La ciudad autónoma dispone de un plan especial para atender los casos de esta patología, un organismo dependiente de la Consejería de Bienestar Social y Sanidad
Melilla registró en el año 2010 una media de 28,45 casos de tuberculosis por cada 100.000 habitantes, una de las tasas más altas de toda España, mientras que en lo que se refiere a todo el territorio español, el porcentaje de casos tuberculosis respiratoria por cien mil habitantes ha tenido una curva descendente desde los 17,02 casos que se daban en 2003 hasta los 11,55 que se dieron en 2010.
En estos años, la incidencia total en Melilla ha variado desde los 39,69 de 2003 hasta los 28,45 de 2010.
Estos son los datos aportados por la Dirección Provincial del Ingesa, aprovechando que hoy, 24 de marzo, se celebra el Día Mundial de la Tuberculosis, como conmemoración de la fecha en que el doctor Robert Koch detectó en 1982 la causa de esta enfermedad: el bacilo tuberculoso, que supuso un avance hacia el diagnóstico y posterior cura de los afectados.
Según datos consolidados de 2010 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un tercio de la población mundial está infectada por Mycobacterium tuberculosis, y se prevé que entre el cinco y el diez por ciento desarrollarán la enfermedad a lo largo de su vida. Según el informe anual de la OMS, ‘Global Tuberculosis Control 2011’, se calcula que durante el año 2010 en todo el mundo se registraron 8,8 millones de nuevos casos de la enfermedad y 1,1 millones de muertes por esta infección en personas seronegativas y otras 350.000 muertes por tuberculosis asociada con infección por VIH.
No obstante, a pesar de esas cifras, en el informe se destaca que el número absoluto de casos de tuberculosis ha venido disminuyendo desde 2006, así como que las tasas de incidencia también descienden desde 2002.
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa que puede afectar a cualquier órgano del cuerpos. Sin embargo, la más extendida y conocida es la tuberculosis respiratoria que afecta a los pulmones y es causada por una bacteria. Se transmite de una persona a otra a través de gotículas generadas en el aparato respiratorio de los pacientes con enfermedad pulmonar activa.
Datos de Melilla
Según datos que han sido aportados por el doctor Daniel Castrillejos, jefe del Servicio de Epidemiología, de la Dirección General de Sanidad y Consumo de la Ciudad Autónoma de Melilla, encargado de la vigilancia epidemiológica en la ciudad, en los últimos años, la incidencia total en la ciudad ha variado desde los 39,69 de 2003 hasta los 28,45 de 2010. No obstante, Castrillejos advierte que se efectúa una diferenciación entre pacientes residentes y lo no residentes. Así como, dada la condición fronteriza de la ciudad, se contempla como población residente a los casos que se dan entre los marroquíes que trabajan en la ciudad. Hecha la diferenciación, entre la población considerada residente se dieron 27,93 casos por cien mil habitantes en 2003 y la curva, con fluctuaciones, se situó en 23,03 en 2010.
Estas cifras colocan a Melilla por encima de la media nacional, aunque la tendencia marca una aproximación año tras año. No obstante, Castrillejos recuerda que la ciudad está en un continente donde se dan unas características sanitarias diferentes al resto del territorio nacional y esa influencia se nota.
Melilla dispone de un plan especial para la tuberculosis, a través del cual todas las declaraciones de tuberculosis, que normalmente se producen en el Área de Atención Especializada, son tramitadas por la Dirección General de Sanidad y Consumo a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica.
Este organismo dependiente de la Consejería de Bienestar Social y Sanidad de la Ciudad Autónoma, además de llevar el registro de todas las incidencias, también actúa en determinadas ocasiones, por ejemplo, cuando se declara un caso que está relacionado con el entorno escolar. El Servicio de Epidemiología es quien acude al centro para realizar el estudio de contacto, ya que en el entorno del paciente puede haber otros infectados o enfermos.
Hospital
Según el doctor Francisco Sánchez, neumólogo del Hospital Comarcal, con doce años en ese puesto, la mayoría de las tuberculosis que se tratan aquí en Melilla son de carácter respiratorio y, en algunos casos, se da la meningitis tuberculosa.
Aunque está extendida la creencia de que los pacientes de tuberculosis deben ser ingresados en hospitales, normalmente se recomienda su seguimiento de forma ambulatoria. De hecho, la mayoría de los casos en Melilla se ven en las consultas externas del hospital y suelen tener tratamiento en la ciudad hasta su curación. No obstante, apunta Sánchez que en los doce últimos años se han derivado dos casos a Madrid, a un hospital especializado.
El tratamiento de la tuberculosis no es excesivamente complejo pero hay que cumplirlo en el tiempo exigido, unos seis meses, dado que en caso contrario, advierte Sánchez, “los problemas se dan, en la mayoría de las veces, por el mal cumplimiento del tratamiento por parte del paciente. Entonces, se puede complicar la cosa un poco y hay que alargar el tratamiento, utilizar otro tipo de tratamiento de los que se denominan de segunda línea…”.
La mayoría de los casos se curan en un porcentaje aproximado al 95 ó 96 por ciento. Los casos que no se curan suelen ser por estar muy evolucionados porque los pacientes no han tomado el tratamiento. O, en situaciones excepcionales, hay casos resistentes a los medicamentos habituales.
Alto a la tuberculosis: un mundo libre de tuberculosis
La Organización Mundial de la Salud (OMS.) quiere que la tuberculosis deje de ser un problema de Salud pública, para ello en 2050 aspira a bajar la incidencia de la tuberculosis a 1 caso por millón de habitantes.
La OMS lo tiene claro en sus objetivos, por eso ha incluido la lucha contra esta enfermedad en la estrategia de los objetivos para el milenio y en la alianza “Alto a la tuberculosis”. Así será un objtivo estratégico a corto plazo (2015) la reducción de la prevalencia y de la mortalidad ligada a ella, un 50% respecto a 1990.
La estrategia comprende acciones de diversa índole:
Mantener y extender los medios para un diagnóstico fiable y manejo correcto de los enfermos y sus contactos.
Especial atención al multirresistencia, fruto del abandono prematuro de los tratamientos y de los pacientes pertenecientes a grupos con riesgo de exclusión social (VIH, reclusos, UDVP,….).
Fortalecer el sistema sanitario y favorecer el mutuo apoyo de los recursos asistenciales.
Darla el papel social que en la lucha contra la tuberculosis, le corresponde a la comunidad.
Políticas sanitarias que favorezcan y promuevan la investigación en tuberculosis.
A esta estrategia mundial no podemos permanecer ajenos, y cada uno desde su papel y responsabilidad debemos colaborar para que esta enfermedad, que por clásica no deja de ser actual en este mundo del gigabit, pase lo más pronto posible a ser un clásico … ¡pero de la historia de la medicina!