Categorías: Editorial

En la calle

La Policía Local informó ayer de un suceso que causa tanto estremecimiento como indignación.

El jueves, dos agentes de este Cuerpo detuvieron a un hombre que a plena luz del día se abalanzó sobre una niña de tan solo cuatro años de edad, de la que intentó abusar sexualmente haciéndole tocamientos, abrazándola y besándola en los labios. Asimismo, forcejeó con la madre de la pequeña, que intentaba impedir que el agresor  continuase con su execrable conducta.
Por fortuna, cerca del lugar, en el barrio del Hipódromo, se encontraban patrullando los citados agentes de la Policía Local, que lograron reducir a un asaltante que se les resistió con violencia. Tanta que uno de los dos funcionarios sufrió lesiones por las patadas y puñetazos que recibió.
El episodio no quedó sólo en eso, puesto que tras la detención del individuo se aproximaron a los policías dos niños, de once y cuatro años respectivamente, que aseguraron haber sufrido el mismo trato por parte del agresor, con la diferencia de que pudieron zafarse de él y huir.
El detenido fue trasladado a la Jefatura de la Policía Nacional, donde permaneció hasta que en la mañana de ayer se le condujo a los Juzgados.
Fuentes judiciales consultadas por este periódico señalaron que el juez de guardia, tras tomarle declaración, puso al detenido en libertad “con cargos”. Se le imputa un delito de corrupción de menores y deberá presentarse en los juzgados el primer día de cada mes.
Otras fuentes, en este caso policiales, revelaron a El Faro que el arrestado es de nacionalidad marroquí y no dispone de permiso de residencia en España.
Ahora, está por ver si cada primero de mes el acusado de una conducta tan repugnante cumple lo ordenado por  el juez y se presenta en los Juzgados.
Las decisiones judiciales deben ser acatadas por todos, aunque en algunos casos cueste comprenderlas. Y el de este hombre es uno de ellos.
Es cierto que la única prueba de que abusara de un niño de once años y otro de cuatro es el testimonio de esos mismos menores. Sin embargo, cuando asaltó a la niña, la madre de ésta se encontraba delante, y los propios agentes de la Policía Local lo cazaron ‘in fraganti’.
Ese hombre está ahora en la calle. Y es difícil creer que la madre que vio con sus propios ojos cómo un desconocido asaltaba a una criatura inocente pueda estar tranquila sabiendo que el agresor está libre. Y las familias de los otros niños, aunque no presenciaron lo ocurrido, sentirán a buen seguro la misma indignación.

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