las jóvenes de Melilla que se vistan de mantilla. Llevo muchos años luchando por este tema e incluso he organizado talleres e impartido charlas sobre esta prensa. Es una pena que cualquier mujer que quiera salir de mantilla, no lo haga por no saber ponérsela o por no tener quién se la ponga. Estoy dispuesta a la persona que me llame a ayudarle”.
Tradición
Colocarse la mantilla, lucirla con garbo y elegancia no es tarea fácil, pero en el caso de Maribel Pintos, la mantilla en su familia es una cuestión de tradición: “Mi madre me inculcó el amor por la mantilla. Creo que es la prenda más bonita que tiene la mujer española. Mi madre me transmitió ese amor y cuando ella ya no me la podía poner, lo hacía mi hija y mi hija la coloca igual que su abuela”.
Con la Semana Santa a la vuelta de la esquina queremos saber cómo debemos vestirnos correctamente para la semana grande de los cristianos: “Siempre hago muchísimo hincapié en el largo del vestido, por favor, pido respeto porque el largo del vestido debe ir por debajo de la rodilla. A mí no me gusta a media pierna, me gusta que tape un poco las rodillas porque aparte es más elegante y la mantilla debe ser moderna, no ñoña, es decir, la mantilla y los trajes se deben ir adaptando a los tiempos. Sobre el vestido negro suelo llevar siempre un abrigo, pero un abrigo que parece un vestido porque las noches de Semana Santa son frías en Melilla. Así que suelo ir con un abrigo que imite a un vestido”.
Ahora le toca el turno a los zapatos porque vestir como una verdadera ‘Manola’ es un ritual: “El zapato suele ser de salón o bien llevar algún adorno en azabache o con alguna moña. Se debe llevar negro y que cubra el talón. Respecto a la altura del tacón, éste creo que va un poco con la edad, pero tampoco es elegante un tacón excesivamente alto”.
Respecto a las medidas, su grosor debe ser entre 20 y 40.
La mantilla
Y llega el momento de hablar de la protagonista por excelencia, la mantilla: “La mantilla que se usa normalmente para Semana Santa es la de toalla, o rectangular. Lo más habitual es que se utilice la rectangular o de toalla que puede ser de chantilly, que es más fina, menos tupida, o bien la de blonda que es más tupida. A mí, personalmente, me gusta más la de chantilly, la veo más elegante. Respecto a la peina, puede ser redonda, rectangular, puede tener relieves, pero debe ser oscura. Las claritas de carey quedan para las mantillas claras. Ahora ya no hay de carey, suelen ser de celuloide. La peina tiene que ser oscura y el alto de la peina dependerá de la estatura de la mujer que la lleve porque a una persona muy alta no le puedes poner una peina muy alta. Es cierto que cuanto más alta sea la peina más elegante es y más luce la mantilla porque tienes dónde lucir la joya. Normalmente se utiliza, o bien, la plata vieja o la perla blanca. A mí, me gusta mucho la perla blanca y el alfiler que se lleva detrás haciéndote el recogido debe ir acorde con los pendientes. Los aretes los llevo de plata, pero una plata muy brillante, de plata vieja largos, o bien me pongo las perlas japonesas de mi madre que me evocan muchos recuerdos”.
El ritual
“La mantilla se riza por delante. Colocas primero la peina, después mides bien la mantilla, la rizas, luego haces como un pliegue y la recoges justo en la nuca que es cuando se ve tan bonito ese broche”.
Escuchando a Maribel Pintos tengo muchísimas ganas de lucir una mantilla, pero reconozco ser una profana en esta materia, así que le pregunto si podría iniciarme en este mundo: “No es tan fácil, hay que ponerla muchas veces. Yo aprendí de mi madre, pero bueno ella tenía arte en las manos. Vestía a muchísimas novias y a mí me gusta eso. Es cierto que tienes que tener como las camareras que visten a la Virgen, que también hay camareros, que tienen un arte increíble. Yo en Melilla veo a jóvenes, vistiendo a la Virgen y de verdad que Dios les bendiga esas manos. Es cierto que hay que tener arte, pero creo que con interés todo se aprende”. Maribel Pintos aboga porque los peluqueros aprendan a poner las mantillas: “He enseñado a peluqueros y peluqueras a colocar las mantillas, y hoy en día ya las colocan, pero las peluqueras más jóvenes deben aprender. Hace poco estuve en un curso en Antequera y me llamó la atención porque era la única asistente que no era profesional. Yo fui a aprender y había muchísimas peluqueras. Eso es lo que hay que fomentar.
Sin embargo, hay un día muy concreto, en el que ‘Las Manolas’ no visten de mantilla sino de velo: “El día de Viernes Santo, la Cofradía de la Soledad, las que somos camareras de la Cofradía, llevamos lo que es el antiguo velo de nuestras abuelas y bisabuelas. Este velo es triangular. Lo puedes colocar sin nada, aunque yo me lo pongo con un alzavelo que es una peina chiquita. Ese día vamos de luto, acompañamos a la Soledad en su último recorrido después de ver a su hijo muerto. Es un acto de respeto”.
Pero, las tradiciones de Semana Santa, ¿se mantienen en Melilla o están desapareciendo?: “No sólo aquí, también en Málaga o Sevilla hubo una época donde las tradiciones, o hablar de ellas, te definían como una persona ñoña, una antigua. Y eso, poco a poco, ha ido cambiando. Tú ves ahora a jóvenes y a hombres jóvenes enamorados de las tradiciones y de la mantilla. El año pasado noté que había muchas más jóvenes acompañando a nuestros titulares. Incluso me acuerdo que el hijo de una amiga me llamó un día y me dijo: “Mira, Maribel le quiero hacer un regalo a una amiga y le quiero regalar un velo como el que tú llevas, eso que te colocas que levanta el velo”. Recuerdo que empezó en Málaga y terminó en Sevilla en la calle Sierpes, enviándome fotografías de los elementos que iba viendo. Me gustó porque veo que se interesan por esas tradiciones y creo que no las debemos perder nunca porque son nuestras raíces. Tengo dos hijas y dos hijos, y le comentan a sus amigos: “Mamá háblales de la mantilla” y de pronto uno de mis hijos empezó a describir cómo debía ser el calzado. Creo que es una labor de madre, de abuela transmitir estas costumbres, aunque no he logrado que mis hijas vistan de mantilla porque son muy vergonzosas, pero mi nieta sí”.
Maribel Pintos insiste en que “la mantilla no es clasista, ni lo debe ser. Respecto al vestido matiza que “a mí me gustan de manga francesa. Creo que es muy elegante porque el guante te queda a esa altura y se te ve como un volantito que luce muy bonito”.
El ritual no finaliza aquí. Los guantes también se convierten en un elemento imprescindible: “La mujer debe llevar guantes porque vamos de luto. A mí, me gustan los de bolillos, no el de tul y tampoco puede faltar el rosario”.
¿Y cómo nos maquillamos?: “La mujer debe ir guapa porque nos vestimos para el Señor, para acompañarlo. Se debe ir con maquillaje, pero no exagerado”.
La Hermana de la Cofradía de la Soledad opina que “la Agrupación de Cofradías debe establecer, o bien a una persona encargada de que se siga un protocolo correcto, o bien que cada cofradía nombre a una persona responsable, pero que se haga respetar. Me ha pasado llegar a una procesión y ver a una niña en minifalda dispuesta a salir y claro yo me enfado. Igual que les pones unas normas establecidas a los porteadores o a los penitentes, la mantilla también debe tener su sitio. Cada cofradía debe tener sus normas y decir: o vienes correctamente, o no sales como a los penitentes. Lo demando desde hace tiempo y no me hacen caso, pero seguiré insistiendo”.
La mantilla blanca
“La mantilla blanca, normalmente, se utiliza para asistir a los toros o para actos religiosos de gloria, procesiones de gloria. A mí me gusta mucho. Yo me compré la mantilla más original que hay que lleva como un triángulo en el centro y a partir de ahí va un volante. Se usa mucho para ir a los toros, a la Feria de Sevilla, para el paseo de caballos, se utiliza también de madrina, pero para ser madrina prefiero llevar la mantilla negra. Sólo hay que fijarse en la Reina Sofía”.
Actualmente, se piensa que llevar una mantilla es sinónimo de dinero, pero Maribel Pintos rebate totalmente esta teoría: “Hoy en día hay mantillas de todos los precios. Desde 30 euros hasta mil, dos mil o tres mil. Claro, el precio de la mantilla depende del bordado que lleve. Cuanto más bordado lleve, más valor tiene al igual que si es de chantilly porque es un bordado mucho más fino que el de la blonda. Hoy en día, no te puedes costear una mantilla hecha a mano porque de hecho ya no hay bordadoras y si las hay en algún taller las puedes encontrar en Granada, en Ciudad Real, en Galicia, dependiendo del encaje que se borde, pero la mujer que quiera vestir de mantilla no tiene que gastar mucho dinero porque hay mantillas bonitas y baratas”.
El abrigo
Sobre el abrigo, Maribel indica que “lo llevo de tela damascada y cruzado con una moña y un broche plateado. Hay abrigos que son ñoños. En la vestimenta debe predominar la mantilla”.
La mantilla hay que lucirla con garbo y para eso también hay que practicar: “Cuando pongo una mantilla, les enseño a sentarse, hago que se paseen con ella porque la mantilla tiene que ir muy natural”.
Y si en vez de un abrigo, ¿nos ponemos una chaqueta corta?: “Si llevas un vestido recto, entallado y le pones una chaquetita corta con unos lazos, por ejemplo, luce elegante como si vistieras un traje de chaqueta. Si te fijas, en las fotos antiguas (lo hace, enseñando una de su madre y sus tías), las mujeres lucían vestido durante el día, pero de noche vestían traje de chaqueta. Estaban bonitas y también se ponían una violeta, flor de la Cuaresma y una tradición. A mí, me envía un ramo un artista de Melilla y lo llevo en honor a mi madre y mis tías”.
Tenemos que despedirnos, pero más sabias que antes porque si alguien que conoce el protocolo de Semana Santa ella es Maribel Pintos.
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