Opinión

Elena y sus amigos

Varias generaciones de españoles (niños y también adultos) hemos disfrutado con las aventuras de Celia, la niña rebelde y soñadora, incapaz de comprender las extrañas actitudes de las personas mayores. Desde que en 1928 apareciera en ‘Gente Menuda’, el suplemento infantil de la revista ‘Blanco y Negro’, más tarde a través de sus libros (reeditados en varias ocasiones) y de la serie que dirigió José Luis Borau para TVE en la década de los 90 del pasado siglo, Celia se convirtió en modelo de identificación no sólo para muchos niños sino también para adultos de muy distintas edades y condición.

Pero el ‘fenómeno Celia’ engulló, en gran medida, a su creadora, Elena Fortún, seudónimo de Encarnación Aragoneses (Madrid, 1886-1952). Imposible desgranar en unas líneas la densa y compleja biografía de esta escritora de literatura infantil, probablemente la más importante que hemos tenido en España, pero prácticamente desconocida durante años: en 1999 la profesora de la Universidad de Cádiz, Marisol Dorao, publicó una detallada y completa biografía de la autora en su ensayo ‘Los mil sueños de Elena Fortún’ en la que, además, se revelaban algunas claves que habían contribuido a su invisibilidad y a su olvido. A partir de entonces, ha aumentado considerablemente la atención prestada a la “madre literaria” de Celia y hemos podido acceder a otras obras suyas: ‘Celia en la revolución’ (texto inédito recuperado por Marisol Dorao), dos novelas autobiográficas e incluso una interesante correspondencia. Desde hace unos años, la Editorial Renacimiento ha creado la Biblioteca Elena Fortún que, dirigida por Nuria Capdevila Argüelles y Mª Jesús Fraga (también estudiosas y editoras de Fortún) publica toda su obra original, así como estudios sobre la autora.

Precisamente la última publicación es esta antología de textos sobre Elena Fortún y su obra, a cargo de Purificació Mascarell. ‘Elena y sus amigos’ (inevitable el recuerdo al volumen ‘Celia y sus amigos’) recoge una serie de testimonios de escritores, dibujantes, periodistas… que, como conocedores o amigos de la escritora madrileña, o como receptores de su obra, ofrecen en diversos textos sus recuerdos de la amistad o el trato personal que mantuvieron con ella, pero también la influencia que Elena Fortún ha tenido en la vida y en la obra de otros que no llegaron a conocerla personalmente. A partir de esta doble distinción, Mascarell divide estas colaboraciones en dos grupos: en el primero figuran las ‘Amistades en la vida’: María Lejárraga, María Concepción Cutanda, Josefina Carabias, Federico Sainz de Robles, Matilde Ras, Carmen Laforet, Carmen Conde, Viera Sparza, Francisco Luis Bernárdez, Inés Field y Francisco Ayala. El segundo está integrado por las ‘Amistades en la Literatura’: Juan García Hortelano, Carmen Martín Gaite, Francisco Nieva, Carmen Bravo-Villasante, José Luis Borau y Marisol Dorao. Junto a cada uno de estos nombres aparece un calificativo que indica el tipo de relación que mantuvieron con Elena Fortún (directa o a través de sus libros), seguido de un breve texto explicativo de la editora sobre cada uno de ellos.

Estamos ante una interesante propuesta coral en la que las diversas voces ofrecen diferentes -y complementarias- perspectivas sobre esta singular e incansable escritora de quien se admiraron sus creaciones de personajes infantiles sin que en muchos casos, se conociera su verdadera identidad. Y resulta significativo que gran parte de quienes participan en esta antología sean mujeres: unas compartieron vivencias con ellas; otras, más jóvenes, sintieron su poderoso influjo. Francisco Nieva llama la atención sobre el hecho de que “Elena Fortún ha tenido ya buenos comentaristas del género femenino”. De cualquier forma, como apunta Purificació Mascaró en la presentación de esta obra, “Este volumen es una reunión de amigas y amigos. Una fiesta en homenaje a una escritora muy querida y a una persona inspiradora, entrañable y contradictoria, como todos los espíritus libres lo son”. Un homenaje que nos permite descubrir e interpretar algunas de las incógnitas que nos dejó Elena Fortún, la escritora, pero también Encarnación Aragoneses, la mujer.

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