Categorías: Sociedad

El vigilante de la cárcel tendrá su propia garita gracias a una denuncia de CCOO

Pero aún queda por establecer quién atiende a las personas que entran, si es el funcionario o el vigilante

CCOO asegura que hay muchos asuntos por resolver en el Centro Penitenciario, pero uno de ellos ya está a punto de quedar solucionado gracias a una denuncia que realizó el sindicato en la Inspección de Trabajo. El funcionario de prisiones que está en la entrada y el vigilante de seguridad privada que desde octubre también debe estar en este lugar compartían una garita de 1,80 metros por 1,80. Ese lugar no cumplía con ninguna norma de seguridad ni con la ley de prevención de riesgos laborales, añade CCOO. Tras una visita de la Inspección de Trabajo a la entrada de la cárcel, redactó una resolución en la que se exigía adecuar otras dependencias para el vigilante de seguridad. Ahora tendrá su propia garita. Pero hay otro problema sin resolver. ¿Quién debe atender a las personas que entran en el Centro Penitenciario: El vigilante de seguridad o el funcionario de prisiones?
Desde el pasado 1 de octubre un vigilante de una empresa privada, Eulen, está en la garita de entrada de la cárcel compartiendo espacio con el funcionario que se encarga de tomar nota de la entrada y salida de persona. Fue una normativa nacional la que “impuso” que haya un vigilante jurado en lugar de un policía haciendo esta función, indicó el sindicato. CCOO asegura que antes de esta norma los agentes de la Policía Nacional no compartían la garita con el funcionario de prisiones, sino que estaban en las cercanías por si se les necesitaba en algún momento.
“Pero dos personas con dos mesas y dos sillas en un espacio de menos de menos de cuatro metros cuadrados no es una forma de trabajar”, destaca el sindicato. CCOO asevera que son unas “condiciones nefastas” para los empleados y por ello, denunció este caso a la Inspección de Trabajo, “por no cumplir con la ley de prevención de riesgos laborales”.

La denuncia y resolución
Presentaron la denuncia el 5 noviembre, un mes más tarde de la llegada del vigilante de seguridad, cuando todos, tanto trabajadores como sindicato, se dieron cuenta de que era “imposible trabajar en esas condiciones”.  La Inspección de Trabajo en un principio rechazó la denuncia porque no aportaba información sobre qué opinaba la mesa de salud laboral de la cárcel sobre el tema. Pero CCOO no tardó en presentar otra denuncia en la que se explicaba que en ese mes no se había reunido dicha mesa y por ello, no se podía ajuntar su opinión sobre caso.
La Inspección de Trabajo se presentó por sorpresa en la cárcel para echar un vistazo y comprobó que la denuncia de CCOO era “cierta”. Así que en una nueva resolución pide que “se arreglen esas deficiencias lo antes posible”.
La solución a este tema ha sido la instalación en la entrada de una garita, de la policía de frontera, según CCOO, por lo que no ha supuesto ningún coste para la Administración. Estas nuevas instalaciones se están acondicionando por lo que todavía no han podido ser utilizadas por el vigilante de seguridad, pero el sindicato señala que por lo menos se les ha escuchado y se está poniendo solución a un problema que surgió hace más de cuatro meses.
Pero respecto al trabajo de los vigilantes aún hay mucho más que analizar, apunta CCOO. ¿Quién atiende a una persona que desee entrar en el Centro Penitenciario: El vigilante o el funcionario de prisiones? ¿Por dónde lo hace: Por la garita del vigilante de seguridad o por la del funcionario? ¿Y si se trata de un preso que tiene régimen abierto y vuelve de un permiso?

Sin un plan de colaboración
CCOO asevera que el único que puede cachear a un interno, porque es quien tiene autoridad para ello, es el funcionario de prisiones porque forma parte de su trabajo. En cambio, el vigilante de seguridad sólo podría atender a las personas que son externas a la prisión porque su misión es velar por la seguridad exterior del Centro Penitenciario, asevera. Sin embargo, el sindicato explica que Eulen ha comunicado a sus vigilantes que hay que registrar a todas las personas que entren en el centro, incluidos los internos, y por lo tanto, “se podría cometer una cesión ilegal de trabajadores”, según CCOO. Este tema también se denunció en la Inspección de Trabajo, que exige que haya un plan de coordinación entre la prisión y Eulen para evitar que se pueda producir esa “cesión ilegal de trabajadores”.
CCOO afirma que de momento no hay problemas en la entrada por la “buena voluntad de los trabajadores”, tanto de los vigilantes como de los funcionarios. “Se ponen de acuerdo y se están autogestionado para trabajar de forma conjunta”, añaden. Pero insiste en que no es la forma de proceder.
El sindicato indica que los funcionarios de prisiones pueden levantar un atestado de un incidente con un interno, pero eso no lo podría hacer un vigilante de seguridad. Además, se pueden dar casos de familiares que se nieguen a entregar su documentación a un vigilante, algo que no podrían hacer si hubiera un policía.

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