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Elisabeth García: “Hay que ir quitándole las connotaciones negativas a los pacientes que conviven con el VIH”

Este 1 de diciembre se conmemora el Día Mundial de la lucha contra el Sida y desde el Colegio de Médicos de Melilla han aprovechado para que la doctora Elisabeth García haga una radiografía de la enfermedad en la actualidad. Insiste en los avances de los tratamientos existentes y, por lo tanto, en la mejora de la calidad de vida de los pacientes. Pero también advierte sobre la relajación ante los métodos barrera de protección y pide precaución.

 

–En este 2022 se cumplen 41 años desde los primeros casos detectados de Sida en el mundo. ¿Sigue siendo necesario celebrar su Día Mundial y recordar a la gente que la enfermedad está presente?

–Sí, por supuesto. Es necesario que sigamos recordando que el VIH existe, que tenemos que intentar prevenirlo ante todo, pero también recordar que hay que ir quitándole las connotaciones negativas a los pacientes que conviven con el VIH porque la situación ha cambiado mucho con respecto al pasado.

–En estas cuatro décadas, ¿qué es lo que ha cambiado para los pacientes?

–Principalmente la investigación farmacéutica ha avanzado muchísimo. Y gracias a ello hay muchísimos tratamientos nuevos, muy bien tolerados, que prácticamente el paciente no tiene efectos secundarios y no nota que está tomando una medicación. Incluso faltan por venir algunos que ya se van a poner de forma parenteral, que no van a tener que tomar pastillas. Además, tratamientos más prolongados que vendrán en el futuro. Ahora mismo, con lo mal que sentaban los tratamientos antiguos, en eso se ha avanzado gran cosa. Ahora los pacientes VIH están muy controlados para que no aparezca ninguna otra enfermedad y al final van a tener una esperanza de vida similar a la que tendrían si no estuvieran contagiados del VIH.

–¿Cómo es ahora el paciente tipo y cómo es su convivencia con la enfermedad?

–El paciente tipo ha ido cambiando. Ahora mismo lo que más nos encontramos en las consultas son pacientes con prácticas sexuales de riesgo, también a veces relacionadas con consumo de droga. También relaciones homosexuales receptivas, que son quizá las más cruentas, en las que puede haber más contacto de sangre y, por lo tanto, el contagio es más fácil y de ahí que sean prácticamente el 90% de los pacientes que tengamos en las consultas. Antes el paciente tipo era el que utilizaba drogas por vía parenteral, que ya se ve menos porque han ido desapareciendo.

–Y la prevención, ¿cómo ha evolucionado?

–La aparición del preservativo hizo que disminuyeran mucho los contagios, pero es cierto que ahora estamos pasando por una etapa concreta en la que estamos dejando de utilizarlo, todos los métodos barrera en general. Entonces, está habiendo un repunte porque le estamos perdiendo un poquito el miedo. Y eso también, asociado al consumo de drogas y en relaciones sexuales múltiples, pues quizá se olvida un poco el preservativo. Pero en general se ha evolucionado a mejor. Pero a parte del preservativo, ahora lo que ya tenemos es la profilaxis preexposición, que es un tratamiento que se puede tomar diariamente para evitar el contagio del VIH en caso de cumplir una serie de criterios por tener unas prácticas sexuales de riesgo y así evitarnos el contagio.

–¿Sigue siendo necesario hacer campañas de prevención, dar consejos…?

–Por supuesto, siempre. Aunque es verdad que la esperanza de vida y la calidad de vida en estos pacientes no cambia por ser VIH positivos, pero tenemos que intentar evitar al máximo posible exponernos al virus. Ahora hay un poco una corriente de olvido del preservativo que, además, es un método sencillo para prevenir.

–También es necesario luchar contra el estigma que supone padecer esta enfermedad, ¿no?

–Sí, porque es cierto que todavía sigue teniendo una connotación negativa y hay que hacer hincapié en la sociedad que este tipo de pacientes no son marginales, no hay que discriminarlos de ninguna manera. Son pacientes que han tenido mala suerte, se han encontrado con un virus, pero por fortuna apenas tienen la enfermedad. A mí no me gusta llamarlos enfermos o pacientes porque al final son personas normales que conviven con un virus que pueden tener a raya perfectamente con el tratamiento bien tomado. Y pueden hacer una vida perfectamente normal. Pero igual que quitamos estigmas de este tipo de pacientes, tampoco tenemos que perderle totalmente el miedo y que de ahí vengan ahora las prácticas sexuales de riesgo sin tener en cuenta métodos barrera. Tenemos que mantenernos en un equilibrio, quitar estigmas, pero no olvidar que sigue siendo un virus que si no lo pillamos a tiempo sí se puede pillar una enfermedad. Pero pillándolo a tiempo y tomando un tratamiento crónico, no hay problema.

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