Sonrientes y emocionados iban llegando los niños al parque de Bomberos de Melilla. Vivirían una nueva experiencia y se adentrarían en las instalaciones de la institución para conocer a fondo su funcionamiento. Pudieron lanzarse por una tirolina, recorrer una yincana, ver por dentro los coches de los bomberos y alguno, hasta tocó la sirena.
Todas estas actividades formaban parte de la jornada de puertas abiertas de los Bomberos de Melilla en honor al patrón, San Juan de Dios. Una vez que llegaban los pequeños, subían por grupos al aula para recibir las indicaciones y las normas de su estancia en el parque de Bomberos, pero también para enseñarles algunas normas de prevención y de actuación en caso de incendio.
A la pregunta ¿saben qué hacen los bomberos?, los niños de entre 5 y 10 años no dudaron en responder, “apagar incendios”, pero también “salvan gatos y personas, los rescatan”.
Manuel, uno de los 30 bomberos que recibían y atendían a los niños, contó que le mostraron a los pequeños dos vehículos. El primero de rescate en altura y el segundo contra incendios para apagar el fuego que se encuentran en la ciudad. Este posee medio de extinción como extintores de CO2, polvo y agua pulverizada, pero también tiene la bomba para emplear el agua en caso de ser necesario. “Lo principal es que los niños disfruten, vean un poco cómo trabajamos y pasar una buena mañana y una buena tarde”, dijo Manuel.
A la jornada asistieron unos 450 niños, es la segunda vez que se realiza y por la experiencia, podrían repetirlo en el 2021. “Hay muchos niños que no han podido venir porque las listas se cubrieron muy rápido y el año que viene intentaremos hacerlo otra vez”, afirmó Luis Álvarez, presidente de la Asociación de Bomberos.
Explicó que los niños entraban en grupos cada 30 minutos a la estación. La yincana, la tirolina, espacios para hacerse fotos con los chaquetones y tirar agua con las mangueras eran parte de las actividades preparadas.
En horas de la mañana habían unos 30 bomberos con los niños, quienes además de enseñarles el funcionamiento de la institución, también les animaban en cada una de las actividades que hacían.
El objetivo de las jornadas era que los niños vieran el parque “y vean algunas cosillas que hacemos nosotros, por ejemplo, la parte del humo, es una cosa que al momento de haber un incendio no vemos nada, para que vean lo que sentimos nosotros. La tirolina porque nosotros también hacemos mucho trabajo en altura y el agua y la manguera para que vean cómo funciona”.
Por su parte Fran, otro bombero quien estaba en el taller de orientación en humo, explicó que en esa estación buscaban que los niños imaginaran qué es lo que se encuentran los bomberos al llegar a una vivienda o nave donde haya un incendio.
“Le explicamos un poco como tratamos de orientarnos para entrar y salir de este habitáculo donde carecemos de visión y tenemos algunos elementos que nos ayudan como son las cámaras térmicas, y alguna maniobra que practicamos de cómo seguirnos el uno al otro en silencio”, contó y aseguró que el objetivo del taller se cumplió, porque los pequeños notaban que debían seguir un orden y pautas para entrar y salir de un espacio con visibilidad reducida sin problemas.
Fran, al igual que Luis y Manuel creen que los pequeños se convirtieron por unas horas en bomberos, conociendo desde adentro el funcionamiento de la institución, manejando algunos equipos y viviendo situaciones diferentes.
Nartis fue una de las niñas que asistió a la jornada. Afirmó que le gustó mucho echar agua, pero su estación preferida “fue la de los humos porque no se ve nada”.
Cada uno de los niños tenía una sección favorita, y expresaban su emoción. “Me gustó venir al parque de bomberos porque está muy chulo y aprendo mucho. Hoy aprendí que cuando haya fuego en tu casa o de tu vecino, llamar al 112 a los bomberos”, contó Sira.
Para Francisco echar agua con la manguera fue su estación favorita. Contó que disfrutó de las jornadas de puertas abiertas porque “en bomberos te la pasas muy bien y que pueden apagar los fuegos y todo”.
La tirolina fue otra de las estaciones que disfrutaron los niños. “Me ha encantado, ha sido mi favorita. Si repiten la actividad, volvería (...) No estaría mal en un futuro ser bombero, me lo pasaría bien y ayudaría a mucha gente”, dijo Naira.
El respeto a las normas fue otro de los aprendizajes que se llevaron los niños a casa. Así lo dijo Ángel, otro de los asistentes a la jornada. “Hoy me ha gustado todo y me gustaría ser bombero cuando sea grande”. El mensaje que enviaron los bomberos lo internalizaron los niños. Álvaro dijo que aprendió que “en caso de incendio hay que llamar al 112 o al 080”.
Los niños, con edades comprendidas entre los 5 y 10 años, hicieron sonar la sirena de los coches, pudieron estar en la cesta del coche de bomberos, también se lanzaron por una tirolina y disfrutaron de una yincana donde pusieron a prueba su equilibrio y aprendieron de masaje cardiopulmonar.
Las actividades por el parque de Bomberos no terminaron hasta que los niños se colocaran el casco y la chaqueta para ser bomberos por un día.
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