Denuncian la suciedad que genera una empresa de losas que además hace la carga y descarga cortando el tráfico de la calle y ocasionando daños en vehículos aparcados. El Paseo de las Margaritas en el polígono del Sepes no es precisamente un camino de flores para algunos empresarios como Domingo Calabuig y sus empleados en Extinse Melilla, que tienen que sufrir a diario la suciedad y numerosas molestias que les ocasiona sus vecinos de nave. Se trata de una empresa de losas que además de ensuciar la vía pública, en las operaciones de carga y descarga cortan el tráfico del vial durante más tiempo del que permite la normativa municipal.
Han puesto cerca de una treintena de denuncias tanto en la Policía Local como en la Unidad Medioambiental que, según el empresario, “terminan en un cajón”, sin que se vislumbre, por el momento, una solución efectiva a este vecino tan incómodo.
En los últimos seis años, desde que esta empresa de venta de losas se instaló en dos naves del Paseo de las Margaritas, se han producido varios incidentes de los que su propietario “no ha querido saber nada y se desentiende de todo”. De lo que no pudo desentenderse fue del incidente ocurrido hace un año. La valla que delimita la nave industrial cayó sobre la vía pública dañando uno de los vehículos de la empresa Extinse Melilla y, gracias a la denuncia de Calabuig, el incómodo vecino tuvo que correr con los gastos de la reparación del capó del coche.
Sin embargo, la flota de vehículos que posee este empresario se ve dañada diariamente por los llamados ‘toritos’ que transportan las losas de un lado a otro y con la impotencia de no poder pedir responsabilidades. Calabuig dice estar “harto” de encontrarse desperfectos en sus vehículos empresariales como “raspones, rayajos y abolladuras”.
Calabuig asegura que tanto los agentes de la Policía Local como el servicio de limpieza “hacen su trabajo correctamente”, ya que “los agentes acuden rápidamente cuando les llamamos y hacen fotos para incluirlas en el informe”, y los operarios de limpieza también “hacen su trabajo”. “No tenemos queja en este aspecto”, afirma este empresario, quien se muestra pesimista ante un vecino que no respeta unas mínimas normas de convivencia.
“La Policía viene y él alega que tiene dos horas para efectuar la carga y descarga, pero está todo el día con las bateas en medio de la calle, obstaculizando la entrada de mi negocio”, afirma. Calabuig afirma que, además de la crisis, la empresa ha perdido clientes que no pueden acudir al lugar al no tener espacio para aparcar su coche y, tras varias reuniones en la Consejería de Medio Ambiente, ve con impotencia una solución pronta a este problema.
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