La última rotación del contingente que la Comandancia General de Melilla (Comgemel) envió el pasado 22 de noviembre a Irak como parte de la misión del Ejército español en ese país aterrizó ayer en la base militar del aeropuerto de Melilla. Pasadas las 8:00 horas un avión de las Fuerzas Armadas, procedente de Málaga, donde había hecho escala, tomaba tierra en suelo melillense. A bordo iban los primeros 40 de 79 soldados que formaban parte de la última rotación. Momentos más tarde, a las 11:00 horas, se aproximaba el segundo avión con los 39 militares restantes.
Este último grupo fue recibido, aparte del comandante general de Melilla, Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu, por el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, y el portavoz del Ejecutivo local, Manuel Ángel Quevedo. Las autoridades militares y civiles de la ciudad estrecharon la mano uno a uno a los 39 soldados.
Misión finalizada con “éxito”
Antes de abandonar la pista, los recién aterrizados se posicionaron frente al avión en el que habían viajado para escuchar las palabras de bienvenida y agradecimiento del comandante general, quien les dio la “enhorabuena” por la misión que han desempeñado con “éxito”.
Durante seis meses, los soldados han trabajado, según informó el jefe del contingente, el general Ángel Castilla, adiestrando a militares y policías iraquíes para combatir al autoproclamado Estado Islámico o Daesh, el grupo terrorista que controla buena parte de esa nación asiática.
Reencuentro
Decenas de personas esperaban nerviosas en la pista del aeropuerto militar la llegada de los soldados. Equipadas con pancartas o simplemente con sus voces indicaban su posición a los militares que iban bajando del avión. Tras la bienvenida de las autoridades, llegó el ansiado momento. Los militares se dirigieron a un lateral de la pista de aterrizaje que les conducía hasta sus familias, para finalmente fundirse en abrazos. El aeródromo se convirtió en un mar de besos, sonrisas y también lágrimas de emoción que eran el resultado final de una angustiosa espera.
Pilar y Lola llevaban medio año esperando este momento para tener nuevamente entre sus brazos a sus hijos. “El tiempo ha pasado muy lento”, dijo Pilar. “Sobre todo la Navidad fue una de las épocas más duras”, señaló Lola.
Inmaculada esperaba la llegada de su marido junto a sus cuatro hijos. “Hoy no van al cole, hoy es un día muy especial”, apuntó. En la misma línea se manifestó Marga, acompañada de sus dos pequeños. “Es un día de fiesta”, indicó.
Mari Nieves citó a toda la familia para recibir a su hijo. “Estamos los padres, mis hijos y mis nietos”, explicó.
Uno de los militares fue recibido por su mascota Chiara, con la misma efusividad que la de sus familiares y allegados.
Por otro lado, un soldado aseguró a El Faro estar “contentísimo” y “feliz” de ver a su familia y de estar otra vez en Melilla. Unas palabras que resumían el sentir de todos sus compañeros. Mientras hablaba con este periódico, tenía en brazos a su hija Naira de casi un año y medio a la que no dejaba de mirar. “La dejé cuando tenía nueve meses. Ahora ya anda y sabe decir de todo”, dijo emocionado. “Menos mal que existe la videoconferencia y he podido seguir de alguna forma su evolución”, añadió. Sobre la camiseta de la pequeña se leía “Por fin juntitos”. Un mensaje que se seguirá cumpliendo las próximas semanas e incluso meses, hasta que los soldados de la Comgemel sean llamados para su próxima misión.
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