La consejería de Bienestar Social comunicó ayer que durante el pasado mes de febrero entraron en Melilla 61 menores extranjeros no acompañados, lo que supone más de dos nuevos niños de media al día, de los que la Ciudad Autónoma ha tenido que hacerse cargo. Además, al menos ocho de ellos lo hicieron portando documentación marroquí.
Respecto al numero de ingresos y reingresos en los centros de acogida de la Ciudad, el número se disparó hasta los 347.
La frontera sigue siendo un coladero, los jóvenes se entremezclan en el barullo que se forma por el comercio atípico o se esconden en el hueco de algún coche y entran en la ciudad con demasiada facilidad. También es un problema que adultos marroquíes dejen aquí abandonados a sus hijos para que su cuidado recaiga sobre los hombros de la Administración melillense.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que visitó la semana pasada Melilla, habló tanto de frontera como de menores. Respecto al primer tema avanzó la mejora de los medios en el perímetro y respecto a los menas aseguró que se buscan formas de cooperación con el país vecino para poder practicar la devolución de los niños. Por desgracia, la inminente cita electoral va a paralizar cualquier iniciativa que pudiera tomarse y habrá que esperar a que un nuevo presidente se aloje en la Moncloa. Mientras tanto, Melilla sigue soportando la presión migratoria prácticamente sin ningún apoyo.
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