Son muchas las voces que vaticinan una precampaña y campaña electoral durísima. No es de extrañar, los partidos se juegan mucho y más aún sus principales dirigentes, que en el caso de los de CpM y PSOE obtendrían la certificación de su defunción política si no logran aumentar sus escaños en la Asamblea en los comicios de mayo próximo.
Se habla de manipulaciones varias a corto, medio y largo plazo o al menos eso se asegura en los mentideros políticos, aunque en un ámbito de rumorología tan imposible de certificar que no permite trasladar al papel prensa el alcance de los mismos comentarios.
No obstante, sería malo, muy malo, que nuevamente el voto por correo creciera en un 117% como sucedió en las generales de 2008. Que un diez por ciento del electorado ejerza el sufragio postal en una ciudad sin distancias como es Melilla, resulta del todo extraño y, de hecho, no existían antecedentes previos a las últimas generales, en las que tan extraño comportamiento nos llevó a batir un nuevo récord nacional.
Desear unas elecciones limpias es tan de cajón como un imposible, por eso sólo podemos invocar responsabilidad a todas las siglas por el bien de nuestra democracia y de nuestra ciudad.